Tras las agotadoras luchas de 1919, la organización obrera alcoyana quedó muy quebrantada: influyeron además otras causas, como la crisis de la industria tras la guerra mundial, las disensiones en el seno del movimiento obrero y la firme actitud de los patronos y las autoridades ante el movimiento obrero sindicalista: por ejemplo, en enero de 1920 se llevó a cabo una feroz represión con los anarcosindicalistas en Alicante. En consecuencia, han llegado hasta nosotros pocas noticias sobre la actividad sindical de los obreros textiles alcoyanos. No hay que dejar de tener en cuenta, sin embargo, el indudable menor interés y la escasa receptividad que muestra en estos años la prensa burguesa en general, ante las reivindicaciones y problemas de la clase trabajadora. Por otro lado, las actuaciones violentas, aisladas respuestas terroristas individuales ante la represión gubernamental, provocaban como sucedía también en Catalunya y otros lugares- una nueva represión sobre el movimiento obrero en su conjunto, que veía así muy dificultada su actuación por medidas gubernativas como el cierre de los locales obreros, la prohibición de las cotizaciones, las detenciones de dirigente, etc. No hay que olvidar, tampoco, que durante estos años las garantías constitucionales se encontraban suspendidas en numerosas ocasiones.

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A primeros de 1920 tuvo lugar un sangriento enfrentamiento en la conflictiva fábrica de “Hijos de Salvador García”, entre obreros sindicalistas y obreros católicos. En esta fábrica trabajaban obreros de ambas tendencias –pues los católicos, que habían actuado como esquiroles en la última huelga, no habían sido despedidos, pese a la prisión sindicalista- y eran frecuentes los roces y las reyertas. El día 14 de enero se cruzaron palos y disparos entre ambos bandos, resultando heridos de gravedad tres obreros pertenecientes al Sindicato Único. Fue detenido el autor de los disparos, el católico José Ferrando. En un primer momento, se produjo un paro general en la ciudad como protesta por estos hechos, pero pronto los obreros decidieron volver al trabajo en todas las fábricas, salvo en la de “Hijos de Salvador García”. Las tropas fueron acuarteladas y la Guardia Civil patrullaba por la población1.

El fallecimiento de unos de los heridos provocó un nuevo paro general, que se inició en la fábrica de “Sobrinos de R. Abad Santonja”. El día 19, “el paro fue casi general en las fábricas de tejidos, pues si se trabajó en algunas de ellas fue en determinadas secciones y por reducido número de obreros”. Después, se adhirieron al paro obreros de otros oficios, sobre todo de la Construcción, sin que en ningún momento se alterase el orden: se habían concentrado varias parejas de la Guardia Civil, procedentes de Valencia2. Posteriormente se reanudó el trabajo, pero continuaba el conflicto localizado en la fábrica de “Hijos de Salvador García”. Los trabajadores alegaban que no era posible una situación pacífica en el interior de esa fábrica y las autoridades llevaban a cabo diversas gestiones, que condujeron a un acuerdo el día 26, acuerdo cuyos términos ignoramos3. A pesar de ello, continuaba la intranquilidad en la ciudad, agravada por las medidas tomados por los patronos a primeros de año: ante un manifiesto del Sindicato Único en que se pedía a los compañeros del Textil que no hiciese horas extraordinarias y se limitasen a trabajar las ocho horas legales, la patronal amenazó de nuevo con el lock-out y suprimió el acordado aumento del 10% en los salarios4. Como se puede apreciar, la actitud de los patronos textiles era muy intransigente y los sindicatos no podían levantar cabeza.

