A mediados de enero de 1919 los tejedores alcoyanos presentaron unas peticiones de mejoras a la Real Fábrica de Paños: básicamente, se trataba de con seguir la jornada diurna de nueve horas y la nocturna de ocho, como ya sucedía en Cataluña, concretamente en Tarrasa y Sabadell. La Real Fábrica de Paños alegó las diferentes condiciones de las industrias catalana y alcoyana, y se negó a conceder el nuevo horario, añadiendo que se atendría a lo que el Gobierno legislase al respecto, urgiendo incluso esa legislación. Conocida la respuesta laboral en un mitin celebrado el 26 de enero en la Escuela de Párvulos, los obreros decidieron acudir a las fábricas para trabajar únicamente las horas que ellos solicitaban y no tomar el salario el sábado, si era menor1. Los patronos se reunieron y enviaron sus protestas al alcalde, que organizo una reunión entre patronos y obreros, el día 27 por la noche, de la que no se sacó ningún acuerdo: según El Socialista, el alcalde recibió a los dirigentes obreros en presencia de varias autoridades militares –teniente coronel del Regimiento, capitán de la Guardia Civil, teniente de las fuerzas de Seguridad-, para amedrentarles2. Según El Luchador3, era un mal momento para las pretensiones obreras, pues se almacenaban grandes “stocks” de productos en las fábricas, tras la época dorada de los años de la guerra europea. Y según La Región, “el brusco término de la guerra ha dejado sentir sus efectos en la plaza de Alcoy… y los industriales tienen abarrotados de existencias los almacenes, al paso que las ventas son nulas completamente”4. Corrían rumores alarmistas por la ciudad, que hablaban de un movimiento “bolchevikista” o, en lenguaje popular, “del reparto” y se desplazaron a Alcoi numerosos guardias civiles5.
Los patronos endurecieron su postura y dieron un plazo de cuarenta y ocho horas a los obreros para ceder: ante la negativa de éstos, “tuvieron que adoptar el acuerdo de cerrar las fábricas, lo que hicieron el miércoles a primera hora”6. Previamente, el alcalde ofició al general gobernador de la plaza:
“Por el estado de alarma que reina en la población a consecuencia de la actitud adoptada por el elemento obrero, de no abandonar el trabajo en las fábricas, contraviniendo lo ordenado por los patronos, y pudiendo resultar de esto alteraciones del orden público y atentados a la propiedad y a las personas, ruego a V. E. que, con arreglo a lo determinado en la R. O. del Ministerio de Guerra de 16 de abril de 1892, facilite la fuerza del ejército necesaria para evitar desmanes y garantir la propiedad y las personas en los puestos que se indican en la presente relación, significándole que la hora en que pueden originarse estos conflictos es de las cinco y media de la mañana de hoy”7.
Así, fuerzas del Regimiento de Vizcaya desalojaron de las fábricas al turno de noche, sin incidentes y en cumplimiento del acuerdo tomado por la Real Fábrica de Paños de paralizar los trabajos en la manufactura de lanas8. Sólo cedió a las pretensiones un fabricante, Merín, no afiliado a la Real Fábrica de Paños9. El Gobernador Civil se trasladó a Alcoi, pero no pudo resolver la situación de este lock-out patronal que afectaba a doce mil trabajadores. Éstos mantenían una actitud correcta y esperaban el apoyo de los metalúrgicos y otros oficios, hasta llegar a la huelga general. El paro afectó incluso a Merín y a otro patrono, Espinosa, que en un principio habían aceptado las peticiones obreras pero se volvieron atrás. Las tropas continuaban custodiando las fábricas y “lo mismo la tropa que las clases y oficiales son espléndidamente obsequiados por los patronos”10. La Federación del Arte Textil celebró varias asamblea: en una de ellas se advirtió que si el hambre les hacía ceder en esta ocasión, los obreros podrían boicotear la producción, haciéndola menor e imperfecta11. La Federación, en un manifiesto a la opinión pública, negaba que los patronos tuviesen autoridad moral para pedir a los obreros que esperasen a la legislación sobre las ocho horas, pues “¿cuándo han cumplido los patronos las leyes vigentes que les conceda autoridad para demandarle al obrero que espere a la legislación de una reducción de la jornada de trabajo, si cuantas leyes a favor del asalariado han sido burladas, escarnecidas y pisoteadas por ellos mismo?”. Insistían los obreros en que “nuestra demanda de nueve y ocho horas diarias es tan justa, tan razonada, que a nuestra torpe burguesía le han faltado argumentos para justificar la actitud adoptada”12.
