En los años de la primera guerra mundial, la situación societaria de Albañiles y Canteros fue más bien anodina. En la prensa de a época se pueden encontrar frecuentes llamamientos de la Sociedad de Albañiles a la asociación y se ofrecen constantes amnistías para el reingreso en ella, lo que indica a todas luces una situación de baja participación de los afiliados y mal momento sindical, probablemente a causa de anteriores derrotas:
“Ya es hora de que los que nos llamamos albañiles de Alicante y sus contornos olvidemos todas nuestras derrotas y que nos sirvan como ejemplo para poder continuar la gran obra redentora del proletariado universal”1.
“La Constructora” continuaba cercana a las posiciones de los socialistas, tenía su sede en la Casa del Pueblo y participaba e las manifestaciones del primero de Mayo y otras actividades semejantes2. Los Canteros mostraban una mayor actividad y surgieron algunos roces entre estos obreros y sus patronos con ocasión de las obras del nuevo Mercado; si en 1915 el paro se debió al retraso con que el Ayuntamiento satisfacía su contrata con los empresarios3, el noviembre de 1917 la huelga estalló al no acceder los patronos de esas obras a un aumento de salario solicitado por los trabajadores ante la carestía de la vida y que ya había sido aceptado por el resto de los contratistas4.
Los Canteros tenían su sede en el Centro de Sociedades Obreras, pero pasaron a la Casa del Pueblo a finales de 1917, cuando se produjo la fusión entre los dos centros obreros existentes en la ciudad. A pesar de esto, siguieron los enfrentamientos entre las sociedades obreras que seguían la táctica de UGT y los sindicalistas: los Albañiles continuaban en 1918 cercanos a la organización obrera socialistas y en septiembre de ese año retiraron un adhesión a un mitin organizado pro los panaderos en que se critico por su inutilidad la labor de los representantes obreros en la Junta Municipal de Subsistencias5. No estamos bien informados sobre una huelga que declararon en octubre de 1918 los albañiles de “La Constructora” que trabajaban en la fábrica Cross, al haberles negado la empresa la jornada de nueve horas que era ya la habitual en todo el oficio. El Gobernador Civil prohibió a primeros de noviembre la circulación de una hoja de “La Constructora” en que se trataba de informar a la opinión pública sobre el paro6.
En 1919, al socaire de la agudización de la lucha de clases, por la situación social creada tras el final de la guerra europea, los obreros alicantinos de la Construcción consiguieron una fuerte organización sindical. En el mes de febrero, la Sociedad de Albañiles ofició a los patronos solicitando la implantación de la jornada de ocho horas y amenazando con la huelga inmediata si no se atendía a su petición7. Los patronos alegaron que la aplicación de esa jornada en las obras en curso les ocasionaría grandes perjuicios económicos, pero se mostraban dispuestos a aceptarla en nuevas contratas: ante esto, la sociedad obrera se avino a aplazar esta reivindicación hasta el Primero de Mayo8. Junto a la ofensiva en pro de la jornada de ocho horas, las sociedades obreras llevaban también en esos momentos una labor defensiva ante la presión de la carestía de las subsistencias: así, en el mes de abril los Albañiles tuvieron que solicitar el aumento de una peseta en el jornal9.
Entre tanto, los Canteros y Marmolistas habían presentado a sus patronos unas reivindicaciones, a fines de enero: pedían un aumento del 25% en sus salarios, algunos patronos cedieron y otros no, siéndoles declarada la huelga a éstos últimos el 12 de febrero. Inmediatamente cedieron los patronos Olmos y Jiménez y la huelga apenas duró un día10. Los Canteros propusieron entonces, a través de Dorado Martín, a la Sociedad de Albañiles la constitución en Alicante de una Federación de Gremios de la Construcción11. La idea tuvo éxito y a fines de abril plantearon una huelga de cuyos primeros momentos estamos mal informados a causa de otra huelga, de tipógrafos, que impidió la salida de la prensa alicantina. Las peticiones de los trabajadores eran dos: la jornada de ocho horas y el aumento de una peseta en el jornal. Si bien algún contratista cedió, en su mayoría los patronos se mantuvieron intransigentes: los obreros destinaban a ayudar a los huelguistas la peseta de aumento de aquellos que seguían trabajando por haber cedido sus patronos y se quejaban de la parcialidad de las autoridades, que permitían las reuniones de los patronos en tanto clausuraban la Casa del Pueblo, lo que impedía a los obreros la posibilidad de tomar decisiones conjuntas12.
