LAICISMO y ESCUELA en Alicante

Como se ha señalado ya, el apoyo ofrecido a la enseñanza laica a partir de la década de 1880 por parte de protestantes, masones y otras organizaciones de tipo confesional, se entiende en gran parte como una estrategia de defensa contra la que era la confesión mayoritaria, la católica.

Esta pauta se cumple en el caso de la ciudad de Alicante, donde destaca por su ausencia una estructura consolidada de las organizaciones obreras y sí, por contra, la influencia ejercida por estos sectores sociales emergentes, especialmente la masonería, como veremos a partir de la escuela laica que fue sostenida a lo largo de las últimas dos décadas del siglo XIX por el grupo librepensador Paz.

“La propuesta de creación de escuelas laicas que plantea el Congreso de Sevilla en 1882, hace confluir al anarquismo con el librepensamiento y el republicanismo en su defensa de una alternativa escolar laica frente al modelo escolar burgués de la Restauración…”¹

En sintonía con las directrices emanadas del Congreso de Sevilla, las primeras experiencias educativas de signo laico en Alicante las localizamos en mayo de 1883, cuando la logia Constante Alona patrocinó la inauguración de un colegio de niñas y luego creó una escuela nocturna de obreros en febrero del año siguiente, que desapareció posiblemente por la epidemia de cólera del verano de 1885 pero que fue reinaugurada en octubre de 1886; según se apunta, inicialmente a cargo del librepensador y marino gerundense Juan Cabot y Cahué.

“Hoy en Alicante se agita la idea de establecer escuelas laicas, para en ellas hacer de nuestros hijos ciudadanos del porvenir [pero] hace más de dos años, que Alicante cuenta con una escuela laica, concurridísima..”².

Estos apuntes sobre los antecedentes de las escuelas del grupo Paz, buque enseña del librepensamiento local, encajan con aquellos que afirman que su primera escuela fue [re]fundada en el otoño de 1886, atribuyéndose desde entonces su paternidad al catalán Bartolomé Gabarró, ascendente pedagógico de Cabot.

Cura apóstata, periodista, pedagogo y editor del primer laicismo escolar, la vida de Gabarró cambió allá por 1875 cuando colgó los hábitos de escolapio que vestía y abandonó sus funciones de cura castrense al servicio de los carlistas, para convertirse en promotor del laicismo escolar y participando en las campañas anticlericales desde la prensa barcelonesa y catalana en la década de 1880.

Se puede decir que la educación laica fue su campo de batalla en los años siguientes, pudiéndole considerar el primer come-curas español, ya que fue miembro fundador y presidente de la Unión Española de la Liga Anticlerical de Librepensadores, 1880-1897, y además participó en la creación de numerosas escuelas en Cataluña y en otras zonas de la península, en especial en el Levante pero también en Valdepeñas, Sevilla, Cádiz y Almería.

“..els elements avençats fomentaven l’escola laica, i consideraven a en Gabarró com el redemptor de la humanitat.”³

Siempre viajando de un lado a otro, y exiliado desde 1888 por varios delitos de imprenta, sería su alter ego, Juan Cabot, quien se encargaría de tirar adelante el proyecto alicantino, manteniéndose fiel a la línea educativa dictada por Gabarró; desarrollándose desde entonces, si no las primeras lecciones de pedagogía aconfesional, sí las primeras prácticas de coeducación laica de las que se tiene constancia en nuestra provincia.

Cabot pasó a ejercer funciones directivas desde mayo de 1887 y fue substituido en tareas docentes por el federal José Berenguer quien contaba con alguna experiencia previa, ayudado a su vez por otra maestra que fue contratada para dirigir el aula de niñas; pero ambos solo permanecerían en su cargo un curso escolar, dimitiendo por no compartir algunos de los métodos empleados en la escuela, concretamente la utilización de textos de la editorial de Gabarró, las prácticas coeducativas y la dimensión aplicada de la enseñanza alejada de prácticas memorísticas.

