La argamasa de republicanos, masones, espiritistas, feministas, anarquistas, colectivistas e indígenas alicantinos sin perfil político definido que dieron forma a la colonia obrera en sus primeras décadas de vida, dejaron su huella en el barrio de Carolinas.

Como hemos explicado en el apartado anterior, la epidemia de cólera de 1885 fue uno de los detonantes de la construcción del barrio, y ello dejó su impronta en algunas de sus primeras calles.

Así lo indicaría una de las primeras que se trazaron en el barrio, la de Terol -hoy Maestro Alonso-, en memoria de Rafael Terol Maluenda, político liberal y luego alcalde de la ciudad que se destacó por su labor asistencial durante aquel episodio epidémico, creando una cocina económica y apoyando a los afectados.

..dentro de pocos años hemos de ver el Plá del Bon Repòs completamente trasformado y trocado lo que era antes un campo erial, en una animada, alegre, pintoresca barriada, abierta a todos los vientos y saturada de oxígeno puro, lo que el pobre necesita para vivir y de lo que carece en los inmundos cuchitriles que la explotación ha levantado..”1.

Aunque nunca tuviera calle con su nombre en el barrio, debemos citar también a otro de los que apoyaron su construcción cediendo terrenos, Juan Aquilina, que era propietario de una fábrica de yeso -La Alicantina- situada al final de la calle Valencia, y de algunos terrenos agrícolas en el Plá del Bon Repòs; siendo además administrador de los Baños de Orito y propietario de un depósito de sal en la capital.

En el mismo sentido, debemos hacer mención a la que aun lleva el nombre de calle Tabarca, archipiélago que también era conocida como la Isla de la Cuarentena; ya que en esta isla fueron acogidas gran número de familias alicantinas durante la epidemia de 1885.

El caso es que esta vía esta justo sobre los terrenos que antes ocupaba el llamado Huerto de Navarro, lugar que había sido utilizado ya como Lazareto durante la epidemia de cólera de 1854 -y luego en la de 1870-.

El huerto era propiedad del cirujano e higienista Vicente Navarro Albero [1834-1888], que llegó a Alicante hacia 1869 para ejercer como médico del Hospital Civil. El doctor Navarro se pondría al frente de la Junta de Sanidad durante las epidemias de 1870, y luego en la de 1885; destacando también por su pericia profesional, su carácter filántrópico y su militancia republicana. Desgraciadamente, murió de forma súbita en septiembre de 1888, al poco de fundarse el barrio, tiroteado en plena calle al salir de su trabajo.

..fue conducido el cadáver en un lujoso féretro [..] precedido de unos cuarenta asilados y cincuenta o sesenta labradores que llevaban antorchas encendidas y seguido de numeroso acompañamiento..”2.

SECCIÓN Carolinas Bajas_Finales-siglo-xix_aprox.-1890

Es muy probable que la muerte del doctor Navarro tuviera su trascendencia en la evolución urbanística de la zona, ya que puede ayudarnos a fijar el núcleo original del barrio y más en concreto, la ubicación exacta del lazareto de observación construido en el verano de 1885.

Observando los planos antiguos que se conservan de esta zona de la ciudad, lo más probable es que el lazareto estuviera situado en terrenos anexos al huerto de Navarro, en lo que hoy corresponde a la plaza de Palmeretes. Esta plaza, durante décadas no fue otra cosa que un solar sin urbanizar, y no adquiriría su condición de plaza pública hasta los primeros años de la década de 1930, cuando adquirió el nombre de Blasco Ibáñez. Así mismo, a comienzos de 1934 se uniría definitivamente a la calle Valencia; siendo remodelado el espacio con un andén-paseo central en el que fueron plantadas las primeras palmeras.

..En el barrio de Carolinas y en el sitio donde estuvo instalado el lazareto de coléricos el año 1885, existe un poco que se construyó en esa época y que en la actualidad es un constante peligro..”2bis.

Como vemos, la variable higienista marcó el nacimiento de la colonia y en este sentido, el análisis de los abastecimientos hídricos nos aporta datos complementarios.