El Gobernador Civil, en un nuevo viaje a Alcoi, propuso la jornada de nueve horas para los dos turnos, diurno y nocturno, 54 horas semanales en total. Según algún periódico, se entrevistó con los patronos y “parece decidido, dado el caso de que los patronos sigan manteniendo su actitud de intransigencia, a ordenar que sean retiradas las tropas que custodian las fábricas”13. Hubo entonces amenazas de huelga general y se repartió una hoja de las Sociedades Obreras de Metalúrgicos, Albañiles, Carpinteros, Dependencia Mercantil, Zapateros, Oficios Varios, Panaderos y Litógrafos, en solidaridad con los obreros del textil, pues “estamos los obreros de ésta (ciudad) dispuestos a que triunfen los manufactureros”14. Finalmente se llego a un acuerdo sobre la base de la propuesta del Gobernador: nueve horas de trabajo “con la condición de que, de acuerdo patronos y obreros, distribuirán o regularán las horas de dicha jornada con sujeción a las necesidades de las distintas secciones del ramo”15. La prensa comentó de forma muy diversa el resultado de la huelga16 y según la Federación del Arte Textil –que publicó una hoja detallando el acuerdo, agradeciendo el apoyo de otras sociedades obreras y pidiendo a todos los trabajadores que se asociasen- el acuerdo no era más que una tregua en el camino hacia la jornada de ocho horas17. Pocas horas después del final de la huelga, algunos concejales del Ayuntamiento presentaron la siguiente moción:
“Con el fin de evitar la repetición de luchas deplorables entre el capital y el trabajo como la que, desgraciadamente, hemos presenciado estos días en nuestra querida ciudad, elevan al reconocido criterio del Excmo. Ayuntamiento la siguiente proposición: Que acuerde esta corporación municipal recabar de los altos poderes del estado la concesión, previa la presentación a las Cortes, de la jornada de ocho horas para los obreros en todas las industrias españolas”18.
En marzo de 1919, y tras una huelga de escasa importancia en una fábrica de trapos19, se produjo, a partir del día 25, una huelga general en solidaridad con los obreros de Barcelona, empeñados en una dura lucha contra “La Canadiense” y contra la patronal, lucha en la que, de hecho, pretendía la CNT -que en todo momento dirigió la huelga, aunque contó con la solidaridad de la UGT- “lograr de los empresarios catalanes el reconocimiento pleno de la Confederación“, lo que “permitiría a la CNT continuar su rápido crecimiento y aseguraría la posición de la organización como una de las fuerzas más poderosas de la vida de Cataluña y de la nación“20. Los acontecimientos más graves de la provincia sucedieron, en Alcoi, donde no en vano tenían los sindicalistas una clara hegemonía21: en la noche del martes día 25 y tras haber sido cerrados por las autoridades -como en el resto de la provincia- todos los locales de los sindicatos obreros22, se planteó la huelga general en todas las fábricas y talleres de la localidad: el turno de noche dejó el trabajo a las siete de la tarde. Al día siguiente, el turno diurno – aunque acudió en parte a sus puestos de trabajo- tampoco reanudó sus faenas y hacia las ocho de la mañana el paro era total, acordando el comercio no abrir sus puertas. El paro fue “total y en proporciones como jamás conocidas”23.
En los primeros momentos del día 26 recorrieron las principales calles numerosos grupos “en actitud completamente pacífica” y hacia las diez y media de la mañana, la parte alta de la población estaba invadida por una compacta masa, que celebró un mitin en la Plaza de San Mateo, en el que intervino un “conocido sindicalista de la localidad“, pese a las advertencias sobre la ilegalidad del acto que hace un inspector. Los grupos se dividieron luego en varias manifestaciones que, profiriendo gritos subversivos, se dirigieron hacia el centro de la población por las calles de Wilson, San Francisco y San José. Fuerzas de la Guardia Civil y de Seguridad dieron varias cargas y trataron de cortarles el paso. En alguna de estas cargas -según la información, bastante parcial, de la prensa- fueron agredidos desde los balcones e injuriados los miembros de la Guardia Civil: “en aquel momento se cruzaron varios disparos entre los revoltosos y la fuerza pública, que se repitieron más tarde, hasta tres veces, en diversos puntos de la localidad, apareciendo tomadas militarmente las principales vías y ofreciendo la ciudad un triste y desconsolador aspecto“24. Las gestiones del alcalde, Pérez Barceló, fueron inútiles: convocó a la alcaldía al Comité de Sociedades Obreras Federadas y les manifestó “los grandes perjuicios que se irrogaban a la paz pública y bienestar de Alcoy; excitó el patriotismo de los reunidos para evitar enérgicas disposiciones que sentiría tener que adoptar, e invocó el amor de todos a la clase obrera, que resultaba la más perjudicada en los alzamientos y motines sediciosos“. El Comité se declaró ajeno al movimiento y prometió su colaboración para que se mantuviera el orden. Sin embargo, a las once y medía de la mañana las autoridades civiles acordaron entregar el mando a la autoridad militar y en las primeras horas de la tarde se leyó el bando marcial. Fuerzas del Regimiento de Vizcaya ocuparon posiciones estratégicas y acabó el día 26 sin más incidentes. Al anochecer regresó el General de Brigada Pocurull, que se hizo cargo del mando.
El día 27 se formaron, hacia las diez de la mañana, grupos nutridos de huelguistas que comentaban “acaloradamente el desarrollo del movimiento obrero“. Según la prensa alcoyana, se produjo entonces una agresión, con tiros y piedras al General y su escolta, que pasaban revista a las tropas, cerca de la plaza de la Constitución: “La agresión fue instantáneamente repelida sin bajas, y mientras tanto una de las ametralladoras del Regimiento quedaba emplazada en la parte alta de la calle Wílson”. Se produjo entonces una muy enérgica intervención de la fuerza pública, que ocasionó un muerto y varios heridos: según el relato de El Liberal de Alcoy, las cosas sucedieron así: “Repitiéronse las agresiones y nuevamente se cruzaron diversos disparos entre fuerza pública y sediciosos, parapetados éstos a la entrada de la calle del Horno de Vidrio, resultando de esta refriega muerto un joven de 19 años, herido grave el Tesorero de la Federación del Arte Textil y levemente herida una mujer25. El momento fue sencillamente trágico y terriblemente conmovedor. La fuerza pública cubrió la entrada de las calles y cortó en absoluto la circulación, amenazando con hacer fuego a los que curioseaban desde los balcones y a los que intentaron cruzar la vía pública. Una de las ametralladoras enfocaba la calle del Pintor Casanova… otra protegía la larga calle de Wilson, mientras que las dos restantes quedaban emplazadas en la parte alta” y patrullaban por las calles fuerzas del ejercito y de la Guardia Civil: “A las dos de la tarde el motín quedaba completamente sofocado, sin que hubiera necesidad de mayores violencias y sin que se lamentaran nuevas bajas en el paisanaje“26.
Sorprendentemente -si creemos en esta versión de intensas refriegas a tiros entre revolucionarios y fuerzas del orden público- acudieron por su propia voluntad al Ayuntamiento trece “conocidos sindicalistas y socialistas a quienes se les supone instigadores de los lamentables sucesos registrados en esta población“, convocados por la autoridad, y fueron detenidos por orden del Capitán General de la Región y desterrados acto seguido a diversos puntos de las provincias de Murcia y Albacete. Según El Liberal, había “otros significados agitadores, que al originarse los sucesos escaparon de la ciudad ante el temor de una probable detención“. Tras estos sangrientos acontecimientos y la detención de estos dirigentes, la situación se fue normalizando, haciendo la fuerza pública alguna salida para evitar disturbios en algún centro fabril y para acudir a lugares cercanos, como Cocentaina, ante el rumor de cierta efervescencia27.
Según “El Liberal” y como expresión de la grave indignación que había causado en “todas las clases sociales” (sic) esta huelga, fruto de “agitadores profesionales… que lanzaron a la masa popular al campo de la ilegalidad y la rebeldía” hubo en los primeros días de la huelga “un consolador desfile de entidades respetabilísimas ante las autoridades de la localidad para protestar contra aquellos hechos, felicitarles por el acierto demostrado, ofrecerse incondicionalmente a las mismas y agruparse alrededor de quienes simbolizan la causa del orden, en momentos en que se alteraba la paz pública, se agredía y ultrajaba al ejército y se lanzaba inconscientemente a parte del elemento proletario a seguir peligrosísimos derroteros“. Mostraron así su adhesión al orden y desfilaron así ante el general de brigada Pocurull y ante el alcalde representantes de los partidos dinásticos; entidades patronales como la Cámara de Comercio, La Exportadora Alcoyana, la Real Fábrica de Paños, la Asociación de Fabricantes de Géneros de Punto, la Liga de Propietarios; numerosos patronos y propietarios a título personal (Desiderio Mataix, Camilo Botella y las razones sociales “Hijos de Anselmo Aracil”. “Hijos de Salvador García”, “Sobrinos de Rita Abad Santonja”, etc.); concejales; representantes del clero; profesionales del derecho, la medicina, la arquitectura y la enseñanza; representantes de centros obreros amarillos como “La Regeneración” o el “Círculo Católico Obrero”; otras entidades como Banca, Caja de Ahorros, Asociación de la Prensa, Centro Alcoyano, Círculo Cinegético, corredores de comercio, maestros, etc. Tenían, pues, razón las autoridades al sentirse agradecidos por la “pública demostración de amor al orden y de adhesión a la autoridad” que se había llevado a cabo.
El mismo domingo día 30, el general Pocurull reunió a los patronos para obtener de ellos que abrieran el lunes las fábricas. Por la noche publicó un bando anunciándolo y advirtiendo que garantizaría la libertad de trabajo y perseguiría la coacción. Pero el lunes 31 continuó el paro general. Se autorizó entonces un mitin en la vía pública, pero había ya muchas divergencias entre los obreros: unos eran partidarios de volver al trabajo y otros de seguir en huelga “hasta conseguir determinadas peticiones“. Conforme iba avanzando la semana, iban decayendo los ánimos de los obreros -fracasada ya la huelga en el resto de la provincia- aunque continuase el paro general. Tras obtener del general Pocurull el levantamiento temporal de la clausura del local de la Federación del Arte Textil para poderse reunir y tomar una decisión, el día 4, viernes, se reunió la asamblea de obreros y decidió el regreso al trabajo, que se efectuó el día 5 en alguna fábrica y el lunes 7 en la mayoría de ellas28.
La prensa conservadora lamentó los sucesos y comenzó a agitar el fantasma del bolcheviquismo: El Liberal titulaba así su amplia información de estos “luctuosos sucesos”: Dos semanas de completa paralización O reacciona la sociedad o sucumbe. Hay que procurar que los problemas sociales se deriven por los cauces de la legalidad y el orden, frente a las amenazas del sindicalismo dictatorial, antiobrero, disolvente. Se impone la unión de las voluntades y un algo espíritu de humanidad y concordia por la tranquilidad y prosperidad de Alcoy”. Entre los obreros detenidos y deportados en estos sucesos se encontraban, junto a los dirigentes sindicalistas, los miembros de la redacción de una revista de orientación bolchevique que proyectaban publicar algunos socialistas alcoyanos, llamada La Bandera Roja29. La enérgica intervención del ejército provocó “un consolador desfile de entidades respetabilísimas” que se ofrecieron incondicionalmente a las autoridades y se agruparon “alrededor de quienes simbolizan la causa del orden”. Además, surgió entonces la iniciativa de organizar en la ciudad el Somatén.
Tras una semana de normal funcionamiento de las fábricas, el 14 de abril se reprodujo el conflicto en la industria textil por desacuerdo entre patronos y obreros sobre la hora de empezar a trabajar y la de comer: holgaban únicamente los afiliados a la Federación del Arte Textil, pero el día 17 se acordó la huelga general de todos los oficios. Inmediatamente, la autoridad civil cedió el mando al general Pocurull, que proclamó el estado de guerra aunque no se había alterado en lo más mínimo el orden público. Del mismo general reunió a patronos y obreros, y el día 24 se reanudaba el trabajo, tras aceptar los obreros el horario oficial para la entrada al trabajo y para la comida30.
Las diferencias en relación con el horario laboral continuaron provocando conflictos entre patronos y obreros: así, entre el 12 de mayo y el 17 de junio tuvo lugar una huelga de Borreros y Tintoreros en torno a la jornada de ocho horas, junto a la exigencia de determinadas contraprestaciones económicas a cambio de atender al tinte y los tendederos en las horas de la comida. La Real Fábrica de Paños desestimó totalmente esas peticiones. Los Borreros y Tintoreros protestaron, a primeros de junio, de la falta de solidaridad de otros oficios –cuando ellos habían secundado todos los movimiento huelguísticas habidos en la industria lanera- y llegaron a un acuerdo con los patronos “espontáneamente y prescindiendo de la Federación del Arte Textil” y sin haber conseguido ninguna de sus reivindicaciones31.
En una situación cada vez más tensa, tantos los patronos como los obreros se prestaban para una batalla decisiva. Los primeros, apoyados por la clase dominante, la prensa conservadora y las autoridades, concibieron en junio ciertas esperanzas sobre la desarticulación del sindicalismo alcoyano32, que estaban aún muy lejos de la realidad. De otro lado, se habían recogido a primeros de junio 11.235 pesetas, cifra muy respetable en la época, para la suscripción abierta por la Cámara de Comercio e Industria alcoyana “con destino a las fuerzas del Ejército, la Guardia Civil y Seguridad” por su actuación en la huelga general de marzo. Finalmente, se había creado una sociedad llamada “Casa de los Obreros”, organismo sindical católico que se presentó de una manera muy beligerante en la lucha social, como ariete contra los sindicalistas, como reconoce la propia prensa burguesa, que criticaba “la dejación de los que debían estar interesados en que el Círculo Obrero Católico siguiese siendo una sociedad de recreo y de simple expansión”33. Los obreros, por su parte, estaban dispuestos a conseguir la jornada de ocho horas y nuevas mejoras en los salarios, dentro de una concepción claramente revolucionaria de la lucha sindical: así en agosto las Sociedades de Borreros y Tintoreros, Aparejadores en Paños, Tejedores Mecánicos e Hiladores Mecánicos publicaron una hoja dirigida “A los obreros del Arte Textil y Fabril y al pueblo obrero en general” sobre las ventajas que comportaba al movimiento obrero la nueva táctica del Sindicato Único34.
Así las cosas, se produjo en agosto un gravísimo enfrentamiento, con intercambio de disparos, entre obreros “amarillos” y sindicalistas del Arte Textil en la fábrica de “Hijos de Salvador García”. En un primer momento fueron detenidos veintinueve trabajadores, pero pronto fueron puestos en libertad todos menos cuatro, dos por cada bando. Los sindicalistas acordaron entonces no volver al trabajo hasta que no se pusiera en libertad a los presos y la empresa despidiera a los “amarillos”35. A los dieciséis días de conflicto, la Real Fábrica de Paños ofició al alcalde, en nombre de “Hijos de Salvador García”, para advertirle que despediría a los obreros si no acudían al trabajo. La Federación del Arte Textil insistió en su postura de huelga y boicot a la empresa, y sólo entraban a trabajar los “amarillos”. Mientras la Federación del Arte Textil acordó entonces dar el 5% del salario de sus asociados para los huelguistas –que cobraban holgadamente sus salarios, sobrando aún unas tres mil pesetas a la semana-, la Real Fábrica de Paños decidió indemnizar al patrono “de los perjuicios que pudiese acarrearle la situación presente”36. La Fábrica volvió a abrir con los esquiroles y se sucedieron enfrentamientos a diario: los huelguistas esperaban en el Viaducto a los esquiroles, a los que la fuerza pública había de custodiar hasta sus domicilios. La prensa conservadora criticaba a los sindicalistas y a la clase trabajadora por seguir sus orientaciones: lo único que iban a conseguir era “enriquecer a su costa a nuestros Lenines y Trostkys”37.
Se constituyó entonces el Sindicato Único de Alcoi, que lanzó una hoja con nuevas reclamaciones38. El semanario maurista La Verdad comentaba el hecho con auténtico terror: “Del sindicalismo. Hojas desprendidas del odio y la ambición”39. Por su parte, La Lealtad aplaudía la actitud de los obreros católicos en la fábrica de “Hijos de Salvador García” -los sindicatos católicos eran “el iris de esperanza en las horas que nos señala el reloj de la historia”-, atacaba al Sindicato Único y señala que era mucho más execrable la tiranía de los muchos que la de unos cuantos40. Por su parte, la Real Fábrica de Paños contestó a la hoja del Sindicato Único con otra en la que no entraba a discutir los salarios y condiciones de trabajo que se reclamaban, sino que se centraba en el asunto de la fábrica de “Hijos de Salvador García”, con cuya conducta seguía mostrándose solidaria: advertía a los obreros que “así como ellos saben ayudar a los compañeros que no trabajan, la Real Fábrica sabrá mantener o resarcir de pérdidas a sus asociados que lo necesiten a causa de las actuales luchas sociales”41.