Los contratistas de poca monta iban a cediendo y los obreros se incorporaban al trabajo, pero las empresas de importancia que ocupaban a albañiles, como la Metalúrgica de los Aznar, y los contratistas más fuertes mantenían su intransigencia. Los obreros se dirigieron al diputado reformista Villamil para que solicitase la reapertura de la Casa del Pueblo, lo que se consiguió en los primeros días de mayo13. La prensa republicana apoyaba las justas peticiones de los trabajadores: “No hay intransigencia de los obreros, tan sólo se prolongará la huelga si los patronos, taponándose los oídos, no quieren oír a los huelguistas”14. En cambio, El Correo aseguraba que los patronos no podían aceptar esas peticiones que producirían un encarecimiento considerable de materiales y jornales: “Bien claro se ve que el capital se ha de retraer y que las viviendas proyectadas para habitar por obreros no se pueden construir”15. La censura mutiló un manifiesto a la opinión pública sobre esta huelga de la construcción: aseguraban los obreros que se estaba fantaseando mucho sobre la huelga y que sus peticiones no podían ser más justas; en cuanto a la jornada de ocho horas, “si no hubiese otras razones de orden científico y económico que demostraran la razón y la justicia de esta petición nuestra, bastarían las puramente de orden legal”; en cuanto a la petición de aumento de una peseta del salario, era cierto que los patronos “desde hace algunos meses a esta parte han elevado los salarios”, pero tal alza había llegado solamente a un 20%, y no en todos los oficios, en tanto que el precio de “los artículos de mayor consumo han experimentado un alza del 60, 70 y casos del 100 por 100, habiendo por tanto anulado la mejora obtenida”. Hartos los obreros de pedir el abaratamiento de las subsistencias –“hasta huelgas de carácter general hemos hecho y no hemos podido conseguirlo”- no veían otro camino que la huelga. Rechazaban a continuación la excusa patronal de que las contratas vigentes les impedía el alza de los salarios y defendían la disparidad de sueldos en el oficio en atención a que ello era “la consecuencia natural de la mayor valía de los productos que elaboran”. Finalmente, los trabajadores denunciaban ante la opinión pública el deseo patronal de destruir las organizaciones obreras16.
Con la reapertura de la Casa del Pueblo continuaron las reuniones casi diarias de las diversas sociedades del Ramo de la Construcción, que solían estar muy concurridas17: dos mil quinientos obreros de la Construcción acordaron que cada gremio gestionase por separado la solución de la huelga; los patronos ofrecieron a los albañiles un aumento de 40 céntimos y ellos insistieron en su petición, llegándose al final a un acuerdo en que se consiguió la jornada de ocho horas y un aumento de 50 céntimos18. Los Canteros, en cambio, tenían más problemas: algunos obtuvieron, junto a los albañiles, las mismas ventajas en el acuerdo firmado el 15 de mayo, pero otros continuaron la huelga al no ceder los patronos; los marmolistas se mostraban especialmente intransigentes19. En esos momentos, en Alicante se encontraban en huelga numerosos oficios, además de la Construcción: carpinteros, metalúrgicos, ebanistas, carreteros habían acordado no incorporarse al trabajo hasta conseguir el triunfo en todos los oficios y los patronos de los oficios que ya habían llegado a un acuerdo presionaban a los más intransigentes, los metalúrgicos, para que se solucionase así la conflictiva situación20. Los obreros actuaron con gran solidaridad: apoyo de las sociedades obreras que no estaban en huelga, representación de obras de teatro, con el inevitable “Juan José”, a beneficio de los huelguistas, etc21.
A pesar de esta solidaridad, la inexistencia de un organismo conjunto aminoraba la fuerza de las sociedades obreras; así, en junio continuaba la huelga de los marmolistas y los patronos canteros se volvían atrás de su acuerdo anterior y reimplantaban la jornada de nueve horas. Numerosos obreros se veían obligados a emigrar a Barcelona en busca de ocupación22. El paro de Canteros y Marmolistas se produjo también, en esas fechas, en Novelda, Monóvar y La Romana. A finales de junio, ante la prolongación de la huelga que afectaba ya a canteros y marmolistas, al perder los primeros la jornada de ocho horas-, se pensó en la instalación de un taller colectivo y hubo algunos incidentes con los esquiroles, en especial en el taller de Olmos, uno de los patronos más intransigentes23. Los Canteros comenzaron a construir, en forma colectiva, el edificio de la Caja de Ahorros24 y en agosto terminó su huelga, con triunfo obrero: consiguieron un aumento de 50 céntimos en el jornal, el despido de los esquiroles y la constitución de un jurado mixto –dos patronos, dos obreros y tres personas neutrales- para futuros conflictos25. Tomaron después los Canteros diversas medidas para tratar de integrar a los esquiroles en su Sociedad, aunque se les imponía una multa, pagadera a plazos a veces26. En cambio, la huelga de los marmolistas se prolongó y en septiembre comenzó a vislumbrarse una solución, al perder influencia entre los patronos el más intransigente de ellos, Miguel Nebot. Los obreros llevaban ya cinco meses de huelga y seguían contando con la solidaridad de otros oficios27. La huelga debió de terminar en octubre, pero se prolongó hasta noviembre en el taller de Olmos28, donde al final también consiguieron los obreros un aumento de salario, tras siete meses de paro.
