Los debates sobre la esclavitud y el colonialismo en los medios radicales pos-napoleónicos son, sin duda, temas centrales de Frankenstein que funcionan como un espejo doble en el que se reflejan los miedos y las esperanzas de la sociedad de su tiempo.
Al contrario de la revolución inglesa o la norte-americana, que se decantaron por la libertad individual como razón utópica; en Francia, a pesar de su componente burgués e individualista, se hizo una apuesta radical por la igualdad. Sin embargo, como dijo Proudhon resultó un fiasco a la hora de establecer un nuevo orden basado en la razón y la justicia social.
Pese de ello, sentó las bases de una nueva época. Tan fuerte fue la llamarada, en forma de halo emancipador, que su destello llegó a otros puntos del planeta. Todo el mundo observaba con sumo interés todo lo que pasaba en Francia, como una especie de laboratorio donde se experimentaba con los últimos descubrimientos en ciencia política.
Como vimos en el apartado anterior, identificar a Prometeo con el constructor del auto-gobierno tuvo sus consecuencias, en forma de anhelo liberador que se propagó cual reguero de pólvora entre los sectores sociales más explotados; y en especial entre los esclavos de las colonias, entre los que comenzaron a surgir algunos líderes políticos que fueron llamados Jacobinos Negros.
“..la trompeta que anuncia la resurrección de un gran pueblo, ha resonado en los últimos confines del mundo, y los cantos de 20 millones de hombres libres han logrado despertar a las naciones sumidas en larga esclavitud.”1




Parece claro que la promulgación de la abolición la esclavitud en las colonias francesas, decretada oficialmente en 1794, vino a reforzar la corriente anti-esclavista que surcaba los océanos desde hacía generaciones, derivaron en el estallido de diversas revueltas en las llamadas Indias Occidentales, o sea, en América. Una de las más relevantes en términos históricos, había comenzado la noche del 22 de agosto de 1791 entre los esclavos haitianos reunidos en el Bosque Caimán, quienes durante la ceremonia religiosa en la que se conjuraban para atacar las plantaciones, cantaban lo siguiente..
“..Eh! Eh! Bomba! Hen! Hen!
Canga, bafio té!
Canga, mouné de lé!
Canga, do ki la!
Canga, do ki la!
Canga, li!..”2
Los rebeldes haitianos demostraron una gran capacidad de resistencia, y tras plantar cara a las tropas francesas durante años, agazapados en las montañas del interior de la isla, dieron un paso adelante declarando la independencia del país en 1802.
Napoleón se sintió humillado y envió todo un ejército para aplastar el levantamiento de los esclavos de la isla. Una de las batallas más graves se produjo a comienzos de 1802, con los insurgentes negros resistiendo en el fuerte Crete-a-Pierrot, e izando una bandera roja en señal de desafió, frente al asedio del general Leclerc y sus tropas. Derrotados los franceses, Napoleón restableció la esclavitud a modo de castigo colectivo, lanzando de seguido una nueva expedición militar a gran escala que tampoco consiguió sus objetivos.
Sin duda, fue la insurrección de los negros haitianos la que el marcó el camino al resto de levantamientos de esclavos del siglo XIX, y la que como veremos, está más presente en la novela de MS.
“¿De que materiales está compuesto un corazón que aun puede enternecerse cuando se le insulta y, en vez de rebelarse ante la injusticia, besa la vara que lo golpea?..”3
Tan relevante fue para Mary Shelley [MS] el tema de la esclavitud, que el traductor de Frankenstein al francés fue Jules Saladin, quien se había criado en la capital haitiana, y que ahora sabemos compartía la crítica pos-colonialista implícita en la obra.
Seguramente era criollo, ya que había nacido en el seno de una familia de franceses asentados en Puerto Príncipe, encabezada por el farmacéutico Jean Saladin. Un colono que sabemos pertenecía a la masonería colonial de la isla y que tuvo al menos un hijo mulato Jean Marie, que se unió a los rebeldes comandados por Dessalines como soldado del 4º regimiento indígena y que, al parecer, moriría años después combatiendo en Santo Domingo. Sea como fuese, Jules había regresado a París en 1804 junto a su otro hermano León, tras la muerte del patriarca de los Saladin en la sangrienta revuelta de ese año.
Todo apunta a que los Shelley y Jules Saladin, al que se describe como un ..hombre de letras y de mundo, pudieron haberse conocido en alguna de sus estancias en París, antes de publicarse la novela [¿1816?]. Y al hilo de la cita que sigue, lo más probable es que fuera el primo de Percy, Thomas Medwin, quien se hubiera encargado de cerrar el asunto con el traductor y el editoren París. Todo ello a partir del verano de 1820, fecha en la que regresó a Europa tras una una larga temporada en el ejercito ingles en India.
“M. Medwin es un digno oficial de la armada inglesa; debemos a un amigo (Jules Saladin) la posibilidad de haberlo visto alguna vez en París, y pudimos apreciar su modestia y su calidez..”4
A parte de los entresijos de la edición francesa de Frankenstein, MS era consciente del impacto que habían tenido en la sociedad europea, las sucesivas insurrecciones de esclavos en las colonias. Podemos confirmar que éste fue uno de los temas de discusión en aquel verano de 1816 en el que se gestó la novela. Así lo sugiere la visita que recibieron en Villa Diodati de Matthew Lewis, novelista y propietario de varias plantaciones en Jamaica. Según confirma el citado Medwin, esta visita habría dejado una honda impresión en la joven MS.
Lewis regresaba a Europa después de una larga estancia en la isla supervisando sus negocios, en los que había introducido algunas reformas, en especial para disminuir las altas tasas de mortalidad infantil; o más bien para evitar que los progenitores mataran a los neo-natos para evitarlos una vida de esclavos.
También sabemos que andaba ultimando una novela, por lo que, a demanda de sus anfitriones, les avanzó algunos relatos de su reciente cosecha. Se trataba de The Isle of Devils, obra en verso que establece ciertos paralelismos con Frankenstein.
Así, la protagonista era Irza, que naufraga en una isla de la costa africana, que simboliza Jamaica, y acaba raptada por un Demonio negro sin nombre que gobierna el lugar. La obra plantea el dilema de quien es más monstruoso, si el demonio que fuerza una relación entre ellos, llegando a engendrar dos hijos; o la actitud de Irza, que cede a las presiones de un cura llegado a la isla y vuelve a la civilización, abandonando a sus hijos después de haberlos criado con amor. Su compañero se suicida junto a las criaturas al verla marchar.
“Gigantesco como una palmera, negro como la tormenta,
Todo cubierto de pelo, salvaje, de forma y espectáculo extraño..”5
El conflicto racial en la isla de Jamaica era un debate candente en Inglaterra, llegando incluso a boicotearse el consumo de azúcar para el té. La misma MS habría leído otras obras ambientadas en Jamaica, por ejemplo a Thomas Holcroft ese mismo año, Memoirs of Bryan Perdue, cuyo relato final lo protagonizan los esclavos de unos campos de azúcar jamaicanos. También entonces recurrió a Charlotte Smith, Letters of a Solitary Wanderer, que incluye un capítulo ambientado en una plantación jamaicana.
Es más que probable que la charla girara en torno a las luchas de los esclavos. Más aun cuando en la Pascua de 1816 había estallado una rebelión en Barbados, que fue ahogada en sangre. Todo había comenzado con un malentendido. Una noticia llegada a esta isla sobre una nueva norma dirigida a controlar el tráfico de esclavos, se interpretó con la anhelada emancipación. El resultado fue que más de mil esclavos murieron en los enfrentamientos, o fueron ejecutados tras la insurrección.

Sin duda, en sus conversaciones en Villa Diodatti debieron evocar también a los temidos grupos de cimarrones, que tras huir del terror de las plantaciones jamaicanas, se refugiaban en las montañas de la isla, estableciendo comunidades igualitarias y multiétnicas junto a los indios nativos. Entre ellos había también no pocos europeos, en especial irlandeses, quienes tras ser enrolados a la fuerza en la Royal Navy, desertaban y se unían a estos grupos de resistencia contra el colonialismo.
“Una revuelta de gigantes sería muy desagradable para una colonia reciente. Pero la experiencia, espero, nos enseñará, que las incalculables libertades de los ingleses no están para ser generosamente repartidas por todo el globo. [..] Si esos gigantes entendieran la idea de libertad, pronto serían nuestros amos y no nuestros esclavos..”6
Así mismo, es probable que Lewis, que no era abolicionista, advirtiera del peligro de las ideas que iban llegando desde el fin de la revolución norte-americana, y más aun de los ecos de la revolución haitiana que se escuchaban por toda Jamaica. En este sentido, el gobernador de la isla, lord Balcarres, afirmaba en 1800 que aquello era un nido de conspiradores y esclavos dispuestos a todo.
