La Unión Española de Fábricas de Abonos, de Productos Químicos y de Superfosfatos tenía establecimientos en varios lugares de España, entre ellos Alicante. En julio de 1916, algunos de sus obreros se quejaban en las páginas de El Luchador del retraso con que cobraban su salario, lo que atribuían a no radicar la dirección de la fábrica en Alicante. En 1918 lo obreros anunciaron una huelga en diciembre, al negarles la empresa un aumento del 25% en su salario, huelga que no sabeos si se llegó a producir1.

En 1919, “La Unión Española” fue escenario de un fuerte enfrentamiento entre los sindicalistas y la patronal, como sucedió también en Valencia. En efecto, en junio de 1919, los trabajadores que formaban parte de “La Defensa”- presentaron unas Bases de Trabajo, tras haber acordado su solidaridad con los compañeros que estaban en huelga en Valencia, en la fábrica de la misma empresa; mostraron además su oposición al trabajo de los no asociados y a que los capataces pagasen los salarios en una taberna2. El conflicto se resolvió en condiciones poco claras: según algún periódico3, los obreros obtuvieron un aumento de 0’75 pesetas al día, el reconocimiento de la Sociedad Obrera y el despido de los esquiroles; pero según se desprende de otras fuentes4, la vuelta al trabajo se produjo bajo la condición de que rigiesen en Alicante las mismas condiciones de trabajo que “en las demás fábricas de La Unión Española” y, en cuanto al reconocimiento de la Sociedad Obrera, se trataba de una maniobra de la dirección de la empresa para crear una Agrupación de Obreros de La Unión Española, al margen de “La Defensa”, cosa a la que no estaban dispuestos a tolerar los obreros.

Cuando la empresa presentó a los obreros unas Bases de Trabajo que habían sido ya aprobadas en las fábricas de Sevilla y Málaga, los trabajadores alegaron que había que esperar la resolución del conflicto en Valencia, “por ser esta capital, la más cercana a la nuestra y hallarse, por lo tanto, en las mismas circunstancias los medios de vida”. Se produjo una falta al trabajo en unas secciones, según la empresa, o el despido de 30 compañeros, según los trabajadores, y “La Defensa” acordó la huelga por solidaridad con ellos. La empresa publicó un manifiesto en el que se consideraba desligada de todo compromiso con sus obreros si no volvían al trabajo antes del 19 de julio, al tiempo que les hacía responsables “de los disgustos que les pueda ocasionar la venida a Alicante de obreros de otras regiones para trabajar en nuestra Fábrica y de los disturbios que pudieran resultar de ello”. Los obreros –al mismo tiempo que denunciaba el vertido al mar de ácidos que perjudicaban a los pescadores- acordaban “estar todos frente a la fábrica media hora antes de la entrada al trabajo, por si hay alguien que les traicione5.

La huelga, pues, se endureció de manera extraordinaria. La dirección de La Unión Española trajo “personal de Valencia para atender a las necesidades de producción”, hubo varios enfrentamientos, cuando los huelguistas atacaron a los esquiroles en las cercanías de la Estación de Murcia y en el Mercado, teniendo que intervenir la fuerza pública. Al día siguiente, el vapor “Peña Rocío”, que transportaba 2.700 toneladas de fosfato para “La Unión Española” hubo de ser descargado por esquiroles del muelle, ante la negativa a hacerlo de los obreros asociados; el carro de avituallamiento de los esquiroles fue atacado a pedradas, un encargado de la fábrica fue herido de un disparo por unos desconocidos y la fuerza publica protegía constantemente a los esquiroles, que eran unos ochenta6. En este contexto se produjo un intento de crear, desde Valencia, un sindicato católico amarillo en Alicante, claramente destinado a romper las huelgas de “La Unión Española” y del muelle. Los enfrentamientos entre huelguistas y esquiroles siguieron y el 28 de julio se entabló una verdadera batalla campal entre ellos, con numerosos disparos, al llegar en el tren de Andaluces nuevos esquiroles para “La Unión Española”. La Guardia Civil intervino enérgicamente, disolviendo también a las operarias de “Las Palmas”7.