A mediados de 1920 se constituyó en Alcoi la Federación Local de Sociedades Obreras, una iniciativa socialista que trataba de aprovechar la decadencia que parecía atravesar el Sindicato Único. La Federación Local ingresó en la UGT y su constitución, en palabras de Rogelio Cantó, que la presidía, se había debido a que la mayoría de las sociedades obreras estaban disconformes con la marcha del Sindicato Único y no se trataba de “crear escisión alguna5. En julio se declararon en huelga los trabajadores de la fábrica de Géneros de Punto de Ramón Sanz y pidieron el apto del Sindicato, que se lo negó por no parecerle oportuno el paro6. Poco después aparecieron en la prensa noticias alarmantes sobre estallido de petardos y bombas en varios lugares de la ciudad –la imprenta de El Serpis, la Escuela Industrial, muy cercana a la Real Fábrica de Paños, etc- y corrían insistentes rumores de que la Patronal preparaba otra ofensiva. En efecto, a fines de agosto hubo un nuevo lock-out en el textil, que dejó en paro forzoso a unos cuatro mil trabajadores7. El lock-out se prologó, al parecer, durante once semanas y nada pudieron hacer contra él las desorganizadas secciones del Sindicato Único8.

A partir de noviembre de 1920 tenemos más información de lo que sucedía en el textil alcoyano gracias ala publicación de dos semanarios anarcosindicalistas –El Comunista Libertario y Redención– que, lógicamente, prestaban mucha más atención al tema que la prensa burguesa. En octubre, el Sindicato Único había presentado a la Federación Patronal una demanda de aumento de salario para las obreras de un almacén de trapos, demanda a la que pareció acceder la organización patronal, que posteriormente alegó que tales obreras no pertenecían al Ramo Textil y Fabril. Por esa fechas, estalló un conflicto por dignidad en la Borrera de Sanz: los obreros pedían el despido de un encargado, el abono de los jornales perdidos durante la huelga y la readmisión de los huelguistas en sus mismos puestos. El patrono no aceptada el despido del encargado –sí, que volviese a ser obrero- y contrato a varios esquiroles por lo que el conflicto se prolongó hasta enero de 19219. De otro lado, se hablaba de coacciones contra las obreras de una fábrica de Tinte por no estar afiliadas al Sindicato Católico y del despido, en cambio, de obreros afiliados al Sindicato Único10.

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La represión contra los dirigentes sindicalistas era constante. El 3 de diciembre de 1920 fueron detenidos catorce miembros del Sindicato Único en la Sociedad de Albañiles, otros en la barbería comunal y un redactor de El Comunista Libertario, bajo al acusación de “reunión clandestina”. Estaban, al parecer, estudiando unas demandas del Ramo del Agua, presentadas “para ponerse al nivel de los demás trabajadores de la manufactura en lana”, en especial el descanso dominical. A fines de noviembre estaban en huelga los rameros y la Patronal –“ese monstruo de colectividad donde sus componentes nunca se ven hartos de sangre proletaria”, la calificaba El Comunista Libertario– fue despidiendo obreros de otros sectores, con la excusa de que no se les podía dar trabajo hasta que volviesen los rameros a su puesto. La detención de los dirigentes sindicalistas desarticuló la huelga y el día13 prometían los huelguistas volver al trabajo si eran libertados los compañeros presos. Se nombró una comisión para estudiar las demandas de las aprestadoras, y la Patronal se mostró intransigente y no aceptó tales demandas. El Sindicato Único abandonó el paro “por no ser conveniente gastar energías11. Los dirigentes sindicalistas acometieron este conflicto con mucho optimismo –“hoy, cuando en veinticuatro horas se puede paralizar la vida de un pueblo entero y en cuarenta y ocho la comarca entera, no es tan fácil jugar con los intereses del que trabaja12-, pero tuvieron que reconocer que la situación era muy mala: “El Sindicato Único tiene muchos organizados, pero por desgracia es todo número, poca calidad”. Y pedía actividad a los jóvenes: “Si no queréis que el Sindicato Único se desmorone poco a poco, luchad con la actividad posible de cada cual13.

