Fundada en 1801, la primera etapa de la Fábrica de Tabaco de Alicante [FTA] se cerró el 20 de mayo de 1844, cuando un voraz incendio destruyó las instalaciones casi en su totalidad.
Como veremos a continuación, ni fue un incendio fortuito, ni el trasfondo religioso atribuido a esta fecha dan sentido a este oscuro episodio de la historia de la ciudad, del que se cumplen 175 años.
SANGRE…
Lo primero que hemos de tener en cuenta, es que cuando se declaró el incendio de la FTA, la ciudad se encontraba en estado de sitio a consecuencia de la llamada Revuelta de La Jamancia. Esta intentona revolucionaria de signo progresista y anticentralista, había sido ahogada en sangre tras la capitulación de la ciudad el 6 de marzo de 1844, después de más de un mes de resistencia frente a las tropas del gobierno.
Nuestro relato debe comenzar por tanto el 28 de enero, cuando los republicanos y progresistas alicantinos secundaron el movimiento cívico-militar que se había iniciado meses atrás en Cataluña. La conexión política entre ambos levantamientos suele establecerse a través de Juan Manuel Carsi, militar y periodista que había tenido arte y parte en la sublevación barcelonesa de finales de 1842, que tras pasar por el exilio en el sur de Francia, reaparecería luego integrando la Junta de Armamento y Defensa en Alicante.
“Dícese que todos los jamancios llevan en el pecho una hebra de esparto como la borlera de los hugonotes…”1
Dejando para el final a este controvertido personaje, los vínculos entre Barcelona y Alicante se extienden a la propia FTA, ya que entre las medidas tomadas por las autoridades para someter a la capital de Cataluña, -bombardeo desde Montjuich, desarme de la Milicia- también se había decidido desmantelar la sucursal de la Fábrica nacional de Tabaco, cuyos enseres y stock fueron trasladados precisamente a Alicante.
Esta decisión tuvo como resultado más inmediato, que se alcanzara en ese momento la suma de 3,000 operarias, en unas instalaciones a todas luces insuficientes e inadecuadas.
Volviendo a la trama política, cabe añadir que durante las semanas en que la ciudad permaneció acantonada frente al gobierno, las cigarreras jugaron un papel clave en la marcha de los acontecimientos. Para empezar, el cabecilla militar de la insurrección, Pantaleón Boné, había salido de Valencia con un destacamento militar días antes del pronunciamiento, con el pretexto de perseguir el contrabando de tabaco en la costa alicantina.
“Inundada la Península de géneros de contrabando, merced principalmente á los pronunciamientos de Alicante y Cartagena, los almacenes se hallan atestados de existencias y algunas fábricas se han visto obligadas á cerrarse ó cuando menos á despedir á una parte de sus operarios..”2
Aunque los periódicos de aquellos días no informaron sobre ello, sabemos que fueron muy bien recibidas las primeras medidas que adoptó la Junta Revolucionaria de incautarse de bienes de primera necesidad, o su decisión de repartirlos a precios ínfimos; como por ejemplo sucedió con todo el tabaco que se acumulaba en los almacenes de la Fábrica.
Sin embargo, también es cierto que conforme pasaron los días se fue resquebrajando la unidad entre los miembros de la Junta y comenzó a resentirse el apoyo popular. En todo ello influyó, sin duda, que no hubiera sido secundado el movimiento en poblaciones tan importantes como Elda, Elche, Orihuela o Alcoy.
“Un ministerio que no puede ser comparado sino con el demonio, porque es hijo de la impostura, ha usurpado el poder legislativo, ha ultrajado la España de Septiembre, exhumando una ley municipal que provoca una revolución, y ha insultado a esa misma ley, suprimiéndole los artículos principales..”3
Sitiados por tierra y mar, el punto de inflexión en el apoyo popular a la revuelta, y especialmente entre las cigarreras, nos traslada al 14 de febrero al mediodía, cuando el director de la FTA decidió parar la producción y dejar marchar a sus casas a todas las trabajadoras.
Todo indica que el paro se habría producido a petición de las operarias, ya que se acababa de conocer la noticia del fusilamiento, esa misma mañana, de 7 jamancios en Villafranqueza y se temían lo peor. Sin embargo, al llegar el numeroso grupo la puertas de la ciudad no se les dejó atravesar las murallas, viviéndose situaciones de pánico provocadas por el fuego cruzado de cañonería, que acabó desatando una avalancha.
“Mas de 500 de estas llegan a la puerta de la Reina; pero no pueden entrar por estar cerrada; las cañonazos de Santa Bárbara y San Fernando asustan a estas desgraciadas, que con lágrimas pedían se las abriese; al propio tiempo en el foso un gran número de toros y bueyes para libertarlos de algún asalto , y dos de estos se van aproximando a las mujeres, estas forman una piña, ponen las manos en el cielo sin poder librarse por ninguna parte y unas caen en el suelo, las otras las pisotean, todo es confusión y desdicha. En este estado dan las tres y abren la puerta por orden de Boné, entrando muchas que estaban desmayadas con la ayuda de varios hombres..”4
Para probar el soporte civil de las cigarreras a la revuelta de 1844, podríamos dar un salto en el tiempo hasta el verano de 1854, en el que de nuevo se situaron en el centro de la vorágine política.
Tal es así, que al conocerse las primeras noticias del pronunciamiento progresista del 17 de julio, se produjo una avalancha con resultado trágico que nos recuerda a las escenas de 1844. Poco después, en un intento de cerrar viejas heridas, uno de los más significados en la Junta Revolucionaria de 1844, Manuel Carreras Amerigó, sería nombrado director de la Fábrica de Cigarros con el beneplácito de las operarias; ocupando el cargo hasta su muerte en julio de 1855.
“Alicante 17 de Julio. Muy señores míos: en la mañana de hoy ha secundado Alicante el movimiento de O’Donell. [..] Tenemos que lamentar las desgracias ocurridas en la fábrica de tabacos, cuyas operarías al recibir la noticia (falsa) de que en Alicante se estaban matando, se precipitaron a las puertas de salida, y á pesar de hallarse abiertas, se atropellaron de tal modo por las escaleras que fueron cayendo unas encima de otras, resultando doce muertas y veintítantas contusas..”5
Vencidos los jamancios alicantinos y huidos la mayoría de los integrantes de la Junta Revolucionaria, se inició la represión con el fusilamiento de 25 personas en el malecón la mañana del día 8 de marzo; al que siguieron otros en los días sucesivos hasta completar un total de 35, los cuales pasarían a ser conocidos como los Mártires de la Libertad.
Tanta sangre derramada dejó honda huella entre los alicantinos, pasando a ser conmemorada esta tragedia de forma clandestina, y por primera vez en 1855 con carácter oficial; actuando a lo largo de los años como punto de confluencia de liberales, federales y socialistas alicantinos de todos los matices.
“(la bandera) ..fue bordada por dos señoras a fines del año 1868, de cuyos nombres no se conserva memoria [..] Hasta 1881 se la izó todos los domingos en el balcón del Club Federal; figuraba todos los años a la cabeza de la procesión cívica conmemorativa de los mártires de la libertad sacrificados el año 44 en el Malecón..”6
FUEGO..
Parece evidente que el incendio de 1844 no fue un hecho aislado, ni fortuito, ya que fue la consecuencia de un incendio político de mayores proporciones, sangrantes en lo humano y en lo económico, que afectaron directamente a la FTA.
Ocupada militarmente la ciudad e impuesta la paz de los cementerios, fugado o represaliado todo aquel que hubiera mostrado simpatía con los insurrectos, o simplemente hubiera permanecido en la ciudad durante el sitio, el castigo no se hizo esperar. Este llegó en forma de decretos y disposiciones que obligaron al comercio local a indemnizar al estado con un millón de reales por los gastos ocasionados, además de pagar los productos que fueron decomisados de la aduana durante la sublevación; o incluso alterar rutas comerciales para debilitar la actividad portuaria.
“..La anarquía ha dado en Alicante su último suspiro [..] reparar todos los daños causados por los revoltosos en esta provincia, a garantizar la seguridad y la fortuna de sus habitantes y a extirpar de una vez todos los elementos disolventes que aun pueden quedar ocultos dentro de estos muros”7
En estado de excepción permanente, con las tropas ocupando la ciudad durante meses, el miedo se convirtió en arma de represión, proliferando los registros domiciliarios sin orden judicial o las detenciones arbitrarias; incluso llegando a amenazar con la cárcel a todo el que manifestara opiniones contrarias al gobierno, ya fuera por escrito o por palabra.
Pero sin duda, el golpe más duro para la ciudad, mayor incluso que la paralización del puerto o las sanciones económicas, fue el incendio intencionado de la FTA que se declaró a primera hora de la mañana del 20 de mayo. Además de los dos hombres que murieron trabajando en las labores de extinción, quedaban en la ruina más de 3.000 mujeres con sus respectivas familias, sin contar el impacto sobre toda la economía local.
Hablamos de incendio intencionado no solo por los rumores que corrieron y de los que se hicieron eco entre otros Cerdán Tato; o por las propias características del fuego que, según dicen, se inició al menos en tres puntos distintos de las instalaciones, y solo se salvaron de las llamas las antiguas instalaciones de la Casa de Misericordia, propiedad de la iglesia.
“..La ciudad presenta el cuadro de la más seria conmoción. Centenares de operarias, procedentes de dicho establecimiento, recorren las calles dando espantosos gritos de acusación contra el director. La consternación es general..”8
Efectivamente, las primeras sospechas recayeron en Timoteo Galán y Alonso, de quien desconfiaban las operarias por sus años de nefasta gestión, puesto que llevaba en la Fábrica desde 1827 como contador e inspector de labores. Sin embargo, no podemos atribuirle otro tipo de responsabilidad más allá de su negligencia, ya que habría sido reemplazado en el cargo a principios de mayo de 1844, substituido por un conocido comerciante local adscrito al bando moderado, Carlos Campos Domenech.
Además, estas acusaciones serían contestadas desde la prensa por Galán y frenaron toda especulación al respecto; siendo también desestimada la querella que interpuso en enero de 1845 el consistorio de Alicante contra él por adeudo de rentas.
“Hónreme con haber sido director de la fábrica de Tabacos de Alicante por más que me haya tocado la desgracia de serlo en la época en que tuvo lugar una catástrofe tan inesperada como inevitable [..] pero tengo la satisfacción de asegurar que mientras la he dirigido, no solo se han cumplido religiosamente las instrucciones, sino que he dictado decretos de buen gobierno [..] ..pero el director no es como Dios que está en todas partes y lo ve todo. Corrigió los abusos, restableció la subordinación y el orden trastornado impunemente y con escándalo diferentes veces..”9
Más allá de Timoteo Galán, uno de los aspectos más sospechosos del incendio y generalmente ignorado en las crónicas, es que se produjo precisamente cuando el ministerio de Hacienda había decidido otorgar el arriendo de rentas del tabaco a la denominada Compañía de Tabacos S.A..
El contrato, estipulado en condiciones sumamente ventajosas ya que incluía la compra, elaboración y venta del producto, entraría en vigor el 25 de marzo de 1844, pero fue rescindido el 1 de julio siguiente por considerarse perjudicial y oneroso para el estado. Esto determinó, por supuesto, la obligación de pagar cuantiosas indemnizaciones a los que eran propietarios del inmueble, la iglesia, así como a la empresa concesionaria, que era propiedad mayoritaria del banquero José Salamanca.
“El público atribuye este atentado, no sé con que datos, á los que temían se descubriese en la formal entrega que debía efectuarse, un gran desfalco de tabacos que existe hace tiempo que se ha ido aumentando con la variación de empleados..”10
Si bien todo apunta a un acto premeditado para ocultar la quiebra técnica en que se encontraba la FTA, atribuible en principio a una mala gestión que duraba décadas, la rápida reconstrucción de la FTA tras el incendio, llevada a efecto a cargo del erario público -la empresa se negó a hacerse cargo de los gastos-, llevó a que se retomara el ritmo de producción en poco más de un año, aumentando la productividad e incluso el número de operarias, y haciendo olvidar en buena medida las oscuras responsabilidades del episodio.
La proximidad en el tiempo entre aquel devastador incendio y las circunstancias vividas en la ciudad durante las semanas anteriores, nos ha llevado a detallar este periodo tan convulso de la historia local y concluir, que este accidente no solo borró el rastro de décadas de mala gestión económica en la FTA, sino que sirvió como herramienta política para castigar a las cigarreras alicantinas.