A lo largo de la segunda mitad de 1919, el resto de los obreros del ramo de la Construcción aumentó su fuerza y su acción reivindicativa: en julio informaba la prensa de las actividades de los albañiles29, en tanto que otras sociedades, como “La Asoladora” o la Sociedad de Amasadores “El Ideal” se reunían para estudiar las peticiones a presentar a sus patronos30. En agosto, los patronos cedieron, sin lucha, a algunas pretensiones de los obreros, que lograron algún aumento salarial31, que pronto fue reabsorbido por el alza de las subsistencias. A partir de octubre, pues, surgieron nuevos conflictos, al solicitar los trabajadores nuevos aumentos de jornal: “La Constructora” y “El Ideal” presentaron sus peticiones, los patronos se resistieron y el 23 de octubre hubo un paro en el oficio, aunque algunos trabajaban en chapuzas para ayudarse; los obreros enviaron comisionados a varios pueblos de la provincia para que desde allí ningún albañil viniera a trabajar a Alicante, y algunos patronos aceptaron un aumento del 40% en los salarios32. Los albañiles, reunidos en la Casa del Pueblo, acordaron que aquellos socios que trabajasen con algún patrono que hubiera concedido el aumento, destinasen éste a ayudar a sus compañeros, bajo amenaza de multa33. A primeros de noviembre, un nuevo comité de huelga, menos intransigente, llegó a un acuerdo con los patronos: se acordó volver al trabajo en una asamblea celebrada en la Casa del pueblo y a la que asistieron mil afiliados, tras haber logrado un aumento de 1’30 pesetas sobre los salarios vigentes34. El Ayuntamiento acordó, también en octubre, aumentar los salarios de los albañiles que empleaba35. Por otro lado, los obreros del Ramo de la Construcción entraron a formar parte, a partir de octubre de 1919, del Sindicato Único que controlaban los anarcosindicalistas36.
Tomaron parte los albañiles en la huelga general de enero de 1920 y durante ese año mantuvieron grandes enfrentamientos con la patronal, que también estaba organizada, y con las autoridades. Según el Censo Electoral Social de 1920, “La Constructora” contaba entonces con 571 afiliados, pero no consideramos fiable esa cifra, por creer que se trata de datos anteriores a 1919 y al ingreso de los obreros de la Construcción en el Sindicato Único.
La organización obrera era aún fuerte en el oficio, en 1920: en febrero, apoyaron decisivamente a unos compañeros de Villena que boicoteaban a una empresa37 y en abril, protagonizaron una nueva huelga general: el día 9 advertía El Luchador que en Alicante “los precios de las subsistencias aumenta extraordinariamente” y el día 19 abandonaron las obras muchos albañiles, sobre todo amasadores y peones, es decir, los que menos salario ganaban. Se anunció la huelga general del oficio para el día siguiente, en caso de que los patronos no aceptasen –algunos lo habían hecho- las peticiones de aumento salarial y de distribución del trabajo. La intervención del Gobierno Civil, las reuniones entre representantes de patronos y obreros en el Círculo Unión Mercantil no condujeron a ningún resultado y en una asamblea llevada a efecto en la Casa del Pueblo, los albañiles rechazaron la oferta patronal y, en especial, las bases de clasificación de operarios que les proponían38. El día 26 publicaron los trabajadores una hoja en que explicaban su postura y acusaban al secretario de la Federación patronal de ser el único obstáculo para la solución del conflicto39. Con todo, los albañiles redujeron algo sus peticiones y acordaron trabajar con los patronos que las aceptasen40. A primeros de mayo estalló un petardo en las obras de la finca de los señores Pérez y Compañía, cuyos obreros estaban en huelga: la prensa hablaba de que las sospechas recaían sobre algunos dirigentes obreros, pues incluso el secretario de la sociedad obrera, Joaquín Bernabeu, se había marchado de la ciudad. Poco después, un destacado anarcosindicalista, Gomis, rechazaba en la prensa el rumor que corría por la ciudad de “que se vayan a utilizar aquí procedimientos de Barcelona y Valencia”41.