Desde el punto de vista de Lewis, miembro del lobby de los colonos azucareros, las cosas habían empeorado bastante, proliferaba ya el matrimonio interracial, a los que siempre se opuso. Incluso pudo referirse en tono despectivo, a aquellos propietarios de plantaciones que estaban considerando la posibilidad de liberar a sus esclavos o introducir cambios en la estructura de propiedad de la tierra en las plantaciones. Por ejemplo, ampliando los terrenos de provisiones gestionados de manera autónoma por los esclavos, los cuales se trabajaban en común y se asignaban de forma rotativa.
En sus palabras, MS pudo haber reconocido los argumentos de Bryan Edwards, propietario en Jamaica que había publicado un libro sobre el tema –The History, civil and commercial, of the British Colonies in the West Indies-. En este libro, MS se había informado sobre las revueltas de esclavos jamaicanos, y pudo identificar el lenguaje racista que impregnaba el discurso público. Pero no todo el discurso.
Es muy probable que alguien mencionara en aquella velada la existencia de los planes proto-socialistas y milenaristas de Thomas Spence, que comenzaban a calar no solo entre los estratos sociales más empobrecidas de las islas Británicas, sino también entre los esclavos caribeños. Uno de los más activos era el criollo jamaicano Robert Wedderburn, activista de la Sociedad de Correspondencia de Londres y acólito de Spence, que publicó en 1817 The Axe Laid to the Root, periódico que circulaba tanto entre los esclavos jamaicanos, como entre los trabajadores ingleses.
“..¿Que paz nos darán
a nosotros, esclavos, sino una severa prisión
y latigazos, y castigos arbitrarios?
Y ¿que paz podemos nosotros devolver,
sino hostilidad y odio, en la medida en que podamos;
una resistencia inflexible y una venganza, aunque sea lenta,
planeando siempre que hacer para que el conquistador
pueda llevarse el mínimo de su conquista, y pueda regocijarse el mínimo
haciendo lo que a nosotros nos hace sentir más sufrimiento?7
Los padres de MS habían sido firmes abolicionistas, defensores de la idea ilustrada de que las diferencias físicas, entre personas racionales, eran irrelevantes; y además eran amigos de Ned y Kate Despard, precursores del abolicionismo y los primeros que desarrollaron el concepto de Raza Humana, sobre la base de la humanidad, la justicia social y la libertad.
Sin embargo, una cosa es que los Shelley se relacionaran con negros o mestizos, nada extraño en una capital como Londres, p en un ambiente familiar permeable a la mezcla cultural; pero otra muy distinta es que deambulara como un fantasma por casa.
El fantasma en este caso sería Fanny Wollstonecraft, de quien no se conserva ningún retrato, al contrario de lo que sucede con el resto de la familia, pero que fue descrita con pelo castaño y tez oscura. Curiosamente, siempre ocupó un escalafón inferior en la saga de los Godwin, ayudando en las tareas más oscuras de la librería, y segregada de los viajes de sus hermanastras.
Fanny acabó suicidándose en aquel mismo verano de 1816 por motivos no aclarados, y Godwin, queriendo evitar comentarios públicos, rehusó reclamar el cuerpo o reconocer su paternidad; permitiendo que fuera enterrada de forma anónima en una fosa común. Nadie, nunca, hizo ningún comentario de las circunstancias que rodearon aquel hecho. Solo quedó de ella una nota de despedida, que por cierto, incluía palabras que habría podido pronunciar la Criatura de Frankenstein.
“..Durante mucho tiempo me he convencido de que lo mejor que podía hacer era poner fin a la existencia de un ser cuyo nacimiento fue desafortunado y cuya vida solo ha sido un dolor permanente para aquellas personas que han dañado su salud al tratar de promover su bienestar.!”8
Esta sospechosa elipsis sobre el trágico final de Fanny nos conduce a su padre, el explorador yanqui Gilbert Imlay, que pese a su apellido británico, cabe la posibilidad de que hubiera sido mestizo. De primeras, porque había nacido en el seno de una familia de colonos pioneros de New Jersey, que había sido uno de los puertos de referencia en el tránsito de esclavos desde África.
