A partir de 1911 hubo, pues, un renacimiento de la organización obrera en general, condicionado por la falta de unidad al enzarzarse sindicalistas y socialistas en estériles polémicas. Ya en ese año comenzó el pleito entre ambas tendencias, en relación con la presencia de entidades políticas –es decir el PSOE- en un Centro de Sociedades Obreras y en la futura Casa del Pueblo que se pretendía construir1: los Toneleros de “La Defensa” parecían más cercanos a las posiciones socialistas, mientras que Aserradores Mecánicos y Torneros y Pulimentadores estaban más influidos por los sindicalistas. Además, desde 1911 surgieron con regularidad conflictos en el sector de la Madera: en julio de ese año hubo una huelga en una fábrica de somiers que poseía Salvador Gosálbez en la calle de Sagasta. Las causas eran, según los obreros, las constantes exigencias del patrono –aumento de horas de trabajo sin remuneración, temperatura insoportable en el taller, reducción de salarios-, por lo que pedían una mayor higiene en el taller, la readmisión de un despedido y que se siguiesen los usos y costumbres de otros talleres de Carpintería, en especial la jornada laboral de nueve horas; además se quejaban los trabajadores del trato despectivo del patrono, “lo cual influye muchísimo en el descontento” reinante. Ante la intervención del Gobernador Civil, los huelguistas concretaron sus peticiones en la jornada de trabajo citada, en el mantenimiento de los salarios sin rebajas y en la readmisión de todos los compañeros. Estaban apoyados por compañeros de Valencia, Madrid y Barcelona, pero el patrono se mostraba intransigente, salvo en lo referente a la jornada de trabajo2. La huelga no acabó con triunfo obrero, sino que, al parecer, los obreros tuvieron que buscar colocación en otros establecimientos del ramo: como solía ocurrir, la prensa trata de manera ambigua el asunto y habla de “satisfactoria solución” de la huelga, tras haberse establecido las bases de trabajo3. De otro lado consta la participación de los obreros de esta fábrica de muebles de Salvador Gosálbez, así como los de los establecimientos de Fajardo y Torrent en la huelga general de septiembre de 1911, lo que prueba que crecía la conciencia de clase entre los obreros de la Madera de la ciudad.00_PlantillaFcaToneleria-Alicante

En 1912 ya se estaba reorganizando con rapidez el movimiento obrero en este sector: en febrero de ese año hubo una huelga de Toneleros en todos los talleres de Alicante, excepto en dos, por incumplimiento por parte de los patronos de bases de trabajo anteriormente acordadas4, y en agosto, otras huelga de carpinteros que construían un almacén para la fábrica de Fourcade y Provot, en demanda de mejores condiciones laborales: según la prensa, eran unos treinta trabajadores que tenían una jornada laboral de once horas, por las que percibían un mísero jornal, entre 25 y 35 céntimos a la hora, les pagaban las horas extraordinarias igual que las normales, el material de que disponían dejaba mucho que desear y el capataz les trataba como a esclavos; los carpinteros pretendían que el contratista les pagase mejor salario y redujera la jornada a nueve horas5. No sabemos cómo terminó esta huelga, en la que el contratista intentó, sin éxito, traer esquiroles de Elche y Elda6. De otro lado, en junio de 1912 se constituyó una nueva sociedad de Carpinteros y Ebanistas, titulada “El Gramil”7.

La Sociedad de Torneros, Pulimentadores y Constructores de Camas estaba controlada por los sindicalistas: en carta abierta a los demás obreros, en mayo de 1912, pidió esta sociedad la expulsión de la Agrupación y la Juventud Socialista de Centro de Sociedades Obreras8. Esta sociedad protagonizó un duro enfrentamiento contra el patrono Salvador Gosálbez. En septiembre se produjo un paro en dicha fábrica, cuyas causas no están claras: según Diario de Alicante no tenían razón los obreros que protestaban del castigo impuesto a un compañero que se había asentado del trabajo sin permiso e incluso afirmaba que “el presidente de la Sociedad Obreras, antes de amparar esa huelga, ha dimitido”, lo cual se apresuró a desmentir Vicente Jordá, presidente de “La Legalidad”9. Intervino el Gobernador Civil, que forzó una asamblea de la sociedad obrera –a la que pertenecían 130 personas- para que se votase sobre la huelga, que fue aprobada por 96 votos a favor y 34 abstenciones, las de quienes trabajaban en otros talleres10. El patrono marchó poco después a Barcelona y en una asamblea los obreros presentaron las siguientes reivindicaciones:

  1. Admisión de todos los despedidos sin motivo desde la huelga de septiembre de 1911.

  2. Jornada de nueve horas diarias o 54 semanales.

  3. Aumento del 50% en las dos primeras horas extraordinarias y del 50% en las demás.

  4. El patrono no podrá obligar a cumplir 54 horas semanales si no se asiste por enfermedad.

  5. Si hay huelga por desavenencias, pagará daños y perjuicios la parte culpable.

  6. Expulsión de los obreros que ahora trabajan y no pertenecen a la Sociedad Obrera11.

Poco después, modificaron parcialmente estas bases, que quedaron de la siguiente manera:

  1. Admisión de todos los despedidos sin causa justificada.

  2. Jornada de nueve horas.

  3. Las horas extra, aumento del 25% en las dos primeras y del 50% en las restantes.

  4. Si por enfermedad o causa justificada no se acude al trabajo, el patrono no pedirá responsabilidad alguna.

  5. Se notificará con ocho días, por ambas partes, el cese del trabajo.

  6. No habrá despidos sin causa justificada, y en caso de desavenencias, se someterán ambas pares al arbitraje del Instituto de Reformas Sociales.

  7. Se volverá al trabajo con los mismos derechos que antes12.

3743201611_93a13f1b38El patrono se mostraba irreductible, especialmente en lo referente a la readmisión de los despedidos anteriormente y a la posibilidad de tener que avisar con ocho días de anticipación los despidos. Intervino, sin éxito, el Gobernador Civil y el día 26 de septiembre el patrono, considerando rotas las negociaciones, abrió su fábrica para que trabajasen los obreros que quisieran, pero no entró nadie. Los ánimos se encrespaban, se hablaba de huelga general y la prensa recomendaba prudencia. Los trabajadores prepararon un mitin y recibieron apoyos económicos de compañeros de otros oficios -como panaderos y marítimos- y al final se llegó a una solución de la huelga que la prensa califica –como era habitual- de “satisfactoria”, el día 28 de septiembre: el patrono concedió la jornada de nueve horas y los obreros acataron las mismas condiciones laborales que tenían antes del conflicto y se comprometieron a trabajar las horas extraordinarias que hiciese falta13.

Pero el conflicto se reprodujo poco después: el 11 de octubre se declararon en huelga los obreros y así lo comunicaron al Gobierno Civil; según la prensa, el motivo fue el despido del presidente de la Sociedad Obreras, Vicente Jordá, por no haber asistido al trabajo por enfermedad; los huelguistas era 11514. El acuerdo fue tomado por unanimidad en una asamblea de trabajadores celebrada en el centro Obrero, en la que se recordó que el acuerdo existente con Gosálbez –firmado ante el Gobernador Civil- exigía que cualquier despido tendría que dictaminarlo una comisión mixta formada por tres patronos y tres obreros15. El 15 de octubre Salvador Gosálbez envió un comunicado a la prensa, ante las que él consideraba erróneas informaciones sobre la huelga: desde su punto de vista, la primera huelga la motivó el despido de un operario “que faltó a su obligación sin causa justificada, dígase lo que se quiera”, y tras veintidós días de huelga se llegó a un acuerdo, que se plasmó en la firma de unas Bases de Trabajo ante el Gobernador Civil. Según los obreros, el patrono incumplió esos acuerdos, pero según Gosálbez, Vicente Jordá faltó a trabajar el lunes , sin avisar, y “al presentarse el jueves, en virtud de esas mismas bases que se dice he infringido, le expuse que no podía trabajar en la semana”, lo que no suponía su despido. Añadía Gosálbez que la enfermedad de Jordá era más que dudosa y que no le envió recado alguno. Finalmente, aseguraba que no era “un ogro feroz ávido de chupar la sangre del trabajador”, sino que había procurado siempre su mejoramiento. Gosálbez terminaba su manifiesto diciendo que en las huelgas “ya se sabe que la razón esta siempre de parte de los operarios” y que se había dado de baja en la contribución industrial: “No es mía la culpa de que un centenar de familias se vean privadas del sustento: la tienen en todo caso los que con su conducta tiránica, injusta y vejatoria, me han obligado a tomar tal resolución16.