“Los infelices niños que salgan de estos centros serán los seres más desgraciados, los hombres que están dotados de sociabilidad, y que por sus actos, estado psicológico moral y por su conducta, merecerán el dictado de fierecitas en medio del concierto humano”⁴

Como se puede leer, estas primeras aulas de ciudadanía laica no fueron del todo bien recibidas y los primeros cursos resultaron algo convulsos, entre refundaciones, cambios de profesorado y traslados, pero sería ya bajo la dirección de Juan Cabot cuando el proyecto laico del Grupo Paz conseguiría la suficiente continuidad y solidez; comenzando por trasladarse desde su sede inicial de los bajos del nº 15 de la calle Maldonado, a la sede definitiva del segundo piso del nº 30 de la calle Bazán, el mismo lugar dónde sería situado el colegio laico y el local del grupo.

Juan Cabot estuvo vinculado muchos años a la Logia Constante Alona con el nombre simbólico de Magallanaes, aunque también figura como secretario de la logia Numancia cuando era director de El Alicantino Masón [1892-93], periódico órgano de la citada logia pero que acogía con gusto los postulados del librepensamiento y la educación laica. Como era de esperar, ésto le llevo a ser procesado por jueces y anatemizado por curas, en ambos casos sin éxito aparente. Moderó su anticlericalismo desde 1896, siendo uno de los fundadores del Ateneo Científico y Literario de Alicante y cambiando su profesión de maestro por la de capitán de marina mercante en 1897.

“Cuando advino la República y se declaró laica, se estudió el medio de incorporar al Estado a estos héroes que, anticipándose, habían establecido las escuelas aconfesionales, sin más ayuda q1ue su entusiasmo y su valor..”⁵

Aunque existieron otros grupos librepensadores en la ciudad de Alicante que iniciaron algún otro proyecto similar, no consta que lograran continuidad, por ejemplo el círculo Los Amigos del Progreso aparecido en los primeros meses de 1889, que declaraba como objetivo prioritario la propagación de la enseñanza laica y gratuita, contando para ello con el apoyo de personas de ideas avanzadas.

Tampoco logró consolidarse la escuela laica para niños El Porvenir, iniciado en Dénia por la Unión Latina de Librepensadores, dirigida por Alcolea y sostenida por filántropos locales y/o algunos miembros de sociedad de obreros marítimos, pero también con el apoyo directo de los alicantinos, ya que hasta allí se había trasladado Enrique Chaminade a finales de 1887 y asistieron juntos al congreso de los Amigos de la enseñanza laica celebrado en Barcelona en 1888, aunque a principios de la década siguiente surgieron las dificultades⁶.

La escuela del grupo Paz perviviría a lo largo de la década de 1890, pese al asedio a que fue sometida por los sectores más reaccionarios, en buena medida por el apoyo brindado por personajes relevantes de la burguesía local, aumentando el personal docente mediante convocatorias de plazas publicadas en la prensa librepensadora de alcance nacional, y llegando a contabilizar en julio de 1894 unos 130 alumnos de ambos sexos, momento en que se produce una reinauguración de la escuela por reforma o cambio directivo, organizando un acto público al que asisten representaciones de las logias Alona, Numancia y Esperanza, Centro Espiritista, Centro Obrero, etc…⁷.

Pocos datos más tenemos de la marcha de la/s escuela/s, pero sabemos que sobrevivían precariamente entre 1897 y 1898 cuando una de las dos escuelas laicas existentes, la que estaba situada por entonces en el Barrio Nuevo atravesaba serias dificultades económicas⁸.

Podemos establecer en esas mismas fechas el acta de defunción de las aulas de rebeldía ciudadana del grupo Paz, coincidiendo con su disolución por disposición gubernativa en 1897 y la refundación de algunos colegios privados que tiene lugar a continuación en Alicante.

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NOTAS: