Estas dificultades continuaron en 1918, cuando la prensa consideraba una noticia digna de ser publicada la llegada de una partida de carbón cok a Gandía, con destino a los talleres metalúrgicos alcoyanos1. En ese año de 1918, la presión del aumento del precio de las subsistencias y la lucha obrera para reducir la jornada de trabajo motivaron un duro conflicto en el sector. En el mes de mayo, presentaron los carpinteros y metalúrgicos una petición de aumento del 50% en las horas extraordinarias y una reducción de la jornada laboral de nueve horas y media a ocho horas. Tras una semana de plazo, se declararon en huelga y parecían contar con el apoyo del ramo del Textil de cara a una posible huelga general2. Los patronos alegaban que los obreros se habían comprometido, en la huelga anterior, a non hacer más peticiones durante determinado tiempo3. Lo cual, como en otros oficios, era cierto, pero la enorme inflación y la rápida devaluación de las mejoras obtenidas forzaba a los trabajadores a reemprender la lucha para mantener su nivel de vida.
Según el semanario radical alcoyano Fraternidad, la huelga era muy justa y había sido bien acogida por la población de la ciudad; criticaba además la pasividad de las autoridades4. El Liberal, por su parte, aseguraba que si el alcalde no había intervenido oficialmente se debía a “haber renunciado las partes litigantes a sus buenos oficios como presidente de la Junta de Reformas Sociales“5. No se confirmaban los rumores de huelga general en el oficio de manufacturas en lana, aunque en un mitin celebrado el día 3 de junio en la Escuela de Párvulos se habló de ello, fijando la fecha para el paro general la del día 10. Sí se concretó en cambio, una ayuda económica, consistente en una cantidad por asociados del sector de Géneros de Punto para los huelguistas. Hay que tener en cuenta que muchos de los carpinteros y metalúrgicos trabajaban precisamente en fábricas textiles, cuidando de las máquinas. Y fueron precisamente algunos de esos patronos los que -como el fabricante de géneros de punto Enrique Carbonell- primero cedieron ante las reivindicaciones obreras, pues apenas tenían tres o cuatro obreros para arreglar desperfectos en las máquinas6.
Hubo entonces algunos incidentes con dos esquiroles, cuyas casas vigilaban los obreros, mientras los protegía la Guardia Civil. Se produjo también un paro forzoso en la Fábrica de Cerillas por falta de cajones para envasarlas7. Los patronos se mostraban dispuestos a aumentar algo los jornales, pero no a reducir la jornada de trabajo8. La huelga general del oficio de manufacturas en lana se aplazó, aunque estos obreros seguían ayudando económicamente a los huelguistas, e incluso se repartieron a sus hijos mientras duró el conflicto, que se desarrollaba, pese a pequeños incidentes, en perfecto orden9.
Inició entonces sus gestiones para resolver la huelga el capitán de la Guardia Civil, que tropezó al principio con la intransigencia patronal, pues los fabricantes exigían que, previo a toda negociación, retirasen los obreros algunos conceptos que consideraban injuriosos, vertidos en una hoja repartida por la ciudad. Consiguió poco después el capitán un acuerdo sobre la base del aumento del 10% del salario para los obreros que ganasen más de 3 pesetas diarias, y del 25% para los que ganasen menos, así como la jornada de ocho horas como general, pero “viniendo obligados los obreros a trabajar nueve horas y media en los casos de urgencia, como horas ordinarias, y como extra las que pasen de nueve y media, con un aumento del 25%“10. Pero los patronos se desdijeron del acuerdo, con gran indignación de los trabajadores, muchos de los cuales se habían visto obligados a pasar a otro oficio -sobre todo, a trabajar como albañiles- o a emigrar a Valencia. Según La Correspondencia Alicantina, algún patrono -concretamente Bartolomé Esplugues- había llegado a hacer gestiones en Valencia para que quienes allí habían encontrado trabajo fueran despedidos.
La situación se fue agravando. En un mitin celebrado en la Escuela de Párvulos los obreros atacaron de forma especial a Francisco Albero , encargado -y que acabaría accediendo a la propiedad- de los Talles de “Viuda de Aznar, Rodes y Cía”. Albero era secretario de la comisión patronal de huelga y el más intransigente de todos sus componentes. Se decía que los fabricantes habían depositado cada uno dos mil pesetas como garantía de su firmeza, pues las perdería aquél que cediese a las peticiones obreras. Por todo ello, acordaron los trabajadores llevar a cabo una manifestación en la que, acompañados de sus mujeres e hijos, se dirigieron a los domicilios de los patronos “a que les den el pan para comer, ya que no quieren transigir“11.
La Sociedad de Obreros Metalúrgicos acordó entonces que el día 20 de junio se presentarían a trabajar los compañeros cuyos patronos habían accedido a sus peticiones12. Eran aquellos fabricantes que tenían pocos trabajadores de este ramo, en su mayoría carpinteros: José Barberá, Jorge Soler, H. Gisbert y P. Barrachina, Francisco Moltó, Antonio Cabrera, Francisco Seguí Santonja y la empresa Carbonell y Cía. Estos obreros se comprometieron a depositar el salario de dos días a la semana para constituir un fondo común a favor de los huelguistas13.