00_plano-alicante-1897

En un lugar todavía por concretar, posiblemente en la intersección de la avenida de Jijona y la calle de la República, se encontraba el manantial de Santa Rosa, propiedad de Antonio Mas Gil y su familia. Estas aguas venían siendo aprovechadas desde siempre por los vecinos de San Antón, ya fuera para lavar sus ropas o como punto de vertido; pero los sobrantes discurrían por el barranco de Canicia creaban zonas de agua estancada. Fue también con motivo de la epidemia de cólera de 1885 que este curso fluvial sería canalizado, pasando desde entonces a suministrar agua a las casas, huertos e industrias de la zona.

Procedente de la mina de Santa Rosa, parece que el agua llegaba hasta la balsa llamada de Nuestra Señora de Los Remedios, y desde allí canalizada por ejemplo hasta la propia fábrica de Tabaco, o a la cercana calle Sevilla donde quedó instalada la primera fuente pública del barrio en 1895.

A consecuencia de varias quejas producidas por el vecindario [..] ha dado terminantes órdenes a D. Hugo Prytz y doña Teresa Aznar, dueños, el primero de unas norias y la otra de la mina de agua denominada Santa Rosa, situadas en terrenos próximos al barrio de las Carolinas, para que las aguas sobrantes de aquellas no se derramen en la vía pública..”3

Por otro lado, el vínculo indisociable entre el barrio de Carolinas y la actividad industrial, se pone de manifiesto sobre todo a través de la Fábrica de Tabacos, que dio forma a las primeras calles del barrio, la calle de Sevilla y la de Valencia, que harían referencia a las fábricas hermanas de estas dos capitales.

Aunque lo anterior esté aun por confirmar, queda claro que en su callejero encontramos otras calles dedicadas a directores o altos cargos de la fábrica de Tabacos. Así la calle Dagniol, hace referencia a su primer director, y por otro lado, desde 1927 se rotuló una nueva calle de Carolinas Altas con el nombre de Manuel Carreras y Amerigó -desde 1943 cambiada por Guardamar-, en referencia a un viejo luchador republicano que fue miembro de la junta revolucionaria de 1844 y luego director de la fábrica entre 1854 y 1855.

…Alla en Las Carolinas, que es un barrio de nuestra población, hay vecinos que viven todo el año empadronados como manda Dios, y quejándose están estos vecinos de que no hay en sus calles un farol y se rompen a diario las narices por dar a cada paso un tropezón”4.

De una manera indirecta, cabe citar también la calle de Carlos Arniches, ya que su padre fue pagador de la fábrica durante muchos años; e incluso a la Plaza de la Bola de Oro, cuyo nombre se originó a partir de un comercio de tejidos que utilizaba este emblema en su fachada. Resulta que este comercio, abierto en los años del cambio de siglo, estuvo inicialmente regentado por Timoteo y Leandro Galán, quienes probablemente eran descendientes del que había sido director de la fábrica de Tabacos hasta mayo de 1844, Timoteo Galán Alonso.

Aunque sin duda las calles cercanas a la fábrica de tabacos y circundantes a la calle Sevilla y Valencia fueron las primeras en construirse, fue más o menos a comienzos de siglo XX cuando ya estaban formado el barrio de Carolinas tal cual lo conocemos; y ello debemos atribuirlo a un esfuerzo colectivo, es decir a aquellos primeros vecinos que habían sido deportados con motivo de la epidemia y que decidieron quedarse en la zona, agrupándose en forma de cooperativa, y auto-construirse sus primeras casas.

Frente al abandono institucional al que fueron sometidos en sus primeros años de vida, decidieron ponerle a las calles el nombre que les dio la gana, ganando por aclamación popular las denominaciones de flores en clara referencia higienista y naturalista; en sintonía con la abundancia de frondosos huertos y eras en el entorno. No faltaron tampoco aquellas otras marcadas por alusiones librepensadoras o disidentes con el régimen político, acorde con el carácter rebelde de sus vecinos y las circunstancias que habían visto nacer la barriada.

Alla por el barrio llamado de las Carolinas, que llevan nombres puestos caprichosamente por los vecinos, sin que el Ayuntamiento haya tenido en ello arte ni parte” 5.