A pesar de todo, los obreros no perdieron totalmente la huelga y siguieron contando con el reconocimiento del Sindicato por parte de los patronos, lo que equivalía en la práctica a que no podía trabajar nadie sin estar afiliado a “La Constructora”42. Poco después se constituía el Sindicato Católico de Albañiles “El Remedio”, en Alicante y Sant Joan, presidido por Rafael Cabrera y que muy pronto se convertiría en un peligro para la organización cenetista43.
En julio de 1920 todavía tenían estos obreros una fuerza indudable: los Canteros acordaron que las asambleas del oficio fuesen obligatorias y se multase a quien faltase con un día de salario; los Albañiles decidieron que oficiales y ayudantes adquiriesen el carnet del sindicato antes del 10 de agosto, pues a partir de esa fecha no se permitiría trabajar al que no lo tuviese; también acordaron trabajar ocho horas -de ocho a doce de la mañana y de dos a seis de la tarde- y que no hubiese horas extraordinarias44. Pero la presión de las autoridades y la labor de zapa del sindicato católico irían minando la fuerza sindical: en octubre fue detenido el delegado de los abastecedores de yeso, Mariano Blanes, por coacción contra los obreros del sindicato católico, que se nutría de trabajadores forasteros45. Según El Día -cosa que desmintió El Luchador-, los obreros acordaron el paro general en la Construcción y había rumores de que de les unirían los obreros de transportes y los dependientes de comercio, aunque le intento no tuvo éxito. Unos setecientos albañiles marcharon desde la Casa del Pueblo hasta el Gobierno Civil para pedir la libertad de Blanes. El Gobernador alegó que el detenido se encontraba a disposición judicial, pero que tampoco hubiera estado dispuesto a ponerlo en libertad de haber podido; sin embargo, poco después fue liberado Blanes y se solventó el conflicto46.
Los enfrentamientos con los sindicatos católicos y los conflictos con las autoridades continuaron en 1921 y 1922, si bien el Sindicato mantenía aún cierto poder47. El ya citado Blanes y otro obrero llamado M. Aguado y conocido como “el pequeño Trotsky” fueron detenidos a primeros de 1921 y retenidos hasta abril48. En junio de 1922 la prensa informaba de los conflictos entre los albañiles de la Casa del pueblo y los del Sindicato Católico, y se produjo un intento de boycot a los hermanos Cabrera, capataces dirigentes del sindicato amarillo, por parte de los albañiles asociados, con el apoyo de la Sociedad de Yeseros -compuesta en su mayoría por labradores de la partida de Verdegás-49.
El predominio sindicalista entre los albañiles alicantinos se mantuvo hasta la Dictadura de Primo de Rivera, si bien sus posibilidades de actuación eran mínimas. Según unos obreros anónimos que escribieron una carta abierta a la opinión pública para denunciar la “tiranía” de los sindicalistas de la Casa del Pueblo, “la Sociedad de Albañiles, su bien no se ha dejado arrollar por los más vocingleros porque estos son casi todos peones, tiene una vida pobre porque contratistas y capitalistas no se atreven a edificar porque conocen la poca responsabilidad de los que juegan a huelgas más o menos imprudentes en la Casa del Pueblo“50.
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NOTAS:
1Periódico para Todos, 9-X-916. Otros llamamientos en La Unión Democrática, 22-III-1914, y Periódico para Todos, 18-V-1914, que hace referencia a un mitin celebrado en la Casa del Pueblo para conseguir la unión y participación de los obreros del gremio.
2El Luchador, 29-IV y 2-V-1916, por ejemplo.
3El Noticiero y Diario de Alicante, 12-XI-1915. Los obreros que construían el Mercado trabajaban diez horas al día (El Batallador, 20-VIII-1915).
4Periódico para Todos, 9-XI-1917, y El Socialista, 8-XII-1917.
5El Luchador, 4-IX-1918.
6El Luchador, 12-X y 2-XI-1918.
7El Luchador, 5 y 11-II-1919, La Región, 10-II-1919.
8La Región, 15-II-1919, El Luchador, 17-II-1919.
9El Luchador, 14-IV-1919.
10El Luchador, 11 y 12-II-1919, y El Correo, 13-II-1919.