“..Sin embargo, esto no pasa de opiniones cuyo fundamento ignoro, así como que los incendiarios, caso de haberlos habido, se hayan propuesto castigar los pasados sucesos, privando á este pueblo de los recursos de la fabricación, en qué por de pronto han quedado a pedir limosna 3.000 mujeres..”11
Marcando un antes y un después en la historia de la FTA, y al igual que sucedería con las manifestaciones anuales del 8 de marzo en recuerdo de los Mártires de la Libertad, las cigarreras también conmemorarían anualmente la fecha del 20 de mayo de 1844, en este caso con un trasfondo religioso evidente; ya que según dicen, fue la intervención providencial de la Santa Faz la que las libró de sufrir daños mayores.
MANOS NEGRAS..
Sentimos decepcionar a los aficionados a las crónicas históricas de corte folclórico. Ni el incendio de 1844 tuvo nada de casual, ni el trasfondo religioso o los milagros sirven para dar luz a aquel oscuro episodio.
Es más, las circunstancias que rodearon a este suceso son tan confusas y sospechosas que debe considerarse la existencia de una o varias manos negras detrás del incendio de la FTA.
Probaremos esta afirmación retomando la biografía de José Rafael Guerra Cerdán [Aspe, 1804/¿1862?], que había sido designado delegado del gobierno en Alicante. Personaje político de tercera fila, en principio no era más que otro de esos tránsfugas de trayectoria progresista, que se sumaba oportunamente al bando de los moderados, quienes ostentaban el poder… polacos se les llamaba entonces.
“..Después que entre las playas del África y el cementerio se repartieron aquellos feroces anarquistas, republicanos, gente de puñal, hez y escoria de la sociedad, como se les motejaba por los amigos de Espartero; después que los progresistas de Alicante quedaron solos con los moderados, excitados aquellos por el célebre gobernador D. José Guerra, firmaron en unión de los partidarios de Roncali un manifiesto en el cual reconocían las ventajas, legalidad y justicia de la situación política creada en 1844..”12
Nombrado jefe-político el 3 de febrero de 1844, algunos lo retrataron -y lo siguen mostrando- como una especie de agente pacificador que vino a poner orden y generar prosperidad. Un tecnócrata eficiente que desarrollaría una buena labor en la provincia de Alicante bajo gobiernos de signo político diferente, y que se dedicó simplemente a aplicar la ley con rigor, independientemente de la naturaleza de la disidencia.
Cada uno es libre de pensar lo que quiera, pero lo evidente es que este abogado, miembro renegado de una saga de cirujanos militares, comenzó su mandato en Alicante con los fusilamientos de marzo de 1844; se caracterizó en todo este tiempo por la persecución de personas significadas por sus ideas progresistas o republicanas, incluyendo encarcelamientos y deportaciones arbitrarias; y concluyó su estancia en el mes de noviembre de 1848, pocas semanas después del fusilamiento en el castillo de Guadalest de 19 republicanos, integrantes de una partida que se había sublevado en La Marina.
…“Difíciles tiempos corrían para un gobernador (1868). Los republicanos creían llegado el momento para derribar la Monarquía. La cárcel y castillo de Santa Bárbara retenían a los más exaltados en ideas avanzadas. Los procedimientos de Marín recordaban a los tiempos del gobernador Guerra..”13
Por si no fueran suficientes estos titulares extraídos de la hoja de servicios del Sheriff Guerra, tras repasar las crónicas de la época advertimos que aquellos que le conocieron de forma directa tampoco se formaron una opinión nada favorable del personaje; especialmente los alicantinos que abominaron de sus métodos reaccionarios y recordaban con terror aquellos años.
Pero vamos al tema que nos ocupa.
Ya que nadie atribuyó a Guerra responsabilidad alguna en el incendio de la FTA, básicamente porque se encontraba fuera de la ciudad junto al resto de autoridades civiles y militares, fijaremos nuestra atención en el único cargo público que permanecía en Alicante la mañana del incendio de la FTA, el brigadier Alejandro Mayoli Enderiz.
Nombrado auxiliar del gobernador civil de Alicante a finales de 1843, había abandonado la ciudad dos días después del pronunciamiento, participando activamente en la contención del movimiento insurreccional en Elche, Elda o Cocentaina. Ascendido -por descontado- en sus funciones, tras tomar posesión el nuevo gobernador Guerra, junto al que había figurado entre las filas progresistas de la capital murciana allá por 1843, se señaló a ambos como responsables de traicionar a personas significadas en la revuelta que quedaron escondidas en la ciudad, y de convertirse en la mano diestra y siniestra del estado en Alicante.
