Tras esta huelga, los toneleros atravesaron un período de decadencia. “La Defensa” intervino en los mítines de primeros de 1914 contra la carestía de las subsistencia, pero hubo de contemplar impotente el despido de algunos compañeros en la casa Asensi y Taboada, en junio1. A finales de 1914 “La Defensa” abrió una amnistía para reingresar en la sociedad obrera y poder así reanudar la lucha sindical. Al parecer, en “La Defensa” crecía el influjo de los sindicalistas y en alguna ocasión esa sociedad estuvo representada en los mítines por anarquistas tan destacados como Segundo García, aunque se encontraba instalada en la Casa del Pueblo, que controlaban los socialistas. A primero de 1915 participaron los toneleros en las reuniones y mítines para contrarrestar la crisis de trabajo y el aumento del precio de las subsistencias2.

En el resto del Ramo de la Madera la situación no era mucho mejor: la Sociedad de Torneros, Pulimentadores y Constructores de Camas, tras las duras huelgas contra Gosálbez, atravesaba en febrero de 1914 una crisis que la llevó a su práctica desaparición, ya que en marzo de 1916 se inició su reorganización desde la Sociedad de Oficios Varios que dirigían los sindicalistas3. Algo mejor era la situación de los Carpinteros y Ebanistas agrupados en “El Gramil”, que apoyó en forma muy activa la huelga de los metalúrgicos alicantinos efectuada a fin es de 1914 y principio de 1915, llegando a prometer ponerse en huelga por solidaridad. “El Gramil” tenía una calara orientación sindicalista y retiró su adhesión a un mitin a favor de medidas que resolviesen la crisis, ante unas manifestaciones del concejal republicano Pascual Ors: “No queremos compañeradas con políticos disfrazados de obreros que el fin que persiguen es conquistar borregos para hacerlos servir de maniquís en sus ambiciosos caprichos4. Tanto “El Gramil” como la Sociedad de Torneros estaban instalados en el Centro de Sociedades Obreras, mientras que los toneleros y “La Igualdad”, de Aserradores Mecánicos, lo estaban en la Casa del Pueblo.

La industria tonelera, durante los años de la guerra europea, conoció un nuevo auge y debieron de mejorar las condiciones laborales de los obreros de ese oficio, cuyas actividades sindicales fueron mínimas en esa época: participación en mítines conjuntos con otras sociedades obreras o en la manifestación del primero de Mayo, en 1916; apoyo a la huelga marítima de junio de ese mismo año, ya que “La Defensa” estaba ligada a los obreros portuarios, almacenistas y de transportes por el “pacto de unión”; constantes llamamientos –que por su repetición evidencian que alcanzaban escaso eco- al reingreso de los asociados para poder reanudar la actividad sindical, en marzo y noviembre de 1916, abriendo amnistías para ver así de salir “del estado precario en que quedó la sociedad del oficio como consecuencia de nuestra última huelga5. En 1917 continuaron los llamamientos al reingreso en la sociedad, y “La Defensa” se declaró autónoma dentro de la Casa del Pueblo, junto a otras sociedades obreras, con las que había intentado, sin éxito, “federar a todos los, organismos proletarios de Alicante6. Sin embargo, colaboraba “La Defensa”, como los Aserradores Mecánicos, con los socialistas, en la celebración de la Fiesta del Trabajo, aún en 1918.