Ante la proximidad del 1 de octubre, fecha en que había de entrar en vigor la jornada legal de ocho horas, se reunión la Junta local de Reformas Sociales para estudiar las instancias de las empresas que solicitaban la excepción a dicha jornada y las rechazó todas, salvo la presentada por los transportistas. Por lo cual, el alcalde anunció que “la jornada de ocho horas diarias o cuarenta y ocho semanales será de general aplicación en esta ciudad para todos los oficios y profesiones, a partir del 1º de octubre próximo”42. Pero no hubo acuerdo entre patronos y obreros sobre la aplicación de la jornada legal, cosa lógica dada la tensión existente y la resistencia patronal a aceptar esa nueva jornada. La Real Fábrica de Paños proponía una jornada de ocho horas partidas en dos para cada relevo –distinguiendo entre las fábricas del casco urbanos y las de fuera de la población43-, un aumento del 10% y la aplicación de la nueva jornada desde el lunes 29 de septiembre, “para así entrar en el nuevo régimen por semanas enteras”. Los obreros del Sindicato Único solicitaban “principiar a las seis de la mañana y terminar a las dos y media de la tarde, con media hora de descanso para almorzar; y por la tarde, principiar a las dos y media, descanso para cenar de media hora –de siete a siete y media- y terminar a las once de la noche”, es decir, las ocho horas en una sola jornada44. Ni siquiera los obreros católicos estaban del todo conformes con la propuesta patronal, aunque sus posturas eran más moderadas que las de los sindicalistas45. Así las cosas, la alcaldía convocó una reunión para el día 26 de septiembre a la que fueron invitados la Real Fábrica de Paños, el Sindicato Único y el Sindicato Católico –éste último, según el alcalde, “como no podía ser menos, ya que se trata de una sociedad legalmente constituida”-. Pero los sindicalistas se negaron en redondo a tratar el tema en presencia de los “amarillos” y abandonaron el Ayuntamiento. Se llegó entonces a un acuerdo entre la Real Fábrica de Paños y el Sindicato Católico para la implantación de la jornada de ocho horas:
“Jornada para las fábricas llamadas del radio de la población:
Para un relevo solo: desde el 1º de octubre hasta el 31 de marzo, de las 8 de la mañana a las 5 de la tarde, con descanso de 12 a 1 para comer si bien, la hora de este descanso, en los trabajos de batán, tinte, torradora, tendedero y ramas, se determinará conforme a las exigencias y necesidades del propio trabajo. Y desde el 1º de abril a 30 de septiembre, de 8 de la mañana a 6 de la tarde, con descanso de 12 a 2, exceptuando los trabajos de batán, tinte, torradora, tendedero y ramas, que sólo será el descanso de 12 a 1 variable según las necesidades de estas secciones.
Para dos relevos: de 5 a 8 y media de la mañana, el primer relevo; de 8 y media de la mañana a 1 de la tarde el segundo relevo; de 1 a 5 y media de la tarde, el primer relevo otra vez; y de 5 y media a 9 de la tarde, el segundo relevo.
Jornada para las fábricas del extrarradio de la población:
Para un relevo sólo: desde las 8 de la mañana a 5 de la tarde, con descanso de 12 a 1 para comer, variable asimismo esta hora del descanso, en los trabajos de batan y demás.
Para dos relevos: el primer relevo, de 5 y media de la mañana a 2 de la tarde, con descanso de 8 y media a 9 para almorzar. Y el según do relevo, de 2 de la tarde a las 10 y media, con descanso de 7 a 6 y media para cenar”46.
Además, acordaron un aumento salarial del 10% para los obreros a jornal y del 20% para los destajistas, aumento que pasaría a ser, respectivamente, del 20% y del 30% a primeros del año siguiente.
El lunes 29 entraron todos al trabajo, a la hora acordada por la asamblea obrera. Pero al enterarse de que solo por ese día se admitiría el horario propuesto por el Sindicato Único, muchos abandonaron el trabajo y los que quedaron, trabajaban a ritmo lento y molestando continuamente a los “amarillos”. Así las cosas, el día 2 de octubre acudieron los obreros a trabajar a la hora por ellos propuesta y encontraron cerradas las fábricas: comenzaba así una huelga de larga duración. En una asamblea celebrada el 6 de octubre los huelguistas declinaron cualquier responsabilidad por el paro y censuraron a patronos y autoridades47.