”..Que V.S haga entender a Mayoli su real desagrado por el irregular proceder de que se ha hecho culpable. Que en su consecuencia queda suspenso de empleo y sueldo por el término de un mes, relevándole de la pena de destitución a que se hizo acreedor, en atención a sus recientes servicios y a que obedeció la orden de V.S.”14
Para los que consideren que le hemos cogido manía a José R. Guerra, nos remitimos a su etapa posterior como gobernador de Murcia, 1852-54, donde se hallan ciertos paralelismos que confirman el carácter ambicioso y despótico del personaje, aportando luz sobre las circunstancias del incendio de la FTA en 1844.
A pesar del rechazo que había suscitado su nombramiento en diciembre de 1852, ejerció su cargo con la misma arbitrariedad y autoritarismo de la que había hecho gala en Alicante y otros puntos, amparado como veremos, por la protección que le ofrecían en las altas esferas de la capital del reino.
El caso es que el 3 de febrero de 1854 se produjo otro devastador incendio en la Catedral de Murcia, que sigue pautas muy parecidas al de la FTA. Por ejemplo, se inició en puntos diferentes, no hubo daños personales ni materiales abundantes -género asegurado-, más allá del propio edificio, el cual sería rápidamente reconstruido por suscripción civil y concesión de nutridas ayudas oficiales. Tampoco se encontraron los responsables de otro suceso similar producido algunos meses después en esta misma ciudad, en este caso afectando a la Real Fábrica de la Seda, situada en la calle de la Acequia.
“..el señor Guerra, tan conocido por sus arbitrariedades en la Coruña, Valladolid, Alicante y en la provincia que ahora manda, es una de aquellas autoridades que deben ser removidas por un gobierno que siquiera estime en algo los respectos que merecen las leyes..”15
Resulta significativo que terminara en este punto su recorrido como funcionario, ya que en julio de 1854 hubo de salir del país tras el pronunciamiento progresista, rumbo a Argel, y no regresaría hasta principios de 1856, instalándose en San Pedro del Pinatar, donde ejercería de forma temporal como abogado y trató de solucionar su situación personal.
En este momento iniciaría su expediente de jubilación alegando padecimientos físicos; que le sería concedida algunos meses después, pasando a desempeñar el cargo de Juez de Paz en esa misma localidad de la costa murciana.
Otros datos interesantes sobre el gobernador Guerra, secretario de S.M. con potestad para dictar decretos desde 1845, nos los facilita la correspondencia que mantuvo entre 1857 y 1859 con el Duque de Riansares, cónyuge de Cristina de Borbón, y al que mostraba gratitud en un momento complicado de su trayectoria profesional y trataba con cierta familiaridad hablando sobre asuntos políticos diversos.
“..las denominaciones de los partidos, pues que solo debía haber uno nacional reducido acatar el Trono, respetar al gobierno, observar estrictamente las leyes y formar de todos los españoles una sola familia..”16
Entre los asuntos de los que NO se citan en estas cartas, falta todo lo relacionado con el dinero que previsiblemente habría ganado el Duque de Riansares con las obras civiles promovidas por el polaco Guerra a su paso por diferentes provincias -Puerto de Alicante, Ferrocarril MZA, Trasvase del Júcar, Canal de Castilla-. Esta cercanía entre ambos, reforzaría la tesis de los tejemanejes financieros que mantenían el Duque de Riansares y el Marqués de Salamanca, apuntando a una trama corrupta tras la privatización de la empresa nacional de tabacos en 1844.
Sobre la misión política del gobernador Guerra en Alicante, debemos citar la relación que algunos historiadores han establecido entre el propio Duque de Riansares y revolucionarios advenedizos como fue el caso de Juan Manuel Carsi, al que se señala como agente de S. M. infiltrado en diferentes juntas revolucionarias constituidas en aquellos años -Barcelona, 1842, Vigo 1843, Alicante, 1844-; lo que nos induce a pensar que hubo más de un traidor a la causa de los jamancios alicantinos.
Finalmente, la confirmación de la existencia de una o varias manos negras tras el incendio de la FTA, confirmaría que sirvió como instrumento de represión colectiva, por el apoyo mostrado por los alicantinos a la revuelta de la Jamancia.
El plan incluía además la necesaria resignificación del gremio de las cigarreras alicantinas, afianzando su carácter religioso a través de la conmemoración del milagro del incendio de la FTA. El alicatado religioso con que se revistió el suceso quiso -y en buena medida logró- tapar su simbología política, diluyendo la relevancia de las cigarreras en los inicios del movimiento obrero local.