11La Región, 14-II-1919.
12El Luchador, 28-IV-1919, y El Socialista, 17-IV-1919.
13El Luchador, 2-V-1919.
14El Luchador, 5-V-1919.
15El Correo, 7-V-1919. Nótese la alusión a la construcción de casas para obreros, con el objetivo de presionar a los trabajadores e influir sobre la opinión pública.
16El Luchador, 6-V-1919.
17Una característica del movimiento obrero alicantino en 1919 era, precisamente, la gran participación de los asociados.
18La Región, 9, 11 y 15-V-1919; El Correo, 12-V-1919; El Luchador, 8, 10 y 15-V-1919; Diario de Alicante, 12 y 15-V-1919; La Libertad (Elche), 11-V-1919, El Día, 12 y 15-V-1919, y El Socialista, 10 y 19-V-1919. El Ayuntamiento de Alicante acordó, en su sesión del 23 de mayo de 1919, aumentar a 50 céntimos el salario de los albañiles que trabajaban en obras municipales.
19El Luchador, 15 y 22-V-1919. Los marmolistas negaron en una nota a la prensa haber agredido a un esquirol, como aseguraba El Día.
20Diario de Alicante, 23-V-1919.
21Se representan desde tragedias como “Lanuza o la justicia de Aragon” hasta obras en valenciano como “La veu de la consensia” o “Llágrimes de una femella” (El Luchador, 28-V y 10-VI-1919). Según La Región, 21-V1919, se destinaron a la huelga de marmolistas 1.500 pesetas que se habían recaudado.
22El Luchador, 10-VI y 3-VII-1919.
23Diario de Alicante, 18-VI-1919. Olmos demandó a dos huelguistas por amenazas y maltratar a un esquirol.
24El Luchador, 22-VII-1919.
25El Luchador, 27-VIII-1919.
26La Región, 13-IX-1919, y El Día, 20-XI-1919.
27El llegar desde Dénia el velero “Jaimito” para cargar mármol rojo, su responsable se negó a ello, al conocer la huelga (El Luchador, 20-IX-1919).
28El Luchador, 18-XI-1919.
29Pedían un jornal doble para las horas extraordinarias y entregaron “un artístico pergamino” a un patrono que les apoyó en la última huelga (Diario de Alicante, 10, 12 y 17-VII-1919).
30La Región, 11-V, 23-VI y 13-VIII-1919.
31Los albañiles obtuvieron unos salarios de 5 y 4’50 pesetas para oficiales y ayudantes (El Luchador, 8-VIII-1919) y los asociados a “El Ideal” nuevos salarios, que oscilaban entre 3 y 3’50 pesetas (El Luchador, 27-VIII-1919).
32El Luchador, 13, 23 y 27-X-1919, El Socialista, 24-X-1919, y El Día, 23 y 25-X-1919
33El Día, 31-X-1919.
34El Día y La Región, 4-XI-1919, El Correo, 3 y 5-XI-1919, Periódico para Todos, 6-XI-1919, y El Socialista, 7-XI-1919. El acuerdo para poner fin a la huelga fue tomado en una asamblea celebrada en la Casa del Pueblo a la que asistieron mil de los dos mil albañiles existentes en la ciudad (La Región, 5-XI-1919).
35Sesión del 3-X-1919.
36Periódico para Todos, 2-X-1919, El Día, 6-XI-1919, y La Región, 1-X y 6-XII-1919.
37El Mundo Obrero, 14-II-1920.
38El Día, 19 y 21-IV-1920.
39El Día, 21-IV-1920, y Diario de Alicante, 20, 21 y 22-IV-1920.
40El Tiempo, 27-IV-1920.
41Diario de Alicante, 9 y 22-V-1920.
42Trabajo, (Elche), 4-VII-1920.
43El Tiempo, 3-VII-1920.
44La Unión Democrática, 31-VII-1920.
45El Luchador, 16 y 19-X-1920.
46El Día, 16 y 19-X-1920, El Correo, 16-X-1920, y El Luchador, 19-X-1920.
47Redención, semanario anarquista alcoyano, aseguraba el 18-VI-1921 que un albañil alcoyano no había podido encontrar trabajo en Alicante por no tener ml carnet confederal.
48El Luchador, 20-IV-1921.
49“En el Gobierno Civil. Sobre un boycot”, en El Correo, 6-VI-1922-
50El Día, 16-VIII-1922. este diario liberal alicantino era considerado por los obreros como un enemigo extremo de la clase trabajadora.
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