Publicó entonces el Sindicato Único una hoja en que acusaba a “cuatro industriales” de la Real Fábrica d Paños de “imponer su criterio en cualquiera de los asuntos puestos a debate en la citada corporación”, acusación que desmentía la organización patronal, en otra hoja, que rasgaban públicamente los trabajadores. La situación, a mediados de octubre, seguía estacionaria, con paralización de todos los centros fabriles, pero con orden total. Según la prensa, había trabajo –lo cual era más que dudoso, vista la actitud de los fabricantes- y cada día “dejan de percibir los obreros 25.000 pesetas en jornales”48. Los huelguistas eran, según El Socialista, unos quince mil49. Tras una fracasada mediación de la Asociación de la Prensa local, el alcalde hizo una propuesta a la Real Fábrica de Paños, el Sindicato Católico y el Sindicato Único: el primer turno trabajaría de seis de la mañana a tres y media de la tarde, con media hora para almorzar y una hora para comer; el segundo turno de tres y media de la tarde a doce de la noche, con media hora para cenar; y el tercer turno, “cuando las circunstancias lo hicieran posible”, de doce de la noche a seis de la mañana, “abonándose a los obreros igual jornal que los que hacen ocho horas”. En cuanto a los aumentos, el alcalde proponía lo mismo que la Real Fábrica de Paños, así como la creación de una comisión, que él presidiría, para estudiar algunas mejoras50. Según el corresponsal de El Socialista, los precios habían subido entre un 100% y un 150%, y los salarios un 15% y “durante la fatídica guerra europea (los patronos) han triplicado su fortuna” y un fabricante que empleaba a 150 obreros podía haber obtenido en 1918 unas 500.000 pesetas de beneficio. Señalaba el diario socialista la intransigencia patronal –calificaba claramente de lock-out al conflicto y concluía: ”Si los obreros hubieran sido los provocadores, ya habría funcionado el maüser y habría habido destierros”51.
Se reunió entonces una asamblea del Sindicato Único para estudiar esta propuesta, que se desestimó “por no querer gestionar en presencia de la representación del Sindicato Único, por entender que a nadie representa”. Proponían las obreros la celebración de una asamblea general del oficio para la elección de una comisión negociadora, compuesta “lo mismo por representantes del Sindicato Único como del Sindicato Católico o no pertenecientes ni a uno ni a otro, o sea, los no asociados”. Se designó así una comisión que comunicó al alcalde estar dispuesta “a comparecer donde se nos requiera… para hacer todo lo que de su parte esté con el fin de allanar dificultades en la pronta solución del litigio pendiente”52. Pero la Real Fábrica de Paños se mantuvo firme y replicó que nada tenía que añadir a lo acordado a fines de septiembre y, además, no estaba dispuesta a tratar “con quien, aunque se diga la Comisión popular nombrada en Junta General de obreros, no lo es tal, puesto que ni se dejó actuar libremente en esa Junta a elementos bien determinados y de notoria influencia en el proletariado alcoyano, ni se ha sabido dar cabida en la Comisión a personas que no fuesen en su inmensa mayoría del Sindicato Único de la Federación del Arte Textil, Fabril y Similares de la localidad, que ciertamente no es del todo imparcial en el asunto”53.
A fines de octubre la huelga agonizaba. Según la prensa conservadora, “son muchos los trabajadores que intentan reanudar cuanto antes el trabajo, disconformes con el proceder y la coacción que en contra realiza un pequeño y osado grupo”. El día 31 se celebró una Asamblea del Sindicato Único y dio por terminado el paro, “hallándose dispuestos a reanudar el trabajo en la forma y día que tengan a bien señalar los patronos alcoyanos”54. La prensa local resaltaba la derrota de los trabajadores: “El fracaso ha sido sencillamente desconcertante y abrumador: cinco semana de huelga y privaciones para venir a aceptar lo que se les ofrecía antes de estallar el conflicto”55. Aparecieron entonces hojas del PSOE –criticando a los sindicalistas por la dirección del movimiento obrero, que consideraban equivocada- y del Partido Radical –que señalaba los, en su opinión, graves errores de la doctrina sindicalista-.
Reanudado el trabajo el 1 de noviembre, los obreros -con la excusa de negarse a terminar trabajos procedentes de la fábrica de “Hijos de Salvador García”, donde permanecían obreros del Sindicato Católico- iniciaron una actitud de resistencia pasiva, huelga de brazos caídos y boicot. Los patronos despidieron a algunos trabajadores, amonestaron a otros y decidieron, finalmente, cerrar por tiempo indefinido las fábricas, a lo que respondieron los obreros pidiendo un aumento del 50% en sus jornales56. Para el Gobernador Civil, la actitud de los fabricantes alcoyanos estaba en relación con el lock-out patronal de Cataluña57: no cabe duda de que se trataba de una estrategia patronal organizada: se acababa de celebrar en Valencia un Congreso Patronal con participación de fabricantes textiles alcoyanos y lo patronos alegaban que la producción que se efectuaba con ocho horas de trabajo era muy escasa.
El día 10 de noviembre se celebró una reunión, presidida por el alcalde, con participación de representantes de la Real Fábrica de Paños, el Sindicato Único, el Sindicato Católico y una comisión de obreros neutrales: los trabajadores pidieron un aumento de 75 céntimos para los que cobraban menos de 3 pesetas, y 1 peseta para los que percibían más de esa cantidad. Los patronos se negaron rotundamente a ello y propusieron que los obreros, demás de la jornada legal, trabajasen horas extraordinarias, con un aumento de salario, La asamblea obrera se negó entonces a trabajar más de ocho horas al día e insistió en la petición de aumento58. Por otro lado, la Real Fábrica de Paños no olvidaba el problema de “Hijos de Salvador García”, que consideraba prioritario “antes de entrar a discutir ninguna otra cuestión”. Y en el mismo sentido de socavar la influencia del Sindicato Único entre la clase trabajadora, insistían mucho los patronos en que la citada comisión de obreros neutrales o no asociados podría representar “a todos los sectores de la opinión obrera”59. Los obreros argumentaban que, en la práctica, la propuesta patronal suponía la conculcación de la jornada legal de ocho horas, pues pretendían que trabajasen diez horas en lugar de las ocho de la jornada oficial. Para La Verdad, los obreros estaban perdiendo con las huelgas más de lo que podría suponer cualquier aumento y estaban siendo manejados por “las utópicas promesas de cuatro vividores que desconocen las verdaderas necesidades del proletariado”60.