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Ebanistas y carpinteros tuvieron mayor actividad en los años de la primera guerra mundial: en agosto de 1916 se produjo una huelga de ebanistas en el taller de Aparicio, por desavenencias económicas con el patrono, huelga que se solucionó pronto, probablemente sin vencedores ni vencidos7. La sociedad obrera hacía constantes llamamientos, a fines de 1916 y durante 1917, a la sindicación: “Si tenéis conciencia, si os corre sangre por vuestras venas, si tenéis dignidad de hombres libres, no permaneceréis ni un solo momento sin acudir a esta Sociedad de Resistencia, que ansiosa os espera como el hambriento un trozo de pan8. A finales de 1917, los ebanistas de “El Gramil” presentaron una serie de reclamaciones a los patronos y uno de sus dirigentes, Tomás Carbonell, insistía en las páginas de El Luchador9, en que para el obrero era más ventajosa la reducción de jornada que los aumentos de los salarios, pronto absorbidos por la carestía de las subsistencias, y criticaba que “cuando el obrero, agotado por el exceso de trabajo, pide una rebaja en la jornada se le tacha de vago y de que sólo desea esa rebaja para tener más tiempo para ir a la taberna a embrutecerse”.

El 14 de diciembre de 1917, ante la negativa patronal a acceder a esas peticiones, se declaró la huelga: los obreros pedían la jornada de ocho horas, en lugar de la de nueve, y la supresión del trabajo a destajo. En la huelga intervino el Gobernador Civil, mientras los patronos, agrupados en el Círculo Unión Mercantil, elaboraban un reglamento de régimen interior que fue calificado como “inquisitorial” por los trabajadores10. La huelga se mantuvo durante todo el mes de enero de 1918 y se resolvió “satisfactoriamente” tras unas conversaciones entre delegados de la Casa del Pueblo y del Círculo Unión Mercantil: se acordó que se trabajarían ocho horas durante la mitad del año y nueve en la otra mitad, cobrando el actual salario en el primer caso y obteniendo un aumento equivalente a una hora de trabajo en el segundo11. Al parecer, los obreros se comprometieron a no pedir más mejoras durante el año 1918, pero a finales de julio y ante “la escandalosa y constante subida en los precios de lo de más absoluta necesidad para el obrero”, se vieron obligados a solicitar de nuevo un 20% de aumento en los salarios12. Los patronos se negaron en primera instancia, pero ante la amenaza de huelga, acabaron por reconocer, el 6 de agosto, la razón que asistía a los obreros, que consiguieron así su propósito. El Círculo Unión Mercantil actuó de mediador en este conflicto13.

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 NOTAS:

1Periódico para Todos, 10-VI-1914.

2Desde hace un año próximamente venimos en decadencia”, en Periódico para Todos, 5-XII-1914; véase también Alicante Obrero, 6-II-1915.

3Periódico para Todos, 9-III-1916.

4Alicante Obrero, diciembre de 1914 y enero de 1915; Periódico para Todos, 13-II-1915; Alicante Obrero, 12-II-1915.

5Periódico para Todos, 13-II-1916 y 7-II-1917; El Luchador, 2-V-1916, y Alicante Obrero, 4-XI-1916.

6El Luchador, 8-V-1917.

7Diario de Alicante, 11-VIII-1916.

8Alicante Obrero, 28-XI-1916.

9Ante el planteamiento de una nueva huelga. A los ebanistas de Alicante”, en El Luchador, 11-XII-1917.

10El Luchador, 10-I-1918: Tomás Carbonell, presidente de la Sociedad Obreras, comentaba que ese reglamento era incompatible con los tiempos que se vivían, “cuando en la misma Rusia, ese caduco imperio de los Zares, baluarte hasta ayer de la más despótica de las autocracias, se derrumban con estrépito tronos e instituciones, autocracias y oligarquías, al irresistible empuje del vendabal (sic) revolucionario, y sobre tanta ruina y desolación se cimenta el futuro edificio de la igualdad social.

11El Día, 15-XII-1917 y 30-I-1918, El Socialista, 8 y 31-XII-1917, El Luchador, 28-I-1918, e Instituto de Reformas Sociales, Estadística de huelgas 1917-1918. Los obreros cifraron en 8.750 pesetas los jornales que habían dejado de percibir por la huelga.

12El Luchador, El Correo y La Correspondencia Alicantina, 31-VII-1918, y El Socialista, 1-VIII-1918.

13El Luchador, 7-VIII-1918.

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