En 1919 los obreros del Ramo de la Madera desplegaron una intensa actividad, dirigida por los sindicalistas y que culminaría en la creación del Sindicato Único del Ramo de la Madera, que mantendría su lucha, muy limitada por la represión gubernamental, hasta la dictadura de Primo de Rivera. A los largo de ese año los obreros de la Madera se reunían periódicamente en la Casa del Pueblo, reorganizaron la antigua Sociedad de Torneros, Pulimentadores y Constructores de Camas1, apoyaron moral y materialmente a compañeros de otros oficios en huelga2 y plantearon diversas reivindicaciones a sus patronos, que vamos a relatar.
Los Toneleros acordaron no trabajar los domingos, elaboraron en junio unas nuevas Bases de Trabajo, y visitaron a los toneleros de Monóvar para invitarlos a asociarse3. En varias asambleas se estudió el llamado “pacto de unión” y en junio se acordó la adhesión a la Federación de Toneleros de España, a propuesta de unos comisionados de Barcelona y Valencia4. En sus reivindicaciones, “La Defensa” solicitaba un aumento del 25% en las maderas buenas y de un 30% en las maderas malas, nombrándose al poco tiempo una comisión para que calificase las maderas, junto con los patronos5. En septiembre, se declararon en huelga el día 15 y oficiaron al Sindicato de Exportadores de Vinos dándoles un plazo de 48 horas para aceptar la nueva tarifa de precios, bajo la amenaza de declarar la huelga general del oficio. Esta decisión fue tomada por unanimidad y los patronos cedieron, concediendo un elevado salario –22 pesetas en algún caso-, de manera que los toneleros volvieron al trabajo el 19 de septiembre6. En octubre, “La Defensa” acordó readmitir en la sociedad a los compañeros que regresaban de Argel y Orán, aunque a los no conocidos los examinaría una Comisión, e invitó a los compañeros del oficio que estaban ocupados en Mutxamel, San Vicent del Raspeig y Sant Joan a que recogiesen su herramienta y acudiesen a trabajar a Alicante7. La situación era, de todos modos, bastante tensa y en noviembre de 1919 la prensa recoge la noticia de la agresión de dos patronos toneleros a un ebanista.
Los ebanistas de “El Gramil” se reunieron en enero de 1919 y solicitaron la supresión del trabajo a destajo y la implantación de la jornada de 48 horas semanales, así como un aumento del 100% en las horas extraordinarias y en el trabajo en días festivos. La postura patronal era conciliadora, al parecer, al menos en relación con el aumento del salario, pues los ebanistas alicantinos, según la prensa, cobraban mucho menos que en otros lugares8. En marzo estalló la huelga, tras haber presentado los ebanistas en febrero las siguientes peticiones:
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Jornada legal de 48 horas semanales.
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Horas extra, el doble, como los festivos
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Se considerarán horas extra las que pasen de 48 horas semanales, aunque haya días festivos.
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Si falta el obrero sin causa justificada, el patrono podrá alargarles la jornada hasta las 48 horas.
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Si el obrero estuviera enfermo, bastaría con comunicarlo al patrono9.
En la huelga, los obreros insistieron sobre todo en la jornada de ocho horas, que fue aceptada por la mayoría de los patronos, salvo en la Fábrica de Sacos, donde la huelga se planteó en unión de compañeros de otros oficios y se prolongó hasta el mes de mayo: a mediados de ese mes, los carpinteros y metalúrgicos obtuvieron la jornada de ocho horas y un aumento de 50 céntimos10.
El constante aumento del coste de la vida obligó a los carpinteros a solicitar en julio un nuevo aumento en las horas extraordinarias, mientras se esforzaban por conseguir la afiliación de barnizadores y pulimentadores11. Por su parte la recién organizada Sociedad de Torneros –representada en el Consejo de Delegados de la Casa del Pueblo alicantina por un destacado sindicalista, Francisco Carrasco- había comenzado sus actividades señalando una cuota fija para ayuda a los huelguistas y fijando un plazo de tres días, en junio, para que Salvador Gosálbez obligase a los esquiroles que trabajan en su fábrica a afiliarse a la Sociedad Obrera12. Y, finalmente, la Sociedad de Aserradores Mecánicos “La Igualdad” fijaba, también, en agosto, una cuota extraordinaria –una peseta los oficiales, 50 céntimos los medio oficiales- para los huelguistas, en tanto discutía el reglamento del proyectado Sindicato Único de la Madera13.
