Los Dependientes de Comercio, numerosos en Alicante, tuvieron diversos tipos de organización, en su mayoría, caracterizados por una actuación muy moderada y puramente societaria, aunque también experimentaron una evolución hacia una mayor combatividad en los años posteriores a la primera guerra mundial. Ya en 1890 apareció una Asociación de Dependientes de Comercio que anunciaba haber conseguido el cierre de los comercios durante los domingos “gracias a la benevolencia y buenos sentimientos de nuestros jefes“1. A primeros de 1892 inauguraron un local en la calle de Labradores y la prensa elogió “la ilustración y exquisito trato de los jóvenes que componen la indicada asociación“2.
Esta organización desapareció algunos años después, pues en 1899 se creó la Sociedad de Socorros Mutuos de la Dependencia Mercantil3, cuyas actividades en esos años consistían en la organización de becerradas, carreras ciclistas, festejos deportivo-taurinos y banquetes de conmemoración de la fundación de la sociedad; contaban además con una escuela nocturna4. Seguían luchando por conseguir el cierre dominical en aquellos establecimientos cuyos artículos no fuesen de primera necesidad5. En 1900 organizaron un Montepío de los dependientes de comercio, pues también eran obreros “puesto que de nuestro trabajo vivimos“, y a la vista de que la idea de la asociación obrera se imponía ya “en todos los países civilizados”6. De otro lado, eran socios de honor de la entidad el Gobernador Civil y el concejal ultraconservador Martínez Torrejón7.
Durante los primeros años del siglo, los dependientes fueron consiguiendo algún acortamiento en la jornada laboral en determinados comercios8 y la aplicación del descanso dominical en otros9. Se mantuvieron como Sociedad de Socorros Mutuos, llegando a tener 140 afiliados, pero sin pasar, creemos, a sociedad de resistencia, a pesar de los llamamientos que, en ese sentido, les hacían los socialistas desde las páginas de El Mundo Obrero10.
Los dependientes de comercio, que estaban dirigidos en esos momentos por el republicano Rafael López Arias, luchaban constantemente contra la tendencia de los patronos a alargar la jornada de trabajo y a no respetar el descanso dominical, aprovechando el paternalismo que presidía las relaciones entre patronos y obreros en este oficio: así, en 1906 y 1907 encontramos quejas de la Sociedad por el quebrantamiento de la legalidad y de los acuerdos sobre horarios, por parte de los dueños de los comercios11. Se hablaba también, por esos años, de editar un periódico del oficio, que se llamaría El Heraldo Mercantil.
En agosto de 1912, los dependientes mercantiles organizaron un banquete para celebrar el triunfo conseguido al lograr que los establecimientos abrieran a las ocho de la mañana y cerrasen a las ocho de la tarde12. En octubre de ese año se celebró en el Centro de Sociedades Obreras un mitin en el que los dependientes de comercio insistieron en solicitar la jornada de diez horas y el cumplimiento de la Ley de Descanso Dominical, al tiempo que se quejaban de la actitud indiferente de la mayoría de los dependientes. Al mitin asistieron unas 200 personas y se abogó por la unión entre los dependientes de comercio, los de las barberías y los de las farmacias13. Éstos últimos amenazaron en mayo de 1913 con acudir a la huelga, al no acceder los patronos a concederles un día de descanso dominical y a fijar una jornada máxima de trabajo14.
Los Dependientes Mercantiles se incorporaron a la Casa del Pueblo a fines de 191315. En julio de 1914 reaparecieron las diferencias entre los dependientes y sus patronos en torno al eterno problema de la hora del cierre de los comercios y del trabajo en días festivos. En noviembre de ese mismo año, protestaron en asamblea de la pasividad del Gobierno y su tardanza en aplicar los acuerdo de la Junta de Reformas Sociales en torno a la implantación de la jornada de diez horas16. Juan a su participación en algunos mítines conjuntos con el resto de la clase obrera -así, en la huelga naval de 1916- encontramos noticia de que los dependientes de comercio organizaron, todavía en 1915, corridas de toros benéficas17.