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La industria textil alcoyana atravesaba, a primeros de 1921, una aguda crisis, que no facilitaba, desde luego, la consecución de las reivindicaciones obreras. En marzo, la prensa insistía en la crisis industrial por la que atravesaba la provincia de Alicante –sobre todo, Alcoi, Elche o Novelda14– y, concretamente sobre Alcoi, afirmaba que, mientras tres meses atrás se trabajaba en tres turnos, en esos momentos en las fábricas textiles sólo se trabajaba dos o tres días a la semana, en un solo turno y durante ocho horas, pues los almacenes estaban abarrotados de género: incluso algunas fábricas habían parado ya15. En una situación como ésta, los obreros habían de contemplar impasibles –con alguna denuncia y protesta en Redención– los abusos de los patronos, los despidos, la disminución de su salario. Así en abril, el citado semanario anarquista denuncia el despótico comportamiento del patrono José Soler, las dificultades puestas por un capataz al reparto del propio semanario en una determinada fábrica, el despido sin motivo justificado de un obrero de la sección de batanes de la fábrica de Desiderio Mataix16. El semanario invitaba a los obreros a ingresar en el Sindicato Único, publicaba editoriales sobre la crisis de trabajo17 -tema que también se trataba en alguna conferencia dada en el local del Sindicato18– y protestaba de que, en esa situación de hambre y miseria, se celebrasen las fiestas locales19.

En mayo insistía de nuevo la prensa en la crisis: la mayoría de las fábricas no trabajaban más que un par de días a la semana, todo lo más; los almacenes estaban llenos, no había pedidos, los jornales eran escasos y la clase obrera se encontraba en mala situación, al no poder atender a sus necesidades20. Ante ello, el Sindicato Único convocó una asamblea extraordinaria:

¡Trabajadores! Permanecer indiferentes ante la miseria que azota implacable, que invade exterminadora nuestros hogares, convertidos por la funesta acción del hambre en verdaderas moradas de dolor y sufrimiento, es una actitud suicida y denigrante que rebaja nuestra Condición moral de hombres. Debemos exigir una pronta solución de este hondo malestar que no aflige, a los que se enriquecieron fabulosamente con el negocio escandaloso que ha ocasionado esta crisis que nos mata lentamente21.

En la asamblea, celebrada con asistencia de miles de obreros en el Teatro Circo, se lanzaron dos propuestas: una, más moderada, consistente en pedir a la patronal trabajo o salario durante cuatro días a la semana; otra, más radical –que acabó por imponerse- consistía en exigir seis jornales a la semana22. La Federación patronal ignoró tales peticiones y la situación continuó siendo la misma. Redención informaba del deterioro constante de las condiciones laborales de los obreros textiles de la ciudad. Así, el patrono que presidía la Real Fábrica de Paños rebajó el sueldo y aumentó el horario a sus obreros23, los tejedores del tercer turno de la fábrica de Llopis Colomer llegaron a ofrece su trabajo con un 50% de reducción en el salario –cosa que “la organización no ha consentido24-; muchas mujeres trabajaban jornadas de diez, once y hasta catorce horas, haciendo horas extraordinarias otras a pesar del paro existente25; se hacían trabajos impropios, por cuya eliminación tanto se había luchado; había falta de higiene en las fábricas26, etc. Los esfuerzos del Sindicato Único –que en julio organizó una nueva asamblea y lanzó una campaña en favor de los presos sociales27– se estrellaban contra las condiciones objetivas: la sección de Cardadores y Diableros reconocía el marasmo en que había caído, pues muchos de sus componentes ni siquiera pagaban la cuota sindical28; el Ramo del Agua, que formaban las secciones de Borra y Tinte, y Aparejadores en Paños, y englobaba a bataneros, rameros, perchadores, travesaleros, opasadoras, pinzadoras, prensadoras, cordoneras y clasificadoras de trapos, denunciaba los abusos que sus afiliados consentía en la aplicación de la jornada legal y la falta de asistencia de las mujeres a las reuniones sindicales29; en las fábricas de Géneros de Punto se “escarnecen” las ocho horas30, etc. En alguna ocasión excepcional, esta situación provocó alguna huelga: por ejemplo, en septiembre en la fábrica de Fernando Vicente, donde el gerente insultaba a las obreras porque habían ingresado en el Sindicato y los rebajó el jornal en tres reales31.