En efecto, tras el estudio del reglamento por las distintas sociedades del oficio, “El Gramil” convocó en agosto una reunión para constituir definitivamente el Sindicato Único14. En su táctica predominaba la solidaridad entre los obreros del oficio: por ejemplo, en octubre el Sindicato advirtió a los patronos que “quedan obligados a abonar los jornales de los días perdidos” en caso de huelga y acordó que quienes obtenían los aumentos solicitados en sus talleres destinasen dicho aumento para ayudar a quienes aún estaban en huelga15. Formaba parte de este Sindicato –aunque lo abandonó en octubre- la Sociedad de Carpinteros Calafates “L Nave”16. En noviembre, el Sindicato Único de Elaboración de la Madera se uniò al Sindicato Único de Trabajadores de Alicante que impulsaron los sindicalistas en la ciudad y nombró sus delegados en el mismo17.
Y desde septiembre hasta finales de 1919 el Sindicato Único de Elaboración de la Madera mantuvo diversas luchas reivindicando mejoras, en general con éxito. A finales de septiembre hizo una nueva petición para los carpinteros de “La Unión”: un jornal de nueve pesetas para los oficiales de primera, de siete para los ayudantes de primera y de cinco para los ayudantes de segunda, así como “percibir el salario íntegro, en caso de accidente”18. La petición suponía un aumento del 75% para la mayoría de los carpinteros, que ganaban cuatro pesetas, aunque algunos llegasen hasta las ocho o las nueve; los patronos no aceptaron y la huelga se produjo el 29 de septiembre19.
Por su parte, la sección de Torneros solicitó a primeros de octubre el mismo aumento del 75%, fijando los salarios mínimos en cinco y seis pesetas, y pidiendo a la vez la abolición del trabajo a destajo. Los patronos tampoco cedieron en esta ocasión –hay que tener en cuenta que los torneros ya estaban en huelga en la fábrica de Salvador Gosálbez20– y se declaró la huelga, que se prolongo durante todo el mes de octubre y gran parte de noviembre21, en unión de los ebanistas. Éstos, tras una larga lucha, consiguieron el aumento del 75% en todos los talleres, excepto en el de Salvador Gosálbez, pero tuvieron que retirar su petición de clasificación de jornales y trabajos22. Los torneros también consiguieron en diciembre un aumento del 40% en sus salarios. La situación era muy confusa, pues se daba una fuerte resistencia entre los patronos: además del citado Salvador Gosálbez, destacaba en esa actitud el secretario de la Agrupación Patronal, Aracil; había rumores de lock-out y tras llegarse a acuerdos, lo patronos intentaban de inmediato volver a las situaciones anteriores, lo que provocaba nuevos conflictos23.
A partir de 1920 comenzó una fuerte contraofensiva patronal, en colaboración con las autoridades, que desharía prácticamente la organización obrera en el Ramo de la Madera. Los Toneleros de “La Defensa” anunciaron a fines de enero de ese año un paro en solidaridad con otros compañeros y por recomendación de la Federación nacional, que había declarado el boicot a dos casas exportadoras de vinos de Haro, “Bodegas Bilbaínas” y “Félix Azpelicueta”. Los patronos reaccionaron comunicando a los trabajadores “que no había trabajo y que ya se nos avisaría cuando lo hubiese”, es decir, poniendo en marcha el lock-out. Los Toneleros advertían que si se llevaba a efecto el cierre patronal, tendrían que pagarles los jornales perdidos, al volver al trabajo y hablaban incluso de retirar la herramienta de los talleres24. Esto nos da una idea del carácter artesanal de este trabajo, muy especializado, por otra parte, pues los toneleros eran aún propietarios de sus instrumentos de trabajo25.
La actitud patronal –pese a que los obreros estaban en paro sólo en dos empresas y en algunos talleres, los de Juan Cremades, Justo Doménech y Diego Ibáñez, que las surtían- provocó una huelga general del oficio, tras fracasar las gestiones del Gobernador Civil, el 5 de febrero. Ambas partes expusieron en la prensa sus razones: los Toneleros se mostraban dispuestos al diálogo y los patronos aseguraban que no había tal lock-out. Al poco tiempo, y tal vez porque esta actitud patronal no era secundada por los pequeños empresarios, se llegó a un acuerdo y se firmó un contrato de trabajo, mediante el cual los patronos se comprometían a no rebajar el precio de la mano de obra durante seis meses26. Para el semanario socialista El Mundo Obrero, este conflicto se debía al intento de los patronos de recuperar las concesiones hechas en tiempos de abundancia de trabajo y su desenlace suponía una lección “para la clase patronal alicantina que empezaba a acariciar la idea criminal de importar a nuestra ciudad los métodos de lucha practicados por la sórdida burguesía catalana”27.