Según se cuenta todo empezó por la calle del Sol, que hoy día corresponde en parte a la de Carlos Arniches, y cuyo cambio de nombre se produjo ya en los primeros años 30, también por aclamación popular como era costumbre hacerlo en el barrio6.

Su modificación nos habla de un homenaje de los primeros vecinos al conocido dramaturgo, por su probable relación con el barrio; y más en concreto, con una sociedad dramática de aficionados que gestionó allí el pequeño teatro Cervantes a finales del siglo XIX, situado justo en el ángulo de ésta con la calle de La República7.

Una vez ubicada esta calle original, se sabe que cerca de ella se encontraba la calle de La Luna, que correspondió a la que hoy se llama Antonio de Trueba, y además de la clara referencia astronómica, su significado se impregna de alusiones librepensadoras y políticas porque a sus pies fueron naciendo los ejes longitudinales del barrio, las llamadas calle de La República, la de La Libertad y la de Savonarola

La primera, cuya partida de nacimiento civil hemos tratado de explicar en el anterior artículo, pasaría a ser llamada del 30 de Marzo, en referencia a los fascistas italianos de la División Littorio, que entraron por esta calle tal día como ese en 1939, lanzando naranjas y arrancando las placas y los símbolos que se encontraban a su paso8.

Por su parte, la de La Libertad y la de Savonarola, personaje quemado en la hoguera por hereje siglos atrás, habían dado en titularse durante la dictadura de Primo de Rivera, Poeta Zorrilla y Elda respectivamente9.

Si esta actitud crítica en lo político y abiertamente laica no fuera suficientemente explícita en las primeras calles de Carolinas, podemos recordar que fue el único barrio de Alicante que careció de iglesia católica hasta después de la guerra española, aunque sí hubieran culto evangélico o tenidas masónicas; y en vez de ponerles nombres de santos a sus calles, prefirieron los de flores, se dice que por la costumbre que tenían de plantarlas a la puerta de sus casas, adornando aquellos chalets de una sola planta con huerto y corral, bautizados con nombres propios, muchas veces de mujer.

Todas ellas fueron borrándose del mapa con el tiempo, excepto la del Jazmín, quizás porque era uno de los antiguos ejes de la sociabilidad del barrio, ya que en ésta y en sus travesías tenían lugar algunos de los actos centrales de las fiestas vecinales de finales de agosto.

Muy concurrida estuvo siempre la de La Rosa, que se llamó de Jacinto Maltés a partir de 1925, pues allí estuvo el único horno de cocer de la zona desde 1905 y fue instalada en 1909 la primera fuente pública que existió en el barrio, haciendo ángulo con la de La República.

Continuando el paseo por el callejero del viejo Carolinas, se sabe que existían otras como la de La Calera -hoy y desde mediados los años 20 del General Serrano- seguramente porque conducía a una antigua cantera de cal de la que se proveían operarios o vecinos para encalar sus casas, y la existente todavía de Donoso Cortés, lugar dónde estuvo el popular Cine Carolinas. Quizás ésta llevara antes el nombre de la del Clavel, que aun está por localizar.

Pero para finalizar este recorrido por el viejo Carolinas, queremos hacer mención a las Carolinas Altas, es decir, la parte del barrio que quedaba más arriba de Jaime Segarra, antes de La Vereda; donde también encontramos algunas de aquellas primeras calles como la de la Azucena, llamada del General Espartero desde los años de la dictadura de Primo de Rivera10.

En esta parte del barrio en pleno crecimiento en los años 20, fijó su atención el nuevo régimen, eliminando algunas que eran incompatibles con la nueva situación como la de Robespierre -de la cual desconocemos su ubicación-; y rotulando cuantas calles nuevas surgían con consideración militar, como fue la del General Serrano, la de Espartero, Plus Ultra -que sustituye a la de Canalejas-, o la de Chapalangarra.