Los obreros replicaron a este comunicado del patrono: al iniciarse el trabajo en la fábrica de Camas de Gosálbez, los obreros estaban desunidos. “Trabajábamos 15, 18 y hasta 20 horas al día; el que era víctima de un accidente de trabajo, leve o grave, no podía solicitar el medio jornal que la ley señala, porque tal exigencia equivalía a pedir el cese en el taller… y el que trató de defender sus derechos fue injuriado de modo vergonzoso, oyendo mezclar entre blasfemias nombres respetables de seres queridos”. Tras citar varios casos concretos de abusos patronales, informaban los obreros de la creación de la Sociedad de Resistencia, que el patrono juró destruir: ésa era la causa profunda de los conflictos,. A continuación analizaban los trabajadores las afirmaciones del patrono en forma muy minuciosa y concluía:

Los obreros engañados son los que consiente que se les atropelle, que se les insulte y se les llegue a cruzar con mano dura el rostro. Los obreros conscientes, nosotros, queremos respetar al patrono, no como amo y señor de vidas y haciendas, nosotros queremos y defendemos su industria porque es nuestro sostén, y nosotros respetamos al patrono para que él nos respete. Buena prueba de ello es que en todas las huelgas planteadas no se ha pedido aumento de jornal ni disminución en la jornada; todas, absolutamente todas, han sido por defender precios estipulados y a compañeros injustamente despedidos”17.

La prensa abrió una suscripción para aliviar la precaria situación de los huelguistas y hubo nuevos comunicados por ambas partes: según los obreros, Gosálbez no desmentía sus acusaciones concretas y en cambio hacía acusaciones generales, afirmando que en sus talleres había obreros destajistas que explotaban a su vez a los demás trabajadores, comportándose como “un negrero” e incluso no pagándoles algunas semanas el salario. Todo lo cual, según los obreros, “es una calumnia indigna o una gran verdad que debemos esclarecer para castigar duramente”, por lo que pedían se citasen los nombres de esos obreros18. Llegaban donativos para los trabajadores desde Valencia, Almería, Badajoz y Salamanca, así como desde otros oficios de Alicante, y la suscripción en la prensa alcanzó pronto las quinientas pesetas. El día 26 el patrono presentó nuevas bases, pero los obreros mantenían las anteriores, si bien retirando la petición de indemnización y la de que desapareciese el reglamento interno de la fábrica19. El conflicto continuó hasta primeros de noviembre, en que debió de solucionarse –o más bien, aplazarse, pues como veremos, se reprodujo en 1913- tras una comunicación de los presidentes de las Sociedades Obreras alicantina a Salvador Gosálbez, en la que criticaban su intransigencia, aseguraban que las peticiones de los obreros se centraban en que se respetase “lo que de antemano y formalmente se ha firmado en presencia del señor Gobernador” y anunciaban su total solidaridad con los huelguistas, apoyándoles económicamente y celebrando un mitin en el que se pondría de manifiesto el proceder “poco humanitario” de Gosálbez20.

En efecto, en 1913 se volvió a la huelga en esta fábrica de Gosálbez, en el mes de abril. Tras un arreglo momentáneo, la huelga se volvió a plantear a finales de ese mes, con mayor gravedad, por el despido de dos obreros, la actitud agresiva de un encargado y el incumplimiento por parte del patrono de anteriores acuerdos21. Los Constructores de Sillas se solidarizaron con los huelguistas a primeros de mayo, en tanto que “La Legalidad” –que estaba controlada por los sindicalistas22– convocaba a las demás sociedades obreras, en especial a las del Ramo de la Madera, “El Gramil” y “La Igualdad”, para informarles y recabar su apoyo23. Pero Gosálbez, respaldado por las autoridades, se mantuvo firme y admitió a esquiroles, en su mayoría mujeres. El Gobernador Civil, ante la actitud hostil de los huelguistas, convocó a los directivos de “La Legalidad” y los amenazó. Los trabajadores acordaron no mantener polémicas en la prensa sobre el tema porque “los periódicos supeditan siempre su actuación e intervención en los conflictos huelguísticos, no al impero de la razón y la justicia, sino a los deseos del mejor cliente, y en este terreno siempre nos aventaja el elemento capitalista24. A finales de mayo, abandonaron también el trabajo los Aserradores de la fabrica de Gosálbez, en solidaridad con sus compañeros, y el patrono buscaba nuevos obreros en Murcia25. En junio la huelga fue decayendo y corrían rumores sobre su pronto final: los Aserradores Mecánicos volvieron al trabajo26 y los huelguistas tuvieron que ceder, habiendo de marchar los huelguistas a trabajar a otras capitales y a otros talleres en Alicante27. Este final hay que ponerlo en relación con las polémicas entre sindicalistas y socialistas, pues los primeros, reunidos en el Centro de Sociedades Obreras, enviaron un oficio –firmado por numerosas sociedades obreras, entre ellas los Metalúrgicos, Toneleros, Panaderos, Obreros del Puerto, Pintores y Carpinteros- a “La Igualdad”, de Aserradores, declarándoles “traidores a la causa del trabajo28.

