En enero de 1915 se produjo una huelga de las operarias de la Fábrica de Cerillas por problemas con un encargado1 y en octubre, otro paro, en una sección de la misma fábrica, que fracasó por la falta de solidaridad entre las obreras mismas2. Lo cual prueba la escasa fuerza organizativa de los obreros papeleros. Así las cosas, en septiembre de ese año 1915 se produjo una entrevista de una comisión de papeleros con los dirigentes de la poderosa Federación del Arte Textil, de la que salió un llamamiento para intentar reorganizar el oficio3 y diversos trabajos, durante el resto del año, tendentes a ese mismo fin4.
La situación laboral de los papeleros dejaba mucho que desear, en especial en lo que se refiere a la jornada de trabajo: en algunos casos, se llegaba a una jornada laboral de 72 horas semanales5, pese a que ya comenzaba a dar señales de vida la Sociedad de Papeleros6. Con todo, como aseguraba el anónimo autor de un llamamiento, dirigido a los papeleros, a la asociación y a la lucha por sus intereses de clase, publicado en La Fuerza –semanario de tendencia anarquista-, no se había obtenido hasta ese momento éxito alguno: “La actuación societaria de los papeleros ha sido siempre ir de desacierto en desacierto, pero de ello no debemos ni podemos acusar a nadie”7.
En 1917 los papeleros siguieron la huelga general iniciada en el sector Textil, jugando un papel muy secundario, a lo largo del mes de julio. En septiembre se produjo el despido de varias obreras en la Fábrica de Cartón de Matarredona8, lo que motivó conversaciones entre el patrono y los trabajadores, en las que éstos pidieron un aumento del 10% en su salario. La mano de obra era predominantemente femenina. Se anunció una huelga para el día 15 de octubre, pero los patronos cedieron, si bien se temía que hubiese represalias contra las que más de habían destacado en ese conflicto: las obreras acordaron que, si eso sucedía, “abandonarán el trabajo las restantes”9. También hubo una huelga, en ese mismo mes de octubre, en el Taller de Libritos de Papel de Fumar de “Botella Hermanos”, donde la mayoría ganaba apenas entre 5 y 7 reales diarios y pedía un aumento de jornal10.
Se trataba, pues, de conflictos muy localizados, de escasa duración, como el que surgió en la fábrica de Papel de Fumar “Bambú” por el despido de un obrero que, según la prensa alcoyana, había abandonado el trabajo voluntariamente11. Entre 1917 y 1918 la organización y la solidaridad entre los papeleros era muy escasa. En abril de 1918 hubo un conflicto den la Fábrica de Cerillas, que demuestra lo anterior: al parecer, en el taller de enfundado se trabajaba a destajo y las escasas operarios allí empleadas obtenían un salario semanal que oscilaba entre las 18 y las 20 pesetas, mientras que el resto de las obreras, encajonadoras, no alcanzaba, ni mucho menos, tales sueldos. La dirección de la Fábrica acordó el traslado de algunas encajonadoras a la sección de enfundado, pero las funderas se opusieron, el creer que verían disminuido su salario, al ser el trabajo a destajo y ser más operarias en la sección. Para evitarlo, se declararon en huelga, que duró más de quince días. Los patronos temían que se agotasen las existencias y no pudiesen servir a todas las localidades donde vendían habitualmente su producto12. No tenemos noticias de cómo se resolvió este conflicto, que es una buena demostración de la falta de unidad y solidaridad entre las operarias papeleras.
Ante la carestía de la vida, los patronos concedieron a primeros de 1918 unos pequeños aumentos salariales: el 10% a los obreros empleados en los talleres de fabricación de cajas de cartón y el 5% a las mujeres empleadas en la fabricación de libritos de papel de fumar13. Pero el malestar era muy grande, por el crecimiento del coste de la vida14, y así fue creciendo la solidaridad entre los papeleros. La situación se iba radicalizando poco a poco, los patronos trataban de afirmar su autoridad y con ello provocaban en ocasiones conflictos graves: según El Luchador, una obrera fue despedida “por romper un botijo” en la Fábrica de Papel de Fumar “Bambú”, lo que provocó una huelga de casi quinientos trabajadores y trabajadoras hasta conseguir su readmisión15.
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NOTAS:
1Según Alicante Obrero, 5-I-1915, pedían el despido de un encargado, pero según El Popular, 7-I-115, consideraban injustificado el despido de un encargado y pedían su readmisión, que acabaron por conseguir. La huelga se solucionó pronto, parece que con la reposición del encargado: El Batallador y La Voz de Alicante, 8-I-1915.
2Alicante Obrero, 7 y 18-X-1915.
3Fraternidad, 18-IX-1915.
4Alicante Obrero, 16-X-1915.
5Fraternidad, 25-III-1916.
6Fraternidad, 18-III-1916.
7La Fuerza, 17-III-1916.
8El Luchador, 1-X-1917.
9El Luchador, 17-X-1917.
10El Luchador, 11-X-1917.
11El Liberal de Alcoy, 2-III-1918.
12Diario de Alicante, 5 y 20-IV-1918, La Correspondencia Alicantina, 6-IV-1918. Según este último diario, las funderas “siempre han sido las más revoltosas de todo el oficio”.
13La Correspondencia Alicantina, 6-IV-1918.
14Según la Correspondencia Alicantina, “la caldera está henchida de vapor y es fácil que el día menos pensado dé un estallido fenomenal si antes no se pone remedio al mal”.