NOTAS:
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1El CASTELLANO 29-02-1844. También estuvo involucrado en la insurrección alicantina al coronel Gregorio Villavicencio, que había sido gobernador de Barcelona durante la revuelta de la Jamancia y llegaba también desde el exilio. Así mismo, se cita al periodista federal aragonés Víctor Pruneda, que logró exiliarse pero finalmente fue detenido y pasaría años de confinamiento en Canarias, hasta abril de 1847.
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2El HERALDO-Madrid 19-05-1844. Una de las primeras medidas tomadas por la Junta revolucionaria, fue fijar los precios del tabaco. Hacía pocos meses, se había establecido en Orán un depósito de tabaco que nutría de materia prima de contrabando a la industria local y se convertiría desde entonces en un reclamo para la emigración de las cigarreras. Ver, Boletín Oficial de la Provincia de Alicante 04-02-1844.
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3MANIFIESTO de la Junta Revolucionaria de Alicante, del 2 de febrero de 1844. Uno de los detonantes de la revuelta fue un decreto sobre autonomía municipal, dictado el 30 de diciembre de 1844, en el que los alcaldes pasarían a ser elegidos por el Ministerio de la Gobernación y el resto de cargos municipales y provinciales por el jefe político. Ver, Díaz: Los Mártires de la Libertad. La Revolución de 1844 en Alicante. Juan Gil-Albert, Alicante, 1992, pp. 91 y ss.
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4El HERALDO-Madrid 06-04-1844. Ese mismo día 14, se había fracasado en el intento de romper el bloqueo por tierra con una incursión militar. Los artículos básicos comenzaron a escasear y, ante la falta de alimentos, hubieron de comerse los caballos caídos en las refriegas; ..“Se entrega á los vecinos una papeleta para percibir cuatro onzas de mal pan por persona y no todos lo alcanzan. Anochece, y Boné se pone una gran guardia de 40 hombres a la puerta de su casa..”, El Heraldo-Madrid 06-04-1844.
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5El CLAMOR Público 23-07-1854. Manuel Carreras y su hijo Liborio fueron miembros de sociedad secreta La Capa -o La Cova, que se reunían en una cueva cerca del huerto del Pato, en Babel-. Forzados al exilio en 1844, volverían en 1847, encabezando Manuel al año siguiente otra intentona. Arrestado y condenado a muerte, se le conmutó la pena por el destierro a Filipinas, de donde no regresó hasta 1852, enfermo de malaria. Ver, Diario de Alicante 07-03-1908.
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6NUEVO Régimen 30-06-1923. El que dio la voz de alarma del incendio de la FTA fue el empleado Bartolomé Arqués, hijo de un conocido liberal alicantino que había muerto en 1823 combatiendo contra los realistas. Precisamente en 1855, la parte de la FTA que aun pertenecía a la iglesia había pasado a manos del estado, siendo recuperada poco después.
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7ALOCUCIÓN del Jefe Político, José Rafael Guerra, del 8 de Marzo, en BOP 10-03-1844. Hasta 1847 no finalizarían las obras de remodelación del puerto, y los presos del Castillo de Santa Bárbara seguirían encerrados de forma preventiva año y medio después. También, El Corresponsal 13-05-1844; Diario de Avisos 03-01-1845; El Español 06-10-1845.
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8El HERALDO-Madrid 24-05-1844. El incendio afecto a la parte añadida en 1827, y sobre todo a las instalaciones que fueron cedidas por la iglesia al estado en régimen de alquiler desde 1838, …“Cesión que se amplió más tarde, llegando en 1838 a su cesión total, y reservándose la Mitra de Orihuela solo la iglesia y las habitaciones inherentes a ella. Desapareció entonces el asilo y refugio de Mendigos y comenzó el obispado a cobrar el alquiler del edificio construido con la muniencencia del pueblo y la carga del comercio”, El Luchador 09-01-1933. También, El Eco de la Provincia 19-06-1881; La Correspondencia alicantina 10-12-1899.
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9El HERALDO-Madrid 31-05-1844. En 1852, Galán sería destituido como teniente de alcalde del Ayuntamiento de Madrilejos, implicado en un turbio asunto alrededor del proyecto de conducción de aguas potables hasta la capital del reino. Ver, AHN: Hoja de servicio de Timoteo Galán Alonso, Contador de la Fábrica de Tabacos de Alicante, FC-Mº HACIENDA, 3047, Exp. 15.