Convertido en el barrio más populoso de Alicante, allá por la década de 1920 los dirigentes municipales dieron la espalda a algunos de los problemas más acuciantes como era el de la dotación escolar, que dejaron en manos privadas y confesionales, arraigando iniciativas pedagógicas como las Escuelas del Ave María, fundadas en 1918 en el solar que hoy ocupan las Escuelas Manjón-Cervantes, o el Colegio del Divino Maestro fundado en 1926 por el Canónigo Juan Genaster en la calle Alcalá Galiano11.

Tras la proclamación de la República estos dos edificios serían incendiados por los vecinos el 11 de mayo de 1931, los únicos que fueron quemados dentro del barrio además del llamado Huerto de Montesinos; pasando el primero de ellos a ser propiedad municipal para edificar un nuevo grupo escolar, llamado del Dr. Rico, que con dificultades entraría en funcionamiento a mediados de 1935; y que se sumaría al grupo escolar Gabriel Miró, hoy Colegio 9 d’octubre, que había sido inaugurado en 1932 unas calles más arriba12.

Como vemos en el mapa adjunto, la falta de espacios de sociabilidad en el barrio siempre fue un problema acuciante, como se aprecia por ejemplo en el desplazamiento de algunas de las actividades festivas y de ocio barrio arriba, por ejemplo a la calle Montero Ríos, en lo que es hoy la plaza del Sol, donde además de lugar de reunión y de juegos infantiles, durante la guerra albergó uno de los refugios más grandes, ya que esta zona de la ciudad fue de las más castigadas por los bombardeos aéreos y marítimos.

Hasta aquí nuestro recorrido por el viejo Carolinas, sin recurrir a claves socio-demográficas o grandes personajes, bajando a la calle para, de la mano de sus verdaderos protagonistas, recorrer algunas de las que fueron las primeras vías urbanas de Carolinas, hoy casi borradas de la memoria colectiva.

En la colonia obrera de Las Carolinas se produjo cierta integración industrial y residencial, un desarrollo urbanístico con notas iniciales de espontaneidad y racionalismo social, que permiten hablar de lo que fue, en origen, un proyecto de colonia proletaria, con cierto aire utópico, alejada de los centros de poder urbano y con tendencia a cuestionarlos y asaltarlos.

NOTAS:

  • 1El CONSTITUCIONAL 22-05-1887. Durante la dictadura de Primo de Rivera [1923-1930], la calle Terol cambió su nombre por el de Chapalangarra, gobernador militar durante el asedio francés de la ciudad en 1823, y conocido en la ciudad por inaugurar la triste costumbre de rapar a las prostitutas, a las que en la ciudad se las conocía de antiguo como Les Pelaes de Chapalangarra.

  • 2El ALICANTINO 08-09-1888. El agresor, que se quitó la vida a continuación, fue José Víctor Gimisó Falcó, original de Tarragona y afincado en Alicante, al que le habían ido mal las cosas en los negocios en los años previos. La causa de fondo sería la pérdida de la custodia de su hija por malos tratos, que había quedado bajo la tutela del maestro republicano José Navarro Carnicer y de su cuñado el doctor Navarro.

  • 2bis La CORRESPONDENCIA de Alicante 26-08-1902. El huerto de Navarro pasó a manos de Juan Ripoll, al parecer un farmacéutico de Altea; mientras que la casa que había en el recinto fue utilizada como taller de carpintería por los hermanos José y Rafael Ramos Martínez hasta el otoño de 1926, cuando un incedio destruyó el inmueble.
  • 3La CORRESPONDENCIA Alicantina 06-10-1899. Las primeras conducciones de agua llegaron al barrio en 1899, mediante contrato de abastecimiento firmado entre los vecinos y la empresa del Canal de Sax, que había instado al ayuntamiento a anular cualquier otra fuente de abastecimientos hídrico. También, El Alicantino 29-10-1889, 28-06-1890; El Nuevo Alicantino 02-08-1895; La Correspondencia Alicantina 01-12-1899, 06 y 08-08-1901, 06-09 y 27-11-1902; La Correspondencia de Alicante 31-07-1901, 04-11-1902; La Voz de Alicante 10-12-1906.