Además, creció en un plantación rodeado de esclavos; y tuvo hasta doce hermanastros, nacidos de sucesivos matrimonios de su padre, en el que no era extraño que hubiera algún hijo mulato. El propio Imlay admitía el matrimonio interracial; o al menos la convivencia, ya que durante su residencia en Patterson, 1783-1785, vivía con una mujer negra.
Esta idea positiva de las uniones interraciales la encontramos también en Visions of the Daugthers of Albion, 1793, donde William Blake abordaba las ideas de Mary Wollstonecraft, tratando en concreto de la liberación humana a través de las uniones anglo-afro-americanas.
“No hay estatuto que dé poder a un hombre blanco para comportarse como un déspota con un hombre porque es negro. Es contrario a nuestra declaración de derechos, así como repugna al código de la naturaleza. Pero el problema radica en los prejuicios de los tiempos…”9
Al igual que Fanny, tampoco disponemos del retrato de su padre, pero debemos descartar uno que se le atribuye, y que corresponde al colono medio-indio Daniel Bonne.
Todo indica que Imlay no solo era favorable a las políticas aperturistas con los esclavos negros, y como Thomas Paine tras su llegada a norte-América en 1774, abogaba por la auto liberación de los esclavos; sino que pudo haber tomado parte en alguna de las insurrecciones de esclavos que estallaron en la segunda mitad de la década de 1770 y los años de la revolución americana.

Prueba evidente de que estaba familiarizado con las revueltas de esclavos, es que poco después de su llegada a París, presentó ante el Comité de Salud Pública en la primavera de 1793 un plan para desestabilizar la Luisiana española y que pasara a manos francesas.
Explicado en otro lugar cual era el objetivo real de este plan, nos interesa aquí ahondar en los medios que se iban a utilizar. Así, la conspiración debía aprovechar una rebelión generada a partir de un levantamiento de los esclavos negros de ese estado; la cual, sería apoyado desde Kentucky por la milicia. Es fácil imaginar que estos esclavos, animados por agitadores como Imlay, ya debían andar organizados, ya que se dieron al menos dos motines de esclavos en esa zona, 1791 y 1795.
Otro dato relevante, aunque de orden indirecto, nos lo ofrece el escritor francés Chateubriand, que apoyado por el propio Imlay en labores de asesoramiento documental, redactó durante su exilio en Londres, entre 1793 y 1799, Los Natchez, Histoire de una tribu india del sur de los EEUU levantada contra los Franceses en 1727.
Esta novela habría surgido tras su viaje a los EEUU en 1791, y en ella incluyó a un personaje llamado Imley, un joven negro aliado de los Natchez, generoso y heroico, que pertenecía a una sociedad clandestina de apoyo a los esclavos. En la novela de Chateubriand, el negro Imlay estaba emparejado con Izéphar, representando la pareja el goce pleno de la sexualidad; aunque él …no quiere tener hijos debido a su rechazo a la esclavitud.
“…as a vagabond and a slave, doomed to waste his powers for the profit of the chosen few.”10
En su primera juventud, Imlay debió formar parte de aquellas cuadrillas de agitadores -que en la década de 1770 se dedicaron a desestabilizar y hostigar en la retaguardia de las ciudades portuarias como New Jersey, oponiéndose a los enrolamientos forzosos, y colaborando en la resistencia de los esclavos afroamericanos y las luchas con los indios en la frontera. Estuvo luego en la que fue la primera guerra de emancipación colonial de la historia, y a finales de la década siguiente fue de los que trasladaron esta experiencia revolucionaria al otro lado del Atlántico, abogando por el abolicionismo, la cooperación social y la resistencia frente a la tiranía.
A pesar de haber escrito en contra del tráfico de esclavos, y mostrarse como un firme abolicionista a su llegada a Inglaterra, Imlay era un tipo con muchas sombras.
Tras explotarle en la cara la burbuja especulativa que manejaba en Kentucky, implicado en la compra-venta de tierras de la frontera interior, llegaba a las Islas Británicas huyendo de su país, dejando atrás a sus múltiples acreedores y después de haber intentado sin éxito, saldar sus deudas por métodos algo contradictorios con los principios que defendía.