Intervino entonces el capitán de la Guardia Civil, Ballenilla, que presentó el 15 de noviembre una fórmula de arreglo, que no difería sustancialmente de la propuesta patronal: en relación con el conflicto de “Hijos de Salvador García”, lo consideraba ajeno al problema y proponía admitir a huelguistas y esquiroles; en relación con el horario, “lo fijarán ambas partes de común acuerdo”, y en relación con el aumento de salario, recordaba que se discutía por unos céntimos que nada iban a resolver, tanto más cuando iban a bajar los precios “al normalizarse el mercado mundial”; proponía que los obreros aceptasen la oferta patronal, con un plus y la posibilidad de trabajar dos horas extraordinarias “cuando la industria lo permita”; finalmente planteaba la creación de una comisión mixta que se reuniría semanalmente para estudiar ”la implantación de las mejoras en proyecto aprobadas por la Asamblea Patronal que tuvo lugar en Barcelona en el pasado mes de octubre, cual serán, entre otras, seguro contra el paro y enfermedades, y retiro para la vejez”. En la asamblea obrera celebrada para estudiar esta propuesta, el delegado gubernativo suspendió la reunión “por los duros ataques de los oradores contra la autoridad” y procedió a la detención gubernativa del presidente de la Federación, Santiago Valor61.
Tras estos hechos adquirió un mayor protagonismo la citada comisión de obreros “neutrales”, que se reunieron con el alcalde y con el capitán de la Guardia Civil, los cuales “les hicieron las necesarias reconvenciones, poniéndoles de relieve el enorme perjuicio que, con la actitud adoptada por el elemento obrero, se ocasionaba al pueblo de Alcoy, ansioso de paz y trabajo”. El día 20 esta Comisión aceptó la fórmula propuesta por Ballenilla, con una pequeña matización, y publicó una hoja pidiendo la vuelta al trabajo el día 21, “ante los dificilísimos momentos por que atravesamos y con el fin de evitar males mayores”. La huelga terminaba con esta intervención ajena al movimiento obrero organizado: aunque la prensa afirmaba que en el conflicto “no han salido vencidos ni vencedores”, lo cierto es que la huelga se cerró con una derrota total de los sindicalistas. Entre tanto, se organizaba un homenaje al alcalde “sin distinción de matices políticos… para prestar con ello un innegable beneficio a la causa del orden y el robustecimiento del principio de autoridad”. La prensa hacia llamamientos a la concordia y a dirimir diferencias “como hermanos y sin prejuicios, aunque para ello sea necesario segar de raíz, apartar de todos como se aparta el reptil venenoso, a esa gente que, inconsciente o malvada, quiere con el desborde de sus pasiones, sembrar de odios y miserias la tranquilidad de nuestro pueblo”62.
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NOTAS:
1El Tiempo y El Día, 30-I-1919; La Unión Democrática y Periódico para Todos, 31-I-1919; El Socialista, 18, 25 y 26-I-1919; Boletín del IRS, febrero de 1919.
2El Socialista, 3-II-1919.
3El Luchador, 30-I-1919.
4La Región, 18-I-1919.
5El Día, 31-I-1919, La Lealtad (Alcoi), 1-II-1919.
6La Lealtad (Alcoi), 1-II-1919-
7Julio Berenguer, Historia de Alcoy.
8La Defensa (Alcoi), 1-II-1919, y Heraldo de Alcoy, 30 y 31-I-1919.
9El Socialista, 30-I-1919.
10La Región, 6-II-1919.
11El Tiempo, 1-II-1919, comentaba: “Dios quiera que desaparezcan las apasionadas intransigencias y que la cordura de unos y otros evite días de desasosiego y perjuicio a la industriosa ciudad de Alcoy”. Véanse también La Región, 30-I-1919, El Día, 3 y 7-II-1919, y “Gravísimo conflicto, El cierre de las fábricas de tejidos”, en El Socialista, 3-II-1919.
12“Manifiesto de la Federación Textil y Fabril al pueblo”, en Fraternidad, 10-II-1919.
13La Región, 8-II-1919.
14El Tiempo, 6-II-1919; El Día, 8 y 10-II-1919; El Liberal, 8-II-1919.
15El Luchador y El Correo, 11-II-1919; La Lealtad (Alcoi), 15-II-1919; “El triunfo de los obreros alcoyanos”, en El Socialista, 14-II-1919.
16Para El Luchador, el arreglo se había debido a que los obreros hacían cedido; para Alicante, 14-II-1919, “mientras haya industriales que se enriquezcan en un par de años de una manera escandalosa, habrá luchas violentas entre esos industriales y los obreros”; para Fraternidad, 8-II-1919, las autoridades locales se habían sumado a la burguesía y habían coaccionado a la comisión obrera en la reunión del 27 de enero.
17El Día, 18-II-1919.
18Julio Berenguer, Historia de Alcoy.
19El Liberal, 22-III-1919, El Día, 25-III-1919.
20G.H.Meaker, La izquierda revolucionaria en España, pág. 214.