Por su parte, los socialistas lanzaron, en una reunión de “fuerzas vivas” ante la crisis, la idea de promover varias obras públicas pata hacer frente a la falta de trabajo, lo que suscitó las críticas de los sindicalistas32, que sostenían que la crisis debían pagarla quienes anteriormente se habían enriquecido fabulosamente. En octubre, ante las dificultades que las restricciones de “Hidroeléctrica Española” añadían a la ya delicada situación de la industria alcoyana, el Ayuntamiento amenazó con dimitir, y patronos y obreros con cerrar las fábricas. El Gobernador Civil acudió a Alcoi y acompañó a una comisión de “fuerzas vivas” a Madrid: La Hidroeléctrica, sin embargo, no se comprometió más que a enviar fluido suficiente tres días durante 24 horas y otros tres durante ocho horas y media, a la semana33. En noviembre, aunque había rumores sobre el encargo a fábricas alcoyanas de mantas para el ejército de Marruecos34, la situación seguía siendo crítica: se trabajaba únicamente tres días a la semana. El Sindicato Único se veía acosado por las críticas de los socialistas –que señalaban su pasividad35– y de la prensa de extrema derecha –que le acusaba de predicar la pereza y la rebelión36-.

Los patronos “como no podían dar trabajo a todos los obreros, optaron por despedir a los más significados revoltosos” en las fábrica de Terol Hermanos y Desiderio Mataix, lo que provocó la huelga del resto de los tejedores de esas fábricas por solidaridad37. Los obreros despedidos no fueron readmitidos y el Sindicato Único amenazó con la huelga general del Textil para el 24 de noviembre; pero antes se reunieron los patronos y decidieron cerrar las fábricas, dejando en paro a doce mil trabajadores, entre tejedores, hiladores y otros oficios38. Según el Gobernador Civil, “los patronos, acuciados por la necesidad de cerrar sus fábricas ante lo ruinoso que se presenta el negocio ahora, pusieron como pretexto la falta de fluido” y, una vez resuelto ese problema, despidieron a varios trabajadores, dirigentes sindicales, para tener una excusa para aplicar el lockout. La primera autoridad provincial añadía que los patronos alcoyanos temían mucho la competencia del textil catalán y creía que ambas partes eran culpables: “Los patronos, por su deseo de cerrar las fábricas: bien es verdad que es un deseo justificativo. Y los obreros, por haber declarado la huelga sin pensar en las graves consecuencias que traería: bien es verdad que se basaban en el despido de seis compañeros39.

Que se trataba de una provocación patronal era tan claro que hasta el semanario católico La Voz del Pueblo así lo reconocía: era lógico que, pasada la buena época de los negocios en la que hubo “muchos abusos por parte del obrero”, los patronos tratasen de corregir esas situaciones “y a su vez incurren en excesos, como despedir a obreros que llevaban algunos años en las fábricas40.

Intervinieron entonces el alcalde y el Gobernador Civil. En una asamblea, los obreros rechazaron la oferta patronal de dar ocupación a los despedios en otras fábricas. Había rumores de que Hidroeléctrica iba a terminar con las restricciones y se iba a reanimar la situación. Finalmente, los trabajadores aceptaron que fabricantes no asociados a la Federación Patronal diesen trabajo a los compañeros que habían sido “seleccionados para no ingresar” en sus antiguos puestos. El Gobernador Civil quedó encargado de redactar un Reglamento de Régimen Interior para las fábricas, que sometería a la aprobación de obreros y patronos41. El conflicto se cerraba, pues, con una nueva derrota de la organización obrera, que había tenido que aceptar la selección de personal. Eran malos tiempos para el Sindicato Único, que a finales de año convocó a Cardadores, Diableros, Tintoreros e Hiladores Mecánicos a una asamblea para plantear la abolición del trabajo nocturno, es decir, del tercer turno. La asamblea terminó sin que fuera posible tomas ninguna decisión al respecto42. Cuando en enero de 1922 reapareció el problema de fluido eléctrico –hubo, incluso, una huelga parcial por diferencias entre patronos y obreros “en cuanto a la aplicación de las jornadas exigidas por la intermitencia de fluido eléctrico43– se celebró una asamblea de “fuerzas vivas”, mientras los socialistas atacaban a Hidroeléctrica, los sindicalistas insistían en que los patronos debían resolver el problema, a cuenta de las ganancias obtenidas, sin esclavizar al trabajador44.