Allá por 1786, Imlay vendió a 4 esclavos para conseguir dinero, y luego invirtió una fuerte suma de dinero para co-financiar el fletado de un barco, que se trasladara a la costa de Guinea, y cargara 150 esclavos africanos con los que hacer negocio. Sin embargo, el viaje de vuelta fue más duro de lo que esperaban, se supone que por las condiciones del mar y el hacinamiento, y la mitad de los esclavos murieron en la travesía. Eso, o los lanzaron por la borda para cobrar el seguro.

Sea como fuese, Imlay quedó, literalmente, arruinado y procesado por estafa. Y así llegó a Londres a finales de 1787, aunque la fecha no ha podido determinarse. Tampoco existe ninguna evidencia de que Mary Wollstinecraft estuviera al tanto de los negocios de sangre del que fue su compañero.
“La espada ha sido misericordiosa, comparado con las depredaciones hechas a la vida humana por los contratistas y por el enjambre de langostas que se han alimentado de la pestilencia que propagaron. Estos hombres, como los propietarios de barcos negreros, nunca huelen en su dinero la sangre con la que lo han ganado, sino que duermen tranquilamente en sus camas..”11
Como leemos, el debate sobre la esclavitud estuvo muy presente en los medios radicales pos-napoleónicos y sin duda es uno de los leiv-motif de la novela de MS; que contiene referencias directas a las luchas de los esclavos y los efectos que generaba la explotación de seres humanos de otro origen étnico, sexo o condición.
Frankenstein recurre una y otra vez a la narrativa del cautiverio, utilizando de forma recurrente las categorías de sometimiento y liberación; incluso con alusiones directas a la esclavitud.
Así, vemos que MS pone el discurso de la igualdad en boca de personajes como el de Safie, una emigrante musulmana en plena asimilación cultural, y cuya presencia se interpreta como alegato en favor de la emancipación de los pueblos. Un discurso que se trasforma en crítica post-colonial, si atendemos a las reflexiones del monstruo tras conocer la obra de Volney.
“…For a long time I could not conceive how one man could go forth to murder his fellow, or even why there were laws and governments; but when I heard details of vice and bloodshed, my wonder ceased, and I turned away with disgust and loathing”12
A este respecto, debemos añadir que la esclavitud funcionó también como una metáfora política en el discurso de Mary Wollstonecraft, quien evocó analogías entre la opresión de las mujeres y la opresión de los esclavos en Vindication of the Rights of Women, 1792.
Estamos pues ante un ensayo sobre la opresión y la esclavitud. Si la Criatura vive esclavizada por su diferencia física, Víctor es esclavo de sus contradicciones morales, y Walton por las de su clase social.
Injertado en este marco simbólico, el Prometeo de MS brota un desgarrador y épico poema del esclavo moderno, en el que el protagonista ya no sería un semi-dios, sino un ser humano consciente de los resortes que le mantienen anclado de la roca de la miseria, con unas cadenas cuyos eslabones son la esclavitud, la tiranía y el mal.
“Oh! Why was I born with a different face?
Why was I not born like the rest of my race?”13

Tratando de reforzar su argumentario anti-abolicionista, MS leyó en 1814 a Mungo Park, médico, librepensador y explorador escocés que fue uno de los primeros europeos que recorrieron el occidente africano, y que escribió en 1796 un libro que se convirtió en un pelotazo editorial, Travels in the Interior Districts of Africa. En su búsqueda de los afluentes del Rio Congo, rio inexplorado que creía entonces cruzaba de oeste a este todo el continente, Park describió un mundo desconocido aun para los europeos y vivió para contarlo. Tras haber sido dado por muerto, regresó a Inglaterra y relató lo que había visto en su largo viaje, desmintiendo algunos clichés sobre la semi-humanidad de los africanos, que para la mayoría estaban situados a medio camino de los hombres y las bestias.
A pesar de las buenas intenciones de Park, se ha de matizar que al final fueron dos los viajes que realizó, éste de 1795-96 pagado por cuatro filántropos, en el que viajó solo y convivió con los pueblos que iba encontrando en su ruta. Y un segundo en 1805, en el que ya contaba con financiación oficial de la Association for Promoting the Discovery of the Interior Parts of Africa, y apoyo logístico del gobierno inglés. En este segundo viaje iba armado hasta los dientes, evitó en todo momento el contacto con los nativos para no dilatar su itinerario, y portaba consigo un cargamento de biblias que iba dejando a su paso. Despareció a finales de 1805, y sus viajes se convirtieron en toda una leyenda.