A mediados de 1918 era ya evidente la repercusión que el alza de las subsistencias causaba en el nivel de vida de los obreros y de la clase media. Los dependientes de comercio a los que les faltaba una conciencia clara de pertenecer a la clase obrera se vieron, en la práctica, más afectados que otros trabajadores por la carestía.
Algunos dependientes, con mayor dinamismo, iniciaron alguna actividad sindical: en abril de 1918 organizaron en la Casa del Pueblo un mitin al que asistió el secretario de la Federación Nacional del oficio18. En enero de 1919 apareció en la prensa alicantina un llamamiento para constituir una Sociedad de Empleados Mercantil de Alicante19: ignoramos si había desaparecido la anterior Sociedad de Dependencia Mercantil y si era una nueva sociedad, con una orientación distinta a la anterior. Lo cierto es que, a partir de 1919, se habla de la Federación Provincial de Empleados Mercantil, que agrupaba fundamentalmente a los de Alicante y Alcoi20.
Como en los demás oficios, los empleados mercantiles plantearon diversas reivindicaciones durante 1919: en marzo, los dependientes del sector de la ferretería conseguían el cierre de los establecimientos a las siete de la tarde, con un descanso de dos horas para comer21. En septiembre, tras algunas discusiones con los patronos -las que sostuvieron con los dueños de las tiendas de tejidos se prolongaron bastante-, lograron el reconocimiento de la Sociedad Obrera, la creación de un comité permanente de patronos y obreros para dirimir futuras cuestiones, una revisión general de los jornales con un aumento del 25%22. En cuanto a la jornada de trabajo, a primeros de octubre los dependientes acordaron aplazar la reivindicación de la jornada de ocho horas, pero muy poco después nombraron una comisión para discutirla con los patronos. Ambas partes se preparaban para la lucha: los patronos intentaron organizarse23 y los trabajadores publicaron una nota defendiendo a la Sociedad Obrera como un derecho inalienable de la clase trabajadora, ante la industria, el comercio y la banca locales24.
Los empleados mercantiles se reunían con frecuencia para plantear los problemas generales del sector o los específicos de cada ramo25. Hubo gestiones y reuniones entre patronos y obreros en el Círculo Unión Mercantil y, a pesar de la amenaza de huelga de los dependientes si no se aplicaba de inmediato la jornada de ocho horas, la situación evolucionó de forma favorable para los patronos26. En 1920 la Federación -que presidía Álvaro Botella- tuvo una enorme actividad: en abril presentaron los dependientes de ultramarinos unas bases de trabajo que hacían hincapié en la jornada de diez horas y en el descanso dominical27 y los patronos prometieron, por enésima vez, que cumplirían la legislación a partir del 25 de abril o del 2 de mayo.
La Federación -que había protestado públicamente de “las arbitrariedades cometidas por las autoridades con los obreros“- celebró ese año la Fiesta del Trabajo de forma muy activa: de un lado, presentó a las autoridades unas peticiones de tipo político28 y, de otro, organizó una velada en la que intervinieron el poeta Salvador Sellés29 y Dorado Martín, que escribió un artículo sobre “los obreros mercantiles“, en el cual se recriminaba a los trabajadores de fábricas y talleres su actitud de superioridad frente a los dependientes de comercio, a los que consideraban “bajo la influencia y presión de la torpe y ambiciosa burguesía“. Dorado Martín afirmaba que predominaba aún entre los dependientes una actitud muy conservadora, “producto de la educación burguesa recibida“, que aspiraba solo a reformas graduales; consideraba prematura la unión entre ambas clases trabajadoras, pedía comprensión a los trabajadores manuales y confiaba en la pronta llegada del momento en que únicamente quedasen dos banderas enfrentadas, “la de los explotadores y la de los explotados“30.
