En los años de transición entre el siglo XIX y el XX se produjo un considerable aumento del asociacionismo entre los obreros textiles alcoyanos, de un lado, y unos grandes esfuerzos de penetración de los socialistas, coronados parcialmente por el éxito, de otro lado. En el primer aspecto señalemos la aparición de varias cooperativas en 1899 –la de Tejedores Mecánicos, la de Tejedores a Mano y la llamada “Centro Manufacturero”-, el surgimiento en 1904 de sociedades de Socorros Mutuos de Selfactineros, Tejedores Mecánicos, Borreros y Tintoreros, y su paulatina transformación en sociedades de resistencia años después: así aparecieron el “Arte Fabril de Lana” en 1905; la Sociedad de Cardadores y Diableros en lana en 1907; y La Unión Protectora entre los selfactineros; la Sociedad de Borreros y Tintoreros; la Sociedad de tejedores El Porvenir y la Sociedad de Obreros Aparejadores en paños, todas en 19071. En general, estas sociedades fueron apoyadas por los socialistas desde el centro Instructivo de Tejedores Mecánicos y a Mano: en las páginas del semanario socialista alicantino El Mundo Obrero se puede seguir el proceso, entre 1901 y 1904, de esta penetración socialista, que cristalizó también en la aparición de una Agrupación Socialista. Quien se firmaba como “Un hilador emigrado” publicó allí numeroso artículos dirigidos a sus antiguos compañeros de trabajo alcoyanos para recomendarles que se asociaran, recordándoles sus condiciones de trabajo y vivienda, y advertirles sobre los peligros de las tácticas anarquistas2.

Con todo, cuando se produjo la huelga general de Barcelona en 1902, las autoridades temían que el proletariado alcoyano, tan sensible a las tácticas anarquistas, se lanzase también al paro, por lo que enviaron en prevención fuerzas del Regimiento de La Princesa de Alicante, que se unieron a las allí establecidas del Regimiento de Vizcaya3.

textil_revolucion industrialEn junio de 1904 los fabricantes propusieron a los selfactineros unas condiciones de trabajo, que fueron aceptadas en julio de ese mismo año, tras un paro de escasa duración y varias reuniones en la Alcaldía entre fabricantes y obreros: la jornada laboral era de once horas en el turno de día y de diez y media en el nocturno, los salarios máximos eran de nueve reales y medio y se contemplaba un aumento en caso de trabajar en domingo –salvo en los trabajos de reparación o limpieza de maquinaria-4.

En septiembre, los obreros de la sección de Hilaturas consiguieron, por medio de la alcaldía, que se les concediera –como a los trabajadores de otras secciones de las fábricas- media hora de descanso de ocho a ocho y media de la mañana, para el almuerzo. Y los Tejedores Mecánicos, tras una asamblea celebrada en la Escuela de Párvulos, presentaron también la petición de la rebaja de una hora de trabajo y el aumento diario de 50 céntimos en el jornal, peticiones que no fueron aceptadas5.

00_ObrerasTextil PpiosXXEn julio de 1906 pidieron los operarios nuevas mejoras: una jornada de trabajo de diez horas y media, tanto en el trabajo nocturno como en el diurno; un jornal de 24 reales por selfactina –diez para el cadenero, ocho para el primer atador y seis para el segundo atador- durante el día, más un 25% de aumento en los trabajos nocturnos; si parase alguna selfactina y no se avisara a los obreros, cobrarían éstos un cuarto del jornal; en caso de disminución del trabajo, éste se repartiría entre todos los obreros; no se podría despedir a nadie sin avisarle con ocho días de antelación; nadie estaría obligado a trabajar más de la jornada, salvo acuerdos particulares; quedaba prohibido el trabajo en los domingos y, en todo caso, se abonaría con doble jornal, fuese cual fuese la ocupación del obrero; “no podrá ser admitido ningún operario que no presente el cuño de la Sociedad”, etc6. Estas reivindicaciones experimentaron algunas modificaciones en el curso de las negociaciones: desaparecieron la referencia a la jornada de trabajo –tal vez, por haber sido ya aceptada por los patronos-, la posibilidad de que un cadenero atendiese dos selfactinas, la obligación del previo aviso en casi de despido, la remuneración especial en las fábricas situadas a más de un kilómetro de la población y el reconocimiento de la Sociedad Obrera; además, se rebajaban otros planteamientos.7.

Los obreros se comportaban correctamente y la huelga amenazaba con provocar el paro forzoso de toda la manufactura en lana8.