“..Cualquiera que sea la diferencia que haya entre el negro y el europeo en la conformación de la nariz y el color de la piel, no la hay en las simpatías genuinas y los sentimientos característicos de nuestra naturaleza común..”14
Aunque el debate sobre los viajes de Mungo Park sigue abierto, hay algo evidente. Si como observador neutral, sus apreciaciones sobre los africanos se interpretaron tanto en sentido abolicionista, como todo lo contrario; sus descubrimientos servirían a su vez para afianzar el comercio trasatlántico de esclavos, y más aun, fueron el punto de inicio de la intervención inglesa y europea en África.
Las peripecias de Mungo Park, nos remiten por extraños senderos a Frankenstein, no soló por el contenido abolicionista de la novela, sino porque el editor parisino de Frankenstein, Alexandre Correard, antes ingeniero y oficial napoleónico, había sido embarcado en 1816 en una expedición del nuevo gobierno francés, cuyo objetivo era encontrar un puerto en la zona de Gambia-Senegal, el mismo punto por donde había desembarcado Mungo Park en 1795 y 1805, para montar una colonia militar y comenzar desde ahí la incursión en el continente.
Aquella expedición, como muchas otras, se frustró por un accidente naval en el que se salvaron muy pocos, entre ellos Correard, que tras recuperarse de las heridas físicas y mentales del naufragio, emprendió una auténtica odisea de regreso a Francia que le llevó a cruzar el continente africano de sur a norte. También sabemos que poco tiempo después, Corréard se mostraría como un firme abolicionista; ya que en 1819 habría elevado una petición a la cámara de los diputados para instar la prohibición legal de la esclavitud.
De alguna manera Park se cuela entre las páginas de Frankenstein, también cuando el monstruo lee a Volney, y aprende que el origen mítico de la teoría Heliocéntrica estaba entre los hombres de raza negra del Alto Nilo. El lugar del planeta donde surgieron la mayoría de religiones según Volney, y el punto de destino soñado por Park antes de comenzar su viaje.
“…Yet mine shall not be the submission of abject slavery. I will revenge my injuries: if I cannot inspire love;, I will cause fear; and chiefly towards you my archenemy, because my creator, do I swear inextinguishable hatred.”15
Pese a que la segregación por motivos físicos de la que es víctima la Criatura, podría interpretarse como una segregación racial, no hemos de olvidar que se la dota de rasgos definidos, ni sabemos nada de orígenes más allá de que procede de cuerpos de alemanes muertos. A la Criatura de Frankenstein pues, se le podría aplicar aquel proverbio inglés que dice, ..el diablo no es tan negro como lo pintan.
Aunque no existían evidencias de que la Criatura representara, de forma explicita, a un esclavo huido de las plantaciones de Jamaica, o un Cimarrón, en las primeras adaptaciones teatrales de la obra se caracterizó con signos raciales a la Criatura. A la autora no se le ocurrió nada mejor que añadir un guiño a su público anti-esclavista en su revisión de 1831.
En concreto, modificó el episodio en que estrangula a Elisabeth, mostrándola a ella como una blanca teutónica y a la Criatura mucho más racializada, añadiendo que lo hizo ..como Otelo estrangulaba a Desdémona.
El truco funcionó, y en la década de 1850 el monstruo de Frankenstein seguía a apareciendo en las caricaturas yanquis como un negro en paños menores, buscando vengarse de la nación que lo relegaba a ser un esclavo. Una línea de interpretación que ha fructificado en las últimas décadas, tratando de consolidar un discurso sobre la negritud de Frankenstein.
“…But through the whole period during which I was the slave of my creature, I allowed myself to he governed by the impulses of the moment; and my present sensations strongly intimated that the fiend would follow me, and exempt my family from the danger of his machinations..”16.






Debido a la ambivalencia del relato, que algunos tildan de falta de determinación, la imagen del monstruo de Frankenstein se uso años después con el fin de advertir sobre los peligros derivados de emprender reformas políticas, en especial lo referido