Tras este primer intento –que fue bien resistido por “La Defensa”, que en abril envió unos representantes al Congreso Nacional del oficio celebrado en Reus28-, los patronos volvieron a la carga y surgió en julio un nuevo conflicto, que se prolongó durante varios meses. La crisis de trabajo permitía a los patronos una actitud intransigente. En septiembre hubo incidentes entre asociados y esquiroles29 y en octubre los obreros hubieron de ceder: al parecer, en algún caso, la Guardia Civil se instaló en los talleres para presionar a los obreros, según se desprende de la noticia que da El Correo a mediados de octubre: los toneleros se habían marchado porque “al entrar hoy en los talleres se han encontrado con que los patronos tenían en ellos la Guardia Civil y n o quieren trabajar en compañía de la Benemérita”30. El mercado tradicional de la pipería alicantina, Francia, estaba siendo controlado por otros países y el oficio estaba en franca decadencia: los Toneleros rebajaron su petición de salario hasta las 17 pesetas y los patronos contrataron a esquiroles. Por fin, el 21 de octubre se llegó a un acuerdo: los patronos aceptaron ese jornal y readmitieron a los huelguistas, pero no despidieron a los esquiroles, que acabarían por ingresar en “La Defensa”31. Esta aceptación por parte de los obreros de “un salario en armonía con las circunstancias” y la derrota sufrida por la organización pusieron punto final, en la práctica, a las actividades sindicales de los Toneleros alicantinos que en muchos casos se vieron obligados a emigrar a Argelia ante el crecimiento del paro en el oficio, que en 1921 se estimaba en el 90%32.
Algo semejante sucedió con el resto del Ramo de la Madera, aunque en el Sindicato Único la resistencia –y la represión- fue mayor. En 1920 todavía el Sindicato Único tenía fuerza suficiente para amenazar con la huelga en todos los talleres en los que los afiliados –que era prácticamente todos lo carpinteros y ebanistas- no se pusiesen al corriente del pago de sus cuotas33. Pero en octubre comenzó la contraofensiva patronal, comandada por Aracil, que no consiguió sin embargo la unión de todos los empresarios, algunos de los cuales se mostraban aún dispuestos a negociar con los trabajadores34. Lo que desarboló en la práctica a la organización obrera fue la represión gubernamental, a partir de 1921: en mayo fueron detenidos en la Casa del Pueblo, por orden gubernativa, seis ebanistas, por haber enviado un escrito a los patronos recordándoles la necesidad de que cumpliesen los acuerdos tomados el año anterior por patronos y obreros35, y en julio fueron detenidos, también en la Casa del Pueblo, los vocales de los carpinteros y ebanistas Juan Morales y Rafael Carratalá, por cobrar cuotas a los compañeros asociados36. Aunque estas detenciones eran momentáneas, pues la autoridad judicial les solía poner en libertad al poco tiempo, no cabe duda de que esta presión policial, así como las dificultades puestas al cobro de las cuotas sindicales y al derecho de reunión, perjudicaban gravemente a la organización obrera y permitían a los patronos revisar, en su beneficio, los anteriores acuerdos y rebajar las mejoras obtenidas por los obreros en años de bonanza. Lo que a su vez provocaba una actitud desesperada de los obreros, que se traducía en ocasiones en atentados, como al explosión que se produjo en la serrería de Antonio Pérez un día de enero de 1921 –el día anterior había despedido a dos obreros- o el atentado contra José Torrent en su taller de Ebanistería, en enero de 192337.
En alguna ocasión, los obreros recordaban con nostalgia aquella Sociedad de Ebanistas “que se puso a la altura de la de Valencia” y que se había venido abajo, teniendo que trabajar muchos de ellos a destajo en su domicilio o viéndose obligados a emigrar a otras localidades. En los últimos meses de 1922 y primeros de 1923, la Federación Local de Sociedades Obreras, controlada por la casi desarbolada CNT, pudo reanudar sus tareas: trató de mantener los Sindicatos Únicos del Transporte y de la Madera, llegando a celebrar alguna Junta general de éste último oficio en la Casa del Pueblo, en febrero de 1923. Pero la represión continuaba y en mayo fueron detenidos por la Guardia Civil, maltratados en el cuartelillo y expulsados de Agost, unos ebanistas que allí habían acudido a repartir una hoja, previamente autorizada por el Gobierno Civil, en torno a un conflicto en los talleres de ebanistería de Bernat, uno de los cuales estaba en Agost38.