Poco después, en una asamblea, los dependientes mercantiles acordaron por aclamación presentar ciertas mejoras que no fueron aceptadas por los patronos, por lo que anunciaron la huelga. Los obreros pedían un aumento que iba del 30% al 50% en los salarios vigentes -que oscilaban entre las 45 y las 150 pesetas mensuales, son solo tres excepciones por arriba-, mientras que los patronos ofrecían un aumento del 20%., más dos horas extraordinarias, y exigían que los dependientes arreglasen los escaparates31. Las gestiones del Gobernador Civil no pudieron impedir la huelga, que se declaró el 19 de mayo: los patronos abrieron las tiendas con ayuda de sus familiares; la Federación obrera lanzó una hoja a la opinión pública explicando su postura; el número de esquiroles era escaso -algunos de ellos trabajaban, por cierto, en tiendas de destacados republicanos locales-. Ante el acuerdo de declarar la huelga general del oficio, con la excepción de los empleados en farmacias, ultramarinos y droguerías, una nueva gestión del Gobernador Civil logró un acuerdo, tras las reuniones de una comisión mixta que presidía Aniceto Aznar. Los obreros obtuvieron un aumento del 30% en sus salarios y el día 26 de mayo se reanudó el trabajo32. Los trabajadores tuvieron menos éxito en el ramo concreto de los empleados en ferretería, donde también se llegó a un arreglo. La directiva de la Federación presentó su dimisión ante la asamblea “por el resultado de la huelga de ferreteros“, pero se les confirmó en sus cargos por reconocer que la situación no tenía otra salida33.
En estos momentos era cuando mayor cercanía había entre los dependientes mercantiles y el resto de la clase obrera: en el mes de junio, en una asamblea a la que asistieron 500 afiliados, la federación acordó dirigirse al Ministerio de Trabajo para que solucionase lo antes posible el conflicto huelguístico en el puerto, se comprometió públicamente a que ninguno de sus afiliados trabajase allí como esquirol, apoyó económicamente a los huelguistas y se dirigió al Círculo Unión Mercantil y a la Cámara de Comercio para advertirles de que “apelarán a los medios pertinentes, si el conflicto no se resuelve decorosamente para los intereses alicantinos“34. Sin embargo, no secundaron el paro de portuarios y almacenistas, con la excepción de los empelados de la casa Havres, que se declararon en huelga por solidaridad, lo que les costó el despido, a pesar del apoyo moral de la Federación35.
En julio de 1920 los dependientes de Farmacia pidieron a los patronos la jornada legal de ocho horas, un descanso semanal de 24 horas seguidas, el abono según ley de las horas extraordinarias, un aumento del 25% sobre los sueldos acordados en mayo y un permiso anual de 10 a 12 días. Los patronos aceptaron las peticiones, salvo la última, y no hubo conflicto laboral36. La federación envió, en ese año de 1920 que constituye su mejor momento, sin duda, un representante al Congreso Nacional de Dependientes37.
En enero de 1921, sin embargo, comenzó a declinar algo la organización de los empleados mercantiles. La Federación señalaba que, al trabajar escasos dependientes en cada comercio, era más difícil mantener un espíritu combativo, ante las directísimas presiones del patrono y la falta de apoyo de los compañeros, La Federación protestaba de la actitud de los patronos, que obligaban a sus obreros a trabajar más horas que las señaladas por la ley -sin abonarles nada por esas horas extraordinarias- y les presionaban para que abandonase la Sociedad Obrera: ellos eran los verdaderos perturbadores del orden que tanto invocaba la clase dominante y debían ir, por ello, a la cárcel “que se ha hecho para toda clase de perturbadores, sin distinguirlos por las pesetas que tienen o que aparentan tener“38. Poco después, los empleados mercantiles constituyeron una “Bolsa de Trabajo”39.