  • 4La CORRESPONDENCIA Alicantina 19-09-1902. Antes de 1909, las mujeres del barrio acudían cada mañana a las puertas de la fábrica donde estaba una de las pocas fuentes del barrio. También resulta reseñable que no fue hasta 1897 cuando se construyó el muro que aislaría el inmueble de su entorno, y la reja que aun preside la entrada del recinto fue añadida en 1918. Ver, Valdés Chapulí: La Fábrica de Alicante: La producción del tabaco, el trabajo de la cigarrera, La gestión empresarial. Nuevo Lunes, Madrid, 2017, pp. 43 y ss.

  • 5La LEALTAD 21-08-1914. Contrastaban los huertos frondosos como el de Carrua, de Pritz, el de Roselló o el de Los Toros, junto a enclaves fabriles como la llamada Fábrica del Ocre, situada en la parte alta de la calle de Garbinet, lugar maloliente que era conocido -sin rotulación oficial- como la Plaza del Ocre tras ser clausurada en 1932, construyéndose allí uno de los refugios del barrio en 1937. Ver, El Alicantino 17-09-1890; La Correspondencia de Alicante 03-10-1900, 26-07-1904; El Luchador 17-06-1929.

  • 6Se ha afirmado erróneamente que tenía su entrada en la calle Garbinet y su salida por la parte superior, en dirección hacia Villafranqueza, por lo que hoy está la Vía Parque, pero ello se debe a una confusión con la calle de Sol y Ortega, generada por un periodista local que probablemente nunca había estado allí, “..proyecto de la nueva alineación sur de la calle del (de) Sol y Ortega, que partiendo del Garbinete, termina en la carretera de Villafranqueza”, El Luchador 18-10-1921. Ver, El Luchador 03-08-1932.

  • 7Se mantuvo en funcionamiento al menos hasta 1918, y ese espacio fue remodelado a mediados de la década de 1920, convertido en la sede de la Federación Regional de Boxeo. Antes la calle era mucho más larga, unos 100 números, es decir, uno de los ejes transversales del barrio. Ver, La Correspondencia de Alicante 13-04, 18-05-1898, 08-08-1900, 15-05-1901, 30-06 y 03-11-1906; La Correspondencia Alicantina 11-04-1901.

  • 8En el nº 22 de la calle de La República se abrió un viejo casinete republicano a finales del siglo XIX.

  • 9Savonarola fue emblema de grupos y organizaciones librepensadoras y anti-clericales a finales del XIX y principios del siglo XX. La calle de La Libertad fue una de las últimas en dotarse de alcantarillado, debido a la existencia de un montículo en uno de sus extremos, y el lugar que se provecho para instalar las hogueras de junio, rodeada de industrias, almacenes y talleres que eran allí el paisaje predominante.

  • 10En esta calle estuvo domiciliado el panadero anarquista Juan Gomis Sierra, conocido entre los obreros de la ciudad como el Abuelo, miembro de la sociedad de panaderos La Luz del Día. En esta misma calle fue inaugurado en agosto de 1910 un nuevo Círculo Republicano; y aquel espacio actuó, a lo largo del tiempo, punto de confluencia entre el republicanismo y el anarquismo y, allí se ubicó el Ateneo Popular de Carolinas en 1910 o la sede de la comisión pro-presos en 1915. Ver, El Pueblo-Alicante 02-11-1908; Heraldo de Alicante 27-05-1910; La Correspondencia de Alicante 09-08-1910; Tierra y Libertad 14-07-1911.

  • 11A finales del siglo XIX se creó una escuela mixta en el nº 22 de la calle de La República, convertida en escuela elemental de niñas poco después; pero antes de 1931 solo existía una escuela nacional, situada en el nº 123 de la calle Sevilla.

  • 12El edificio de los jesuitas fue expropiado por el ayuntamiento en agosto de 1932, pero, a pesar de ser inaugurado como centro escolar en junio de 1935, aunque nunca funcionó a pleno rendimiento, y con la llegada del periodo revolucionario todo indica que se habilitó como la Escuela Racionalista nº1. La Escuela racionalista nº2, llamada Modelación Humana, sabemos que estuvo en el huerto de Montesinos o Casa Balbina, propiedad de Gabriel Montesinos Donday.

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