En septiembre de 1913, los Toneleros –que habían dado señales de su revitalización como sindicato a primeros de año29– presentaron unas nuevas bases de trabajo a sus patronos, que no las aceptaron, alegando la crisis de la industria; lo mismo hicieron los obreros que trabajaban en los almacenes de vinos, que trabajaban a destajo. Comerciantes y dueños de almacenes de reunieron en la Cámara de Comercio. Los almacenistas en huelga eran unos 25 y en cuanto a los toneleros, componían la sociedad 285 individuos, de los cuales 223 asistieron a una asamblea en el Centro Obrero de la calle Castaños –donde predominaban los socialistas- en la que mantuvieron la petición de jornada de ocho horas y mejoras en los sueldos. A primeros de octubre intervino el Gobernador Civil, en tanto que otras sociedades obreras –Carreros, Obreros del Puerto, Almacenistas y Aserradores Mecánicos- acordaban mantenerse en un compás de espera. Los patronos proponían seguir con la jornada de nueve horas, aumentando el salario en 25 céntimos diarios, y pagar las horas extraordinarias a 50 céntimos; los obreros no aceptaron y el día 4 de octubre comenzaba, en total orden, la huelga de Toneleros y Almacenistas30.

Algunos toneleros marcharon en el vapor “Sitges” a trabajar a Argelia, mientras algún periódico apoyaba a los trabajadores y sostenía que su petición de rebaja de una hora en la jornada laboral era modesta y justa31. La huelga se mantuvo en orden, aunque trabajaban algunos esquiroles, procedentes de varios pueblos como Pinoso, Sax y Hondón de las Nieves, de los que se decía que no tenían ninguna experiencia en el oficio; Toneleros y Almacenistas publicaron una hoja en la que exponían a la opinión pública sus reivindicaciones –muy centradas en la jornada de ocho horas- y en el muelle, los cargadores se negaban a embarcar pipas por haber declarado el boicot a los almacenistas de vinos, en apoyo de los huelguistas.32. El día 12 se reunieron casi dos mil quinientos obreros en la Casa del Pueblo y acordaron, en virtud de un pacto interno, secundar la huelga también los Carreros, Gabarreros, Aserradores Mecánicos y Obreros de “La Marítima” y “La Terrestre”, así como los Canteros, que no estaban incluidos en el pacto. Trabajaban algunos esquiroles, protegidos por las fuerzas de seguridad; algunos asociados que habían vuelto al trabajo se arrepintieron y la sociedad obrera les perdonó. Los huelguistas renunciaron al aumento de jornal solicitado y solamente pedían la reducción de jornada33. Alicante Obrero aseguraba que “las autoridades se reducen a destacar fuerzas de la Guardia Civil y Seguridad para custodiar a los esquiroles y no ahondan en los motivos de justicia amparados por las leyes, para influir en la solución de los conflictos sociales34. En cambio, El Popular no dudaba en calificar a esta huelga como “injustificada35.

Hubo nuevas reuniones, con participación del Gobernador Civil, donde se barajaron nuevas bases de trabajo, mientras aumentaban los esquiroles, procedentes casi todos de Santa Pola36.

Los obreros decidieron entonces que volviesen el trabajo todos los que habían parado por solidaridad –lo que se hizo el día 15, aunque surgieron problemas con los esquiroles-, en tanto persistía únicamente el paro de Toneleros y Almacenistas. Hubo nuevas conversaciones presididas por el Gobernador Civil, los patronos se desdijeron de algunas ofertas hechas con anterioridad, los toneleros retiraron sus herramientas de los almacenes, los almacenistas encontraron sus puestos ocupados por esquiroles cuando volvieron al trabajo, etc37. A final de octubre, con intervención de la Junta local de Reformas Sociales, se solucionó la huelga de toneleros, “satisfactoriamente38.

A pesar de la postura intransigente de los patronos y gracias a solidaridad de los trabajadores de otros oficios, los obreros consiguieron algunas de sus reivindicaciones: en el caso de los almacenistas, se mantuvo la jornada de nueve horas, con un pequeño aumento de salario; en el caso de los toneleros, se aplicó la jornada de ocho horas39.