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10El CLAMOR Público 29-05-1844. En la correspondencia que el director de la Casa de la Moneda, Miguel López de Acevedo, mantenía entonces con el Duque de Riansares, dedo índice de S. M., se hacen alusiones al pelotazo del arriendo de las rentas del tabaco y al propio Marqués de Salamanca, …“no podemos creer por más que se diga, es que estas espantosas catástrofes tuviesen su origen en una jugada de bolsa. ¡Infame alquimia la de los traficantes que hasta de la sangre hacen oro!”, VVAA: A los políticos en camisa: José de Salamanca. Madrid, 1847, p. 524. Ver, AHN: Diversos, Títulos Familias, 3374, Leg.56, Exp.1. También, El Clamor Público 05 y 13-06-1844.
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11El ECO del Comercio 28-05-1844. A principios de junio de 1844 se produjeron un par de incendios en grandes fábricas de Barcelona, atribuidos a planes criminales. El capitán general de Cataluña, llegó a ofrecer públicamente el indulto a los incendiarios que delataran a los instigadores. En otro lugar recuperamos el listado de motines y huelgas protagonizadas por las cigarreras alicantinas a lo largo del siglo XIX. Ver, El Imparcial 21-06-1844.
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12La DISCUSIÓN 12-04-1857. En 1840, varias poblaciones de la provincia de Huelva habían pedido su destitución como gobernador. Allí, sustituía en el cargo a Ramón Ceruti, quien precisamente en 1844 era gobernador de Alicante. Tras caer la ciudad en manos del gobierno, el comportamiento de Ceruti fue cuestionado a pesar de haber estado a punto de ser fusilado por Boné, siendo juzgado y finalmente absuelto. También, Diario Constitucional de Palma 03-05-1844; El Genio de la Libertad 25-05-1853.
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13GONZALO: Alicante, sus calles antiguas y modernas Alicante, 1974, p. 206. Tras asumir el mando, ordenó la disolución de las milicias ciudadanas y obligó -a la fuerza- a los alcaldes a implicarse en las tareas de seguridad ciudadana. En este sentido, se organizaron grupos parapoliciales en cada pueblo que funcionaron con impunidad hasta principios de 1845, cuando fueron sustituidos en Alicante, Orihuela, Alcoy o Novelda por la recién creada Guardia Civil. Ver, El Popular 30-05-1913.
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14BOLETÍN Oficial de la Provincia de Orense 27-04-1844. En el momento del incendio de la FTA, Mayoli estaba suspendido en sus funciones. La orden que había obedecido a regañadientes Mayoli, fue la de mandar fusilar a Felix Quereda y José Pujol en Cocentaina el 13 de marzo. Mayoli sería procesado en 1850, cuando era jefe civil en Almería, y falleció en Murcia en 1862. Ver, VVAA: A los políticos en camisa. Ob. Cit, pp. 493-512, 583-627.
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15DIARIO de Palma 07-05-1853. El informe del gobernador Guerra sobre el incendio de la catedral, atribuía su origen al ..ascua de un incensiario. Como en Alicante, en Murcia manejó a su antojo los procesos electorales, mandando encerrar a los que no eran de su cuerda. Otra de sus notas características fue la buena sintonía con el estamento religioso -había estudiado en los dominicos de Orihuela-; al que favoreció con sus disposiciones, ..“Este gobernador fué D. José Rafael Guerra, de cuyos excesos conserva indelebles recuerdos la provincia de Murcia”, El Economista 30-07-1854. También, Castillo: Colecciones, expolio, museos y mercado artístico en España en los siglos XVIII y XIX. Ramón Areces, Madrid, 2011, pp. 155-159.
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16JOSÉ Rafael Guerra, Boletín Oficial de la Provincia 24-03-1844. Precisamente en 1857, y tras dictamen del Consejo Real, fue anulado el expediente contra el gobernador Guerra, por abuso de autoridad durante su actuación en Valladolid, el cual se había iniciado en 1851. También, AHN: Expediente de clasificación de jubilación de José Rafael Guerra, Gobernador Civil cesante de la provincia de Murcia, FC-Mº HACIENDA, 2648, Exp.1194.