A lo largo de 1922 las características del movimiento sindical en el textil alcoyano fueron semejantes a las del año anterior: una cierta atonía, que culminó en una huelga general precipitada y bien recibida por unos fabricantes en crisis, que se saldaría con una nueva derrota de los obreros sindicalistas. El conflicto se inició a fines de septiembre de 1922, en la fábrica de Miguel Payá: con la excusa del fluido eléctrico se comunicó a los obreros que no había trabajo y que ya se les avisaría cuando lo hubiese; pero luego se avisó a unos cuantos nada más, ante lo cual los trabajadores se reunieron en asamblea –a la que acudieron cuatrocientos obreros del primer turno y doscientos cincuenta del segundo- y acordaron convocar otra asamblea, ésta general de todo el Textil, para proponer la huelga general. Las autoridades tomaron precauciones y convocaron a la Junta de Reformas Sociales local: la huelga era ya total en Payá, al haber abandonado el trabajo algunos esquiroles, por temor a las coacciones. En la asamblea del Sindicato Único se acordó –con asistencia de unos mil obreros- mantener el derecho de todos al puesto de trabajo, rechazar la mediación del alcalde y amenazar con un paro general en el Textil. La patronal se negaba a dialogar45.

El paro general se convocó para el día 4 de octubre por la mañana. La opinión pública creía que no era momento adecuado, por tener los patronos grandes existencias de género y verse, de hecho, favorecidos por el paro. La huelga fue total en la fábrica de Payá y casi general en el resto. El día 6 se celebró una nueva asamblea del Sindicato Único –a la que ya asistieron únicamente trescientos obreros- y en el ambiente se respiraba escaso entusiasmo: con todo, se impuso la línea más radical y se acordó mantener la huelga y rechazar la mediación del Instituto de Reformas Sociales46. El día 8 se celebró una nueva asamblea, con poca asistencia, y comenzaron las discrepancias entre los trabajados, aunque todavía se rechazó tratar con el Gobernador Civil. Los tejedores del tercer turno –la jornada nocturna-, que se habían constituido en Sindicato de Trabajadores Independientes, al margen del Sindicato Único, y llevaban varios meses en paro, comenzaron a trabajar solicitados por los patronos. Entre ellos y los “que, particularmente, trabajan en sus casas”, tenían los patronos suficiente género para atender los escasos pedidos. El día 9 volvieron algunos obreros del primer turno al trabajo, mientras que otros se veían en paro forzoso: en total, había unos tres mil trabajadores parados47.

La indudable inoportunidad de esta huelga, las diferencias de opinión entre los mismos huelguistas y la vuelta al trabajo de varios de ellos fueron circunstancias que provocaron una cierta radicalización en los procedimientos de los parados: hubo entonces enfrentamientos en las fábricas y en las calles, intervención de la fuerza pública y detención de algún miembro del Comité de huelga, cuya libertad pidieron en vano los obreros48. Con todo, el paro iba aumentando al tener que cerrar otras fábricas forzosamente. Una asamblea celebrada el día 11 –a la que asistieron 700 trabajadores- acordó seguir la huelga, sin coaccionar a nadie. El Sindicato de Trabajadores Independiente advirtió que no apoyaría, ni material ni moralmente, la huelga. Se cruzaron entonces hojas de la federación patronal y del Comité de Huelga. En alguna asamblea obrera se propuso la intervención de las autoridades e incluso, la vuelta al trabajo: en éste último caso, la propuesta la hizo el socialista Santiago Miralles49. El día 21, otra asamblea del Arte Textil rechazó la oferta de la Patronal: todos volverían a sus puestos, salvo en la Fábrica de Hijos de Miguel Payá, “donde por haberse vendido algunos telares estos días, no son necesarios todos los operarios que antes trabajaban”50. Para otra asamblea, el día 27 de octubre, se cedió a la realidad de los hechos y se acordó por votación -376 votos contra 58, es decir con poca asistencia- volver al trabajo. Era un nuevo fracaso del Sindicato Único, cuyos dirigentes incluso habían llegado a enfrentamientos en las últimas asambleas. Algunos obreros perdieron sus puestos de trabajo y la organización quedo casi totalmente desarticulada, a pesar de que a fines de ese años la CNT había recuperado la legalidad51.