La prensa continuaba apoyando la postura de los trabajadores y haciendo llamamientos a la concordia: “A patronos y obreros por igual les Exhortamos en estos momentos críticos para la vida de nuestro Alcoy, a que tengan mayor cordura, la mejor buena fe para dirimir fraternalmente sus querellas en bien de todos y en bien del porvenir de nuestra ciudad“14. Otros periódicos criticaban la abstención de las autoridades o hacían referencia al egoísmo patronal, que se mostraba indiferente ante la subida del precio de las subsistencias15.
Por fin, el Gobernador Civil marchó a Alcoi para intervenir directamente en el conflicto, pero fracasó en sus gestiones. A su regreso a Alicante, elogió ate la prensa la actitud correcta de los obreros, en tanto criticaba la intransigencia patronal16. Se encontraban éstos dispuestos a conceder a los carpinteros el aumento del 25%, pero no la reducción de jornada; los obreros ofrecían trabajar las nueve horas y media, pero siempre que se considerase como normal la jornada de ocho horas y se cobrase un 25% de aumento por la hora y media restante, considerada como extraordinaria. Se rompieron de nuevo las negociaciones y dimitió la comisión obrera. La nueva, ante la intransigencia patronal, volvió a sus peticiones iniciales, el aumento del 50%. Surgieron nuevos incidentes -el día 22 los obreros llegaron a apedrear al patrono Rodes- y se celebraron varios mítines para informar al conjunto de los trabajadores17.
De forma repentina se solucionó el conflicto, muy probablemente ante el anuncio de que los obreros de la Manufactura en Lana, tras presentar a sus patronos varias reivindicaciones, se mostraban dispuestos a la huelga. La posible confluencia de dos conflictos -el del sector de la Lana afectaría a más de diez mil obreros- debió influir en autoridades y patronos, que cedieron algo. Ante el temor de la que “la rica, la laboriosa Alcoy va a pasar por un trance durísimo“, se llegó a una solución de la huelga de carpinteros metalúrgicos el día 28 de junio. Los carpinteros obtuvieron la jornada de ocho horas y un aumento del 25% en las horas extra; los metalúrgicos continuaron con su jornada de nueve horas y media, pero lograron un aumento del 16% en sueldo y del 25% en las horas extra, así como otras mejoras18.
Así pues, es larga huelga se saldó con un triunfo parcial de los trabajadores19. La actitud de los patronos había sido muy dura y, según algún periódico, habían llegado incluso a solicitar del alcalde la utilización de la fuerza pública contra los trabajadores, que se habían mantenido siempre en actitud correcta, en general20. La Metalúrgica Industrial desmintió, en una nota oficial, que hubiese reclamado del alcalde “el uso del maüser para resolver la huelga“21.
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NOTAS:
1El Liberal (Alcoi), 13-IV-1918.
2La huelga comenzó el 27 de abril, según el citado artículo de Aracil-Bernabé-García Bonafé, o el 27 de mayo, según La Lealtad, 30-V-1918. Según La Correspondencia Alicantina, 28-V-1918, “el ramo de los obreros de manufacturas en lana ha ofrecido su concurso y apoyo a los metalúrgicos y carpinteros“. Véase también El Socialista, 21-V-1918.
3Diario de Alicante, 28-V-1918.
4Fraternidad, 1 y 8-VI-1918.
5El Liberal (Alcoi), 8-VI-1918.
6La Correspondencia Alicantina, 4-VI-1918, y La Provincia, 5-VI-1918.
7El Socialista, 7-VI-1918.
8La Correspondencia Alicantina, 4-VI-1918.
9Diario de Alicante, 6-VI-1918, y Periódico para todos, 7-VI-1918.
10Diario de Alicante, 11-VI-1918.
11La Correspondencia Alicantina, 14-VI-1918.
12La Correspondencia Alicantina y Periódico para todos, 18-VI-1918.
13En esos momentos, los obreros habían reducido su petición de aumento a la mitad, del 50% al 25%, pero mantenían la reducción de la jornada a ocho horas.
14“Templando la cuerda”, en Fraternidad, 22-VI-1918.
15Periódico para todos, 22-VI-1918.
16Así lo comunicó el Gobernador Civil en su informe a sus superiores en Madrid (El Socialista, 25-VI-1918).
17Diario de Alicante, 24-VI-1918, La Correspondencia Alicantina, 26-VI-1918, y El Correo y El Luchador, 27-VI-1918.
18El Socialista, 3-VII-1915. En los trabajos a realizar fuera del taller los obreros obtuvieron notables mejoras. El carpintero que trabajase en un taller metalúrgico se ajustaría a lo acordado para los de este oficio; los moldeadores recibirían un aumento del 10% los días de fundición.
19La Correspondencia Alicantina, Diario de Alicante y Fraternidad, 28-VI-1918.
20El Liberal, 3-VIII-1918.