A primeros de agosto, cuarenta esquiroles volvieron a sus pueblos y prometieron advertir a otros para que no les engañasen; hubo un nuevo incidente entre un huelguista y un esquirol. La situación se complicó tras la muerte de tres miembros del Sindicato amarillo en Valencia. En la Casa del Pueblo alicantina representantes de 28 sociedades obreras decidieron que cada afiliado que tuviera trabajo destinase 50 céntimos semanales para los huelguistas de “La Unión Española”8. A mediados de mes se organizó un la Casa del Pueblo un gran mitin sindicalista, con participación de miembros de la CNT de Valencia y Alicante, en protesta por el comportamiento de la empresa de “La Unión Española”9.

Seguían los enfrentamientos entre huelguistas y esquiroles: un camión que transportaba a esquiroles fue apedreado y resultaron algunos heridos, así como también unos guardias que los protegían; había rumores de la paliza propinada por un policía a un huelguista; se hablaba del secuestro de un esquirol, que luego resultó se había fugado con una cierta cantidad de dinero, etc, etc10. En septiembre, siguió la solidaridad del resto de las Sociedades Obreras alicantinas con los huelguistas de “La Unión Española” y el Sindicato Único acordó que cada trabajador del muelle aportase una peseta para ellos11, mientras que los obreros y ferroviarios de la Estación de Murcia (Andaluces) se declaraban en paro en solidaridad con ellos y como protesta contra los esquiroles, que seguían acudiendo al trabajo bajo la protección de las autoridades, “un pelotón de obreros con cara famélica y cráneo estrecho, custodiados por la fuerza pública12. A fines de septiembre fue herido a tiros un antiguo huelguista que se había reincorporado al trabajo y fueron detenidos, como presuntos autores, unos compañeros que le habían amenazado13. Y en octubre, los esquiroles de “La Unión Española”, encuadrados ya en un Sindicato Católico, cumplían su papel de rompehuelgas y fuerza de choque en las luchas que en ese momento enfrentaban a capital y trabajo en la ciudad: así, ante la negativa de los carreros a transportar unas mercancías descargadas por esquiroles, lo hicieron los esquiroles de “La Unión Española”14. Continuaron en este mes los choques entre esquiroles apoyados por fuertes contingentes de fuerzas de seguridad, y los huelguistas, a los que se acusó en alguna ocasión de intentar asaltar la fábrica15. En noviembre la prensa informa de la agresión a un esquirol de “La Unión Española”, en su casa, llevada a cabo por varios individuos16.

Inesperadamente, la prensa dejó de informar sobre este conflicto, por lo que no sabemos cómo terminó. La organización obrera de “La Unión Española” debió de seguir la suerte de “La Defensa” y del resto del movimiento sindicalista. Únicamente sabemos que en 1922 se decía que la empresa había despedido a cien obreros que trabajaban en la construcción de un nuevo pabellón, sin respetar los plazos legales, según los obreros, que así se lo comunicaron al Gobernador Civil17.

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NOTAS:

1El Socialista, 8-XII-1918.

2Diario de Alicante, 10-VI-1919.

3El Luchador, 25-VI-1919.

4Notas de la empresa en La Región y El Día, 21-VII-1919, y de la dirección de ésta y de los obreros en El Luchador, 22-VII-1919.

5El Día, 7-VII-1919, y El Luchador, 22-VII-1919.

6El Luchador, y La Región, 24-VII-1919, El Día, 24 y 26-VII-1919, y Diario de Alicante, 26-VII-1919.

7El Luchador, 29-VII-1919.

8El Luchador, 4-VIII-1919; Diario de Alicante, 8 y 9-VIIII-1919.

9El Día y El Luchador, 19-VIII-1919.

10El Luchador, 21-VIII-1919; El Día, 21, 25 y 27-VIII-1919; La Región, 16 y 21-VIII-1919: según este último diario, un esquirol resultó herido al manipular una pistola que llevaba para defenderse.

11La Región, 13-IX-1919.

12La Región, 2 y 4-IX-1919; El Luchador, 15-IX-1919.

13El Día y El Luchador, 24-IX-1919, La Región, 25-IX-1919.

14Diario de Alicante, 15-X-1919.

15El Día, El Correo y El Luchador, 20-X-1919.

16El Correo, 11-XI-1919, que comenta. “Un esquirol es un hombre como los demás, con libre albedrío, y está en su perfecto derecho el querer o no querer estar asociado, pero desgraciadamente no falta quien interpreta la libertad como el famoso sacristán de La Marsellesa.

17El Día, 10-II-1922, y El Luchador, 21 y 22-II-1922.

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