21La información sobre estos sucesos está muy condicionada por la censura, que mutilaba las noticias: La Región, 26-III-1919; El Luchador, 26 y 31-III-1919; El Socialista, 15-III-1919
22En el Archivo Municipal de Alcoy hay copia del telegrama del Gobernador Civil el alcalde: “Suspendidas garantías constitucionales, proceda inmediatamente a clausurar sociedades obreras socialistas, sindicalistas y anarquistas, dándome cuenta. Requiera auxilio Guardia Civil si le fuese necesario“.
23El Liberal,(Alcoi), 12-IV-1919.
24El Día, 1 y 4-IV-1919.
25El muerto fue llevado al Hospital Oliver y enterrado de inmediato, por órdenes del alcalde (Julio Berenguer, Historia de Alcoy).
26El Liberal (Alcoi), 12-IV-1919.
27El Tiempo, 30-III-1919.
28El Liberal (Alcoi), 12-IV-1919.
29El Socialista, 6 y 18-IV-1919. La autoridad militar permitió el regreso de estos obreros deportados cuando los dirigentes de las sociedades obreras prometieron la vuelta al trabajo.
30“Grave conflicto en Alcoy” –noticia mutilada por la censura- y “Estado de guerra en Alcoy”, en El Socialista, 21 y 25-IV-1919. Véanse también El Liberal (Alcoi), 26-IV-1919, Periódico para Todos, 7-IV-1919, y La Región, 12, 15 y 16-IV-1919, periódico que hablaba de “la inexplicable intransigencia de los obreros”. Por los mismos motivos hubo un pequeño motín el 21 de abril en la fábrica de Papel Bambú según La Lealtad (Alcoi), 26-IV-1919.
31El Liberal, 16-V-1919; La Verdad, 14 y 21-VI-1919; La Lealtad, 21-VI-1919; Aracil – Bernabé – García Bonafé, artículo citado.
32“Audacias y equivocaciones de un Comité”, en El Liberal, 14-VI.-919; “¿El ocaso de una Federación?”, en La Voz del Pueblo, recogido en El Liberal, 28-VI-1919.
33“El sindicalismo católico. Su táctica y organización” y “La huelga es la guerra”, en El Liberal, 2 y 16-VIII-1919.
34Reivindicación, 24-VIII-1919.
35El Luchador, 22-VIII-1919, La Lealtad, 23-VIII-1919 –que asegura que la agresión partió de los “rojos”, según noticias “de cuya veracidad no respondemos”-, Periódico para todos, 23-VIII-1919; El Día, 22-VIII-1919, que publica el parte oficial, con los nombres de los detenidos, proporcionado por la Guardia Civil de la ciudad.
36El Liberal, 6-IX-1919; El Luchador, 22 y 26-VIII y 10-IX-1919.
37El Liberal, 13-IX-1919. Véase también El Luchador, 12-IX-1919.
38El Liberal, 13-IX-1919.
39La Verdad, 27-IX-1919.
40La Lealtad, 20-IX-1919.
41El Día, 25-IX-1919.
42Julio Berenguer, Historia de Alcoy.
43La Verdad, 27-IX-1919.
44El Día, 27-IX-1919.
45La Verdad, 27-IX.1919, publica la propuesta patronal y la contrapropuesta del Sindicato Católico.
46La Verdad, 4-X-1919.
47La Verdad y La Lealtad, 4-X-1919, El Socialista, 6-X-1919, y El Día, 7-X-1919.
48La Lealtad, La Verdad y El Liberal, 11-X-1919.
49El Socialista, 21-X-1919. Según El Día, 23-X-1919, no eran más que ocho mil.
50El Liberal, 18 y 25-X-1919, El Día, 23-X-1919.
51El Socialista, 14 y 17-X-1919.
52La Lealtad, El Liberal, 25-X-1919, y La Verdad, 31-X-1919. Los obreros tenían el apoyo de otros oficios: el día 25 se hizo una recaudación del 5% de los jornales de los trabajadores de otras fábricas.
53El Liberal, 25-X-1919, La Verdad, 31-X-1919.
54Diario de Alicante, 31-X-1919.
55El Liberal, 8-XI-1919.
56“¿Otra ver la anormalidad?”, en El Liberal, 8-XI-1919; El Día, 3-XI-1919; La Región, 10-XI-1919.
57El Gobernador Civil afirmaba que “la solución del lockout en Cataluña influirá favorablemente en la solución del conflicto de Alcoy” (Diario de Alicante, 12-XI-1919).
58El Día, 13-XI-1919, La Región, 14-XI-1919, La Lealtad, 15-XI.1919, El Socialista, 16-XI-1919, que recoge la cifra de más de siete mil parados en Alcoi por el lockout patronal.
59La Verdad, 15-XI.-1919.
60“La tiranía de la multitud que deja sin pan los hogares, hambrientos a los hijos, anémicas a las esposas, llenas de intranquilidad y zozobra las almas, y al verse oprimidos por el terrible cerco de la miseria que les estruja y les ahoga, pierde la fe, el cariño de los suyos; se ven invadidos por la desesperación y ruedan por el precipicio de la ilegalidad para convertirse en inconsciente masa que sirve de plato de carne para el cañón”.
61Diario de Alicante, La Región y El Día, 19-XI-1919, Periódico para Todos, 20-XI-1919, y La Verdad, 22-XI-1919.
62El Día, 21-XI-1919. Únicamente quedaban en huelga las operarias de la Fábrica de Sombreros de Pérez Barceló. Véanse también La Lealtad, 15 y 23-XI-1919, La Verdad y El Correo, 22-XI-1919, y El Día y La Región, 20 XI-1919.
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