Poco después, comenzaban a escasear las hilazas y Heraldo de Alcoy advertía: “Si las fábricas alcoyanas no trabajan, otros centros fabriles servirán los pedidos que nosotros no podemos cumplir. La ruina de nuestro pueblo será base de elevación de otros9.

hilanderaLos fabricantes hicieron una oferta el 16 de julio: la jornada de trabajo sería de diez horas y media durante el día y de diez horas durante la noche, pero sin que se detuviera la selfactina, relevándose los obreros para que siempre estuviese en marcha; un jornal por selfactina de 22 reales y 50 céntimos de día y de 24 reales de noche; cada selfactina sería servida por un selfactinero y dos atadores o atadoras; en caso de falta un obrero, el empresario podría hacer seguir funcionando la selfactina con otro personal y con encargados, a los que se le abonaría un 40% del salario del ausente; si la selfactina paraba por iniciativa del patrono, se avisaría al selfactinero para que éste, a su vez, avisase a los atadores, y en caso contrario, se les abonaría un cuarto del jornal; se pagaría un 50% más de salario en caso de trabajo en día festivo; se turnaría el trabajo en caso de crisis, pero incluyendo en algún momento a los encargados, etc10. En ese momento, se cobraba por selfactina 20 reales y 15 céntimos, de día, y 21 reales y 35 céntimos, de noche11.

Para examinar las propuestas de ambas partes se reunió una comisión arbitral compuesta por el cura arcipreste, el coronel del Regimiento de Vizcaya, otro teniente coronel de Infantería y el teniente coronel que mandaba las fuerzas de la Guardia Civil, cuatro industriales por la Real Fábrica de Paños y dos obreros selfactineros: se firmó un acta en que se admitían todas las propuestas de los patronos, añadiendo una décima: “En atención a que puede presentarse algún caso particular en que algún segundo atador de determinadas fábricas haya percibido hasta hoy mayor jornal de los cinco reales y medio de día y seis de noche que ahora se le asigna, se deja establecido que a los que se encuentren en esta situación se procurara por los señores fabricantes darles colocación como primeros atadores antes que a otros, aunque sea variando de fábrica12.

En total, habían permanecido en paro, desde el 9 al 25 de julio 240 obreros13.

Como puede comprobarse, entre las pretensiones de los obreros y el acuerdo final hay una gran diferencia: se abandonó la pretensión del reconocimiento de la Sociedad Obrera y no se consiguió limitar el derecho de despido de los empresarios; en cambio, se obtuvieron algunas mejoras para las distintas clases de obreros que trabajaban en las selfactinas. En esta huelga se evidenciaba, además, una gran división, casi artesanal, entre los obreros, y una dependencia de hecho de los atadores en relación al selfactinero; de otro lado, el recurso a una comisiona arbitral de tan curiosa composición pone de relieve también una muy limitada conciencia de clase entre los trabajadores. Hay que señalar, sin embargo, que estaban concentradas las tropas de la Guardia Civil y que la prensa y la opinión pública –aún reconociendo las penalidades por que atravesaba la clase obrera- hacían constantes llamamientos a la concordia y al patriotismo de los obreros y que el proletariado alcoyano, tras la feroz represión subsiguiente a los hechos de 1873, no había alcanzado aún su madurez como clase social. Así, poco después de la huelga apareció en Heraldo de Alcoy una carta de agradecimiento de los tejedores mecánicos de la fábrica de José Oliver por haberles aumentado 25 céntimos al día, mostrando su comprensión “por haber sido tejedor, encargado y amo14.

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NOTAS:

1Boletín Oficial de la Provincia, 29.I-1912, El Mundo Obrero, 14-II-1904; El Graduador, 9-VI-1905.

2Los artículos de “Un hilador emigrado” fueron muy abundantes, a partir de El Mundo Obrero, 25-VIII-1901. En uno de ellos afirmaba el autor que “la introducción de las llamadas máquinas selfactinas han venido a sustituir al 70% del personal que antes trabajaba.

3La Vanguardia, 4-III-1902.

4Concesiones que los señores fabricantes otorgaron a la Sección de Selfactineros en 27 de junio de 1904, aceptados por éstos en 3 de julio del mismo año, que son la tarifa vigente” (Heraldo de Alcoy, 19-VII-1906). Véase también Heraldo de Alcoy, 13-VII-1904.

5La Opinión, 24-IX-1904.

6Tarifa presentada por los selfactineros en 14 de junio de 1906” (Heraldo de Alcoy, 19-VII-1904), que se reproduce en el Boletín del Instituto de Reformas Sociales, agosto de 1906.

7Modificación de la tarifa anterior presentada por los selfactineros en 16 de junio de 1906” (Boletín del Instituto de Reformas Sociales, agosto de 1906).

8Heraldo de Alcoy, 9, 10, 11 y 13-VII-1906; El Noticiero, 11 y 14-VII-1906.

9Heraldo de Alcoy, 17-VII-1906.

10Tarifa acordada por la Junta general de señores fabricantes el 16 de junio de 1906” (Boletín del Instituto de Reformas Sociales, agosto de 1906); Heraldo de Alcoy, 19-VII-1906.

11Heraldo de Alcoy, 24-VII-1906.

12Acta que se reproduce en Heraldo de Alcoy, 26-VI-1906. Sobre el final de la huelga, El Noticiero y El Graduador, 27-VII-1906.

13Boletín del Instituto de Reformas Sociales, agosto de 1906; Aracil – Bernabé – García Bonafé, articulo citado

14Heraldo de Alcoy, 1-IX-1906.

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