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NOTAS:
1La Región, 27-V-1919.
2Los toneleros apoyaron a los albañiles (La Región, 23-V-1919) y enviaron 50 pesetas a la semana a sus compañeros del gremio de Valencia en huelga, a los que invitaron a trasladarse a Alicante, donde podrían encontrar trabajo (Diario de Alicante, 11-XI-1919, y Periódico para Todos, 12-XI-1919). Además, cotizaban para los huelguistas de la CNT.
3La Región, 23-V-1919, y El Luchador, 16-VI-1919.
4La Región, 30-V y 6-VI-1919.
5La Región, 23-VI y 4-VII-1919.
6Periódico para Todos, 18-IX-1919, El Día, 17-IX-1919, El Socialista, 19-IX-1919, La Región, 17 y 19-IX-1919, y El Luchador, 20-IX-919.
7El Correo, 16-X-1919.
8Diario de Alicante, 11-I-1919, El Socialista, 16 y 26-I-1919, El Luchador, 16 y 21-I-1919, y La Región, 24-I-1919.
9El Luchador, 11-II-1919.
10El Luchador, 24-III y 15-V-1919, El Socialista, 25-IV-1919, y La Región, 19-V-1919.
11La Región, 9-VII-1919.
12Diario de Alicante, 10-VI-1919
13La Región, 19-VIII-1919. En mayo, los Aserradores Mecánicos habían tenido un conflicto con el patrono Ismael Vicedo (Diario de Alicante, 12 y 23-V-1919).
14La Región, 26-VIII-1919.
15El Día, 17-X-1919. Hay abundantes noticias sobre cuotas extraordinarias a los obreros que trabajaban para ayudar a compañeros, aunque fuesen de otros oficios, en huelga.
16La Región, 13-V-1919, El Día, 15-V-1913 y 13-X-1919.
17La Región, 5-XI-1919, El Día, 6-X-1919, y El Correo, 8-XI-1919,
18Diario de Alicante y La Región, 27-IX-1919.
19El Día, 26-IX-919, y El Luchador, 1-X-1919.
20En septiembre los Torneros oficiaron a Salvador Gosálbez pidiendo la abolición del destajo y salarios de 8, 9 y 10 pesetas (La Región, 29-IX-1919).
21Periódico para Todos, 2-X-1919, y El Correo, 1 y 9-X-1919.
22Sobre los carpinteros, Reivindicación, 2-XI-1919; sobre los ebanistas, El Día y Diario de Alicante, 27-XI-1919.
23Diario de Alicante, 18-XII-1919.
24Diario de Alicante, 21 –I-1920.
25Otro rasgo gremialista de la Sociedad de Toneleros se evidencia en un artículo de su reglamento en que se reducía el ingreso en “La Defensa” a los hijos o familiares directos de los asociados (El Luchador, 20-IX-1919).
26Diario de Alicante, 5-II-1920, El Luchador, 10-II-1920; El Tiempo y La Región, 11-II-1920.
27“El locaut en Alicante. El triunfo de los toneleros”, en El Mundo Obrero, 14-II-1920.
28Diario de Alicante, 10-IV-1920.
29El Tiempo, 8-VII-1920, y El Día, 11 y 13-IX-1920. Unos obreros denunciaron las amenazas de muerte del secretario de la sociedad obreras a unos huelguistas que volvieron al trabajo, amenazas que desmintió el aludido, que las calificaba como “amistosa invitación”.
30El Correo, 16-X-1920.
31El Correo, 16-X-1920, y El Tiempo, 22-X-1920.
32El Luchador, 21-X-1920, El Día, 22-X-1920 y La Unión Democrática, 20 y 22-X-1920,que aseguraba que en los primeros momentos de la postguerra se mantuvo el auge de la tonelería, con destino sobre todo a Francia, pero pronto llegó la crisis.
33La Unión Democrática, 31-VII-1921, y El Luchador, 29-VII-19021.
34El Luchador, 16-X-1920.
35El Luchador, 9-V-1941. Las reuniones en la semiclausurada Casa del Pueblo sólo podían celebrarse tras previa autorización del Gobernador Civil, que la concedía o no en función de la conflictividad social existente.
36El Luchador, 11-VII-1921.
37El Día, 27-I-1921 y 8-I-1923.