En enero de 1922, los dependientes de farmacia hubieron de acudir a la huelga para conseguir la jornada de ocho horas que, como hemos visto, se les había prometido por los patronos meses atrás, aunque al final seguían trabajando diez horas, con un pequeño aumento salarial. La huelga fue considerada ilegal por el Gobernador Civil y los auxiliares de farmacia publicaron un manifiesto en el que demostraban lo contrario y afirmaban contra con el apoyo de toda la dependencia mercantil alicantina, aunque desmentían haber pedido ayuda en concreto a los dependientes de droguería40. Pese a las notas publicadas por el comité de huelga -en que lamentaban los perjuicios ocasionados al público, pero insistían en que era necesario organizar la jornada laboral para dar un mejor servicio41– y pese a los rumores de apoyo por parte de la Federación de Empleados Mercantiles42, se impuso la actitud represiva del Gobernador Civil y la huelga terminó sin que los obreros lograsen sus propósitos o, por decirlo en las palabras un tanto cínicas del propio Gobernador Civil, “sin vencedores ni vencidos, permaneciendo todo como estaba“43. Sin embargo, en mayo de 1922 se constituyó en Alicante la Federación provincial de Empleados de Farmacia, con representantes de Alicante, Alcoi, Elche, Dénia, Villena, Almoradí y otras localidades: entre otros acuerdos, decidieron sacar un periódico mensual, El Auxiliar de Farmacia de Alicante, cuyo primer número apareció dos meses después44.
En julio de 1922 todavía continuaban los empleados mercantiles a vueltas con la jornada de trabajo: a pesar de todas las disposiciones legales, la resistencia de los patronos acababa por imponerse y, de hecho, se trabajan más horas de las legales. Así, tras un bando de la alcaldía de la ciudad en que se señalaba la jornada laboral que había sido acordada por representaciones de la Federación Provincial de Empleados Mercantiles y de los patronos presidentes de los distintos gremios45, se asistió a una campaña -a través de las páginas del diario liberal El Día– en la que los dueños trataban de demostrar su derecho a abrir sus comercios más horas de las establecidas por la ley, acudiendo a razones de muy diverso orden: los dueños podrían abrir una hora antes para limpiar y se podía cerrar una hora y media después para atender a los clientes rezagados; había peligro de que se perdiesen volantes del Banco que los cobradores repartían antes de que abriesen el comercio, había una competencia ilícita por parte de los puestos del Mercado, las bodegas abrían todo el tiempo que querían, etc, etc. En suma, para El Día “el comercio alicantino que está sufriendo una grave crisis, ahora agudizada por las consecuencias del conflicto de las comunicaciones, clama contra la ilógica aplicación, contra lo que tiene de tiranía, de las disposiciones reguladoras de la jornada mercantil, según se aplican en Alicante“46. La Inspección de Trabajo, sin embargo, se mostraba firmemente decidida a no aceptar esas peregrinas argumentaciones.
En noviembre de 1922 la Federación organizó una conferencia de Rafael Millá para “aclarar los puntos a tratar en el XI Congreso que celebrará en Madrid el día 15 del corriente la Federación Nacional de Dependientes”47. En 1923 continuaba existiendo la Federación de Empleados Mercantiles, que presidía Juan Buigues, y participó en algunos actos de tipo político, como los relacionados con la campaña para exigir responsabilidades por el desastre de Marruecos, pero no hemos encontrado noticias de su actividad sindical.
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NOTAS:
1El Alicantino, 1-VI-1890.
2El Alicantino, 10-I-1892.
3El Eco del Comercio, 7-VIII-1899.
4El Eco del Comercio, 9-X-1900, La Unión Democrática, 12-VIII y 22-IX-1899, 13-VI y 27-IX-1900. El reglamento de esta sociedad se encontraba, según Rico, en la Biblioteca del Marqués del Bosch, aún inaccesible a los investigadores.
5El Correo, 21-XI-1899; La Unión Democrática, 24-VI y 31-VII-1900: se reunieron con el alcalde para estudiar la aplicación de la Ley de Accidentes del Trabajo.
6La Unión Democrática, 18-II-1900.
7La Unión Democrática, 4-VII-1900.
8La Unión Democrática, 31-VII-1902.
9El Mundo Obrero, 16-VII-1901, animaba a los dependientes de ultramarinos a que luchasen “por el descanso que a vuestro cuerpo pertenece, por el descanso dominical“. véase también El Mundo Obrero, 7-XII-1902, sobre el descanso dominical en las droguerías.