EComisx Tecn Ind Textiln 1923 continuó la situación de crisis en la industria alcoyana: en julio, hubo graves repercusiones de las huelgas de Barcelona, al no llegar los materiales necesarios, lo que podía provocar el paro de miles de obreros del textil52. Los socialistas intentaron aumentar su influencia en la clase obrera alcoyana: así, la Federación local de Sindicatos Obreras lanzó en marzo un folleto explicando su táctica y aumentaron los afiliados a la Agrupación y a la Juventud Socialista53, pero la mayoría de los trabajadores del textil se mantenía en la órbita del anarcosindicalismo, aunque no mostraba mucha combatividad. En septiembre, poco antes del golpe de estado de Primo de Rivera, la Federación local de Sociedades Obreras constató en una asamblea que no se desarrollaba mucho la organización, debido a que el proletariado alcoyano no parecía apercibirse de los desmanes de los desmanes de la burguesía y de las inmoralidades del Sindicato Único54.

Al llegar el golpe de Primo de Rivera, el Sindicato Único alcoyano se negó a cumplimentar el Real Decreto sobre cotizaciones y control de las sociedades obreras, por lo que fue disuelto por la autoridad militar55. Con todo, en el mes de diciembre aún se produjo un “paro general en la industria textil alcoyana… con motivo de las forzosas restricciones impuestas en el servicio por Hidroeléctrica Española”, pero que la autoridad militar cortó por lo sano prohibiendo “más paros en las fábricas56.

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NOTAS:

1La Región, 15 y 16-I-1920; El Luchador, 15-I-1920; “La versión de un suceso”, en El Socialista, 16 y 23-I-1920.

2Heraldo de Alcoy, recogido en La Región, 20-I-1920.

3La Región, 23 y 26-I-1920; El Correo, 29-I-1920, advierte que continuaban los insultos e incidentes en la fábrica de “Hijos de Salvador García”.

4El Socialista, 29 y 31-I-1920.

5El Socialista, 11-VI y 13-VII-1920.

6La Unión Democrática, 17-VII-1920.

7El Luchador, 29-VIII-1920, El Socialista, 1-IX-1920 (“Los patronos alcoyanos. Locout que no es razonado ni razonable”) y 14-IX-1920 (“Grave conflicto en Alcoy. Cuatro mil obreros en paro forzoso”).

8El Comunista Libertario, 18-XII-1920.

9El Comunista Libertario, 6 y 20-XI-1920, y 8-I-1921.

10El Comunista Libertario, 20-XI-1920. El semanario anarquista denunciaba, además, que en esa fábrica de Hijos de Roque Monllor las obreras hacían el trabajo de los hombres, pero cobraban el salario de las mujeres –3,25 en lugar de 6.45 pesetas-.

11El Luchador, 13-XII-1920; El Comunista Libertario, 18-XII-1920 y 1-I-1921. Este semanario sindicalista no pudo salir ni el 4 ni el 11-XIII-1920 por estar presos sus redactores.

12El Comunista Libertario, 18-XII-1920.

13El Comunista Libertario, 1 y 8-I-1921.

14El Luchador, 4-III-1921.

15Malos días han llegado para los trabajadores en Alcoy”, comentaba El Luchador, 7-III-1921. Véanse también Redención, 5-III-1921, y El Día, 8-III.1921.

16Redención, 2, 9 y 16-IV-1921.

17Antonio Toy, “Cómo se soluciona la crisis”, en Redención, 21-V-1921; “Insistiendo: la crisis de trabajo”, en Redención, 21-V-1921.

18Conferencia de “un compañero” sobre “Causas de la crisis de trabajo. Medios para solucionarla”, en Redención, 7-V-1921.

19¡No, esclavo, no!. Las fiestas de hoy, para el burgués: día vendrá, no muy lejano, que podremos celebrar las nuestras”, en Redención, 2-IV-1921; y “Sainete, comedia, drama”, en Redención, 23-IV.1921.

20El Día, 16-V-1921, y El Correo, 17-V-1921.

21Redención, 21-V-1921.

22El Luchador y El Día, 23-V-1921, Redención, 28-V-1921.

23Redención, 11-VI-921.

24Redención, 16-VII-1921.

25Redención, 27-VIII-1921.

26Redención, 27-IX-1921.

27Redención, 9-VII-1921.

28Redención, 6-VIII-1921.

29A todos los obreros y obreras del Ramo del Agua”, en Redención, 24-IX-1921.

30Redención, 15-X-1921.

31Redención, 17-IX-1921.

32El Socialista, 16-VI y 23-VII-1921.

33El Día, 19 y 22-X-1921, y El Tiempo, 22-X-1921.

34El Correo, 19-XI-1921, y La Lucha, 26-XI-1921.

35El Socialista, 15-XI-1921.

36La Voz del Pueblo, 5-XI-1921: “Inspiradores no hay por qué señalarlos. Cada fábrica es un centro de proselitismo odioso. La dirección a sabemos que la llevan los que en otras partes están fuera de la legalidad. Por cierto, La Voz del Pueblo, en su editorial del 19-XI-1921, sostenía que la conflictividad social era obra de los judíos (“La convulsión social es obra de los judíos”).

37Periódico para Todos, 21-XI-1921, y La Lucha, 26-XI-1921.

38Periódico para Todos y El Día, 22-XI-1921; El Luchador, 23 y 24-XI-1921; El Tiempo, 23-XI-1921; El Socialista, 29-XI-1921 (“¿Hacia la agravación del locaut?”).

39Periódico para Todos, 24-XI-1921.

40La Voz del Pueblo, 3-XII-1921; El Luchador, 5-XII-1921 aseguraba que el despido fue un tanteo de los patronos para ver la reacción de los trabajadores; Redención, 25-XI-1921, hablaba también de la actitud provocadora de los patronos, que trataban de seleccionar su personal.

41Periódico para Todos, 9 y 30-XI y 3 y 5-XII-1921; El Día, 1 y 6-XII-1921; La Voz del Pueblo, 10-XII-1921, y El Socialista, 5-XII-1921.

42El Correo, 31-XII-1921; Periódico para Todos, 30-XII-1921; y Redención, 30-XII-1921 (“Vergüenzas locales”). Poco antes, Redención, 2-XII-1921, había denunciado otros actos de insolidaridad en Géneros de Punto: obreros que llevaban más máquinas de las reglamentadas y trabajaban los domingos, en una época de crisis y falta de trabajo.

43El Día, 11-I-1921; El Luchador, 14-I-1922.

44El Día, 14-I-1922; Redención, 20-I-1922.

45El Día y Periódico para Todos, 29-IX-1922; El Luchador, 29 y 30-IX, 3 y 4-X-1922.

46El Luchador, 5 y 6-X-1922.

47El Día, 9-X-1922; El Luchador, 9 y 10-X-1922; El Correo, 17-X-1922.

48El Luchador, 11, 12 y 13-X-1922.

49El Día, 13 y 16-X-1922; El Luchador, 14 y 16-X-1922; La Voz del Pueblo, 14-X-1922, decía: “Por la cuantía de unas cuantas pesetas y por el error inicial de un conflicto en una fábrica, no comprendemos la paralización extendida a las demás casas. Ya veremos cuándo se cansarán los afectados por la huelga, para que ésta termine.

50El Día, 23-X-1922.

51El Día, 24-X-1922 y 4-XI-1922; La Voz del Pueblo, 28-X y 4-XI-1922, y Periódico para Todos, 17 y 28-X-1922.

52El Luchador, El Día y Periódico para Todos, 11-VII-1923.

53El Socialista, 12-II, 1 y 24-III-1923.

54El Socialista, 6-IX-1923.

55El Socialista, 22-X-1923.

56El Luchador, 20-XII-1923.

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