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NOTAS:

1La Voz de Alicante, 13 y 24-X-1911.

2El Pueblo Republicano, 24, 26 y 31-VII-1911, Periódico para Todos, 24-VII-1911, Diario de Alicante, 26, 27 y 31-VII-1911, y La Voz de Alicante, 24 y 28-VII-1911. Una información muy favorable al patrono, en Eco de Levante, 28-VII-1911.

3La Unión Democrática, 2-VIII-1911.

4Diario de Alicante, 2-II-1912. La huelga comenzó a finales de enero y terminó el 6 de febrero.

5Diario de Alicante, 16-VIII-1912, Periódico para Todos y El Noticiero, 16 y 17-VIII-1912, El Batallador, 16, 17 y 19-VIII-1912, El Liberal, 18-VIII-1912, y El Graduador, 18 y 20-VIII-1912.

6Periódico para Todos, 19-VIII-1912, y El Batallador, 21-VIII-1912.

7Diario de Alicante, 26-VI-1912

8Diario de Alicante, 9-V-1912.

9Diario de Alicante, 11 y 12-IX-1912.

10El Noticiero, 12, 13, 16 y 24-IX-1912, y Periódico para Todos, 12, 13, 14, 16 y 18-IX-1912.

11Diario de Alicante, 14-IX-1912, El Batallador, 16-IX-1912, y La Unión Democrática, 17-IX-1912.

12Diario de Alicante y El Batallador, 24-IX-1912.

13Diario de Alicante, 26, 27 y 28-IX-1912, Periódico para Todos, 26 y 27-IX.1912, La Unión Democrática, 28-IX-1912, El Batallador, 27, 28 y 30-IX-1912, y El Noticiero, 30-IX-1912.

14Diario de Alicante, 11-X-1912, La Unión Democrática, 11 y 12-X-1912, El Noticiero, 10, 11 y 12-X-1912, Periódico para Todos, 12-X-1912.

15El Batallador, 11 y 12-X-1912.

16En justa defensa”, en Diario de Alicante, 15-X-1912, Periódico para Todos, 15 y 22-X-1912.

17Conflictos obreros, Los huelguistas replican”, en Diario de Alicante, 17-X-1912, y El Noticiero, 18-X-1912.

18Diario de Alicante, 18 y 19-X-1912.

19Diario de Alicante, 24-X-1912.

20Periódico para Todos, 2-XI-1912, El Noticiero, 5-XI-1912, y Trabajo (Elche), 10-XI-1912.

21Diario de Alicante, 14 y 30-IV-1913, El Noticiero, 30-IV-1913, y El Batallador, 25 y 30-IV-1913..

22Diario de Alicante, 2 y 10-V-1913.

23Alicante Obrero y El Batallador, 3-V-1913, El Noticiero, 2 y 3-V-1913, y La Unión Democrática, 4-V-1913.

24Diario de Alicante, 15 y 16-V-1913.

25Diario de Alicante y El Batallador, 23-V-1913.

26El Batallador, 11-VI-1913.

27Alicante Obrero, 30-VI-1913.

28Diario de Alicante, 7 y 10-VI-1913.

29Velada de “La Defensa”, sociedad de Toneleros, en el centro Obrero de la calle Castaños, en la que intervinieron un radical, Óscar Fuentes, y el catedrático socialista José Verdes Montenegro; inauguración de la bandera de la sociedad en ese mismo mes (Diario de Alicante, 9-I-1913).

30Alicante Obrero, 2-X-1913, La Unión Democrática, 5-IX-1913, y Diario de Alicante, 1, 2, 3 y 4-X.-1913.

31Alicante Obrero, 6-X-1913.

32Diario de Alicante, 6, 7 y 10-X-1913, La Unión Democrática, 7-X-1913, El Batallador, 10-X-1913, y Alicante Obrero, 8, 9 y 10-X-1913.

33Diario de Alicante, 13-X-1913.

34Alicante Obrero, 10-X-1913.

35El Popular, 13-X-1913.

36Diario de Alicante, 14-X-1913.

37Alicante Obrero, 16 y 17-X-1913, El Graduador y El Popular, 16-X-1913.

38Periódico para Todos, 14 y 20-X-1913, Diario de Alicante, 15, 16, 27 y 31-X-1913, El Noticiero, 23-X-1913.

39Alicante Obrero, 3-XI-1913. De los 287 trabajadores que componían “La Defensa”, únicamente quedaron en huelga 26, en algunos depósitos de vinos, porque exigían el despido de los esquiroles que habían ocupado sus puestos.

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