10El Mundo Obrero, 10 y 24-VIII-1902 y 15 y 22-V-1940.
11El Graduador, 27-I-1906 (mitin en el Centro de Sociedades Obreras y conferencia de Verdes Montenegro sobre “Fundamento y fines de las Sociedades”); La Federación, 10-VI-1907.
12Periódico para Todos, 12-VIII-1912. NdE: Pocas semanas después se adherían a la campaña nacional en favor del cumplimiento de la ley del Descanso dominical, y de la limitación por ley de la jornada de trabajo a diez horas, La Voz del Pueblo 07-09-1912
13Diario de Alicante, El Batallador, El Popular y El Noticiero, 21-X-1912.
14Diario de Alicante, 2-V-913.
15Según el Boletín del Instituto de Reformas Sociales, abril de 1913, se acababan de constituir en sociedad.
16Diario de Alicante, 19-XI-1914.
17Alicante Obrero, 19-IV-1915.
18El Correo, 26-IV-1918, El Noticiero, 27-IV-1918, y El Luchador, 28-IV-1918.
19El Luchador, 22-I-1919. Oficialmente, se creó el 15-VII-1919 (Censo Electoral Social).
20La Región, 15-IV-1919.
21El Luchador, 10-IX-1919.
22El Luchador, 10-IX-1919; Diario de Alicante, 1-X-1919; y Periódico para Todos, 10-X-1919.
23“Se ha constituido una comisión de comerciantes presidida por Juan J. Soler para organizar en esta ciudad el Sindicato Patronal” (Diario de Alicante, 14-X-1919).
24El Luchador, 6-X-1919.
25El Día, 9 y 11-X-1919. En el ramo de tejidos, los obreros pedían: “1) Aumento del 20% sobre el total de ventas; 2) Reconocimiento del Sindicato; 3) Los aprendices, que deberán tener 14 años cumplidos, cobraran más de 30 pesetas al mes” (Diario de Alicante, 21-IX-1919).
26Periódico para Todos, 21-X-1919.
27Las bases pueden leerse en El Mundo Obrero, 17-IV-1920. Véase también El Luchador, 10-IV-1920.
28“1) Restablecimiento de las garantías constitucionales. 2) Libertad de los obreros presos que no están sujeto a proceso. 3) Abaratamiento de las subsistencias. 4) Implantación de reformas encaminadas a proteger la vida de los trabajadores, asegurando la suerte de los enfermos, de los sin trabajo y de los viejos” (El Luchador, 13-V-1920).
29Su poesía, “El Primero de Mayo”, leída en la velada, se publicó en El Luchador, 5-V-1920.
30“Cuestiones obreras. Los obreros mercantiles”, en El Luchador, 5-V-1920.
31El Luchador, 22-V-1920.
32El Luchador, 20 y 24-V-1920; La Unión Democrática, 23 y 24-V-1920, y El Tiempo, 26-V-1920.
33El Socialista, 12-V-1920, y El Luchador, 9-VI-1920. Contaba entonces la Federación con 804 afiliados (Censo Electoral Social).
34El Luchador, 21-VI-1920.
35La Unión Democrática, 23-VI-1920; El Día, 23 y 24-VI-1920.
36El Luchador, 24-VII-1920.
37El Luchador, 9-X-1920.
38El Luchador, 18-I-1921.
39El Eco, 31-I-1921.
40“Los Auxiliares de Farmacia al pueblo alicantino. Aclaraciones necesarias”, en El Tiempo, 5-I-1922; El Día, 3-I-1922.
41El Día, 2 y 5-I-1922, y El Tiempo, 3, 5 y 6-I-1922.
42El Día, 10 y 11-I-1922.
43El Luchador, 19-I-1922.
44El Tiempo, 17-V-1922.
45El bando, en El Día, 6-VII-1922.
46“Anomalía de las jornada mercantil”, en El Día, 28, 29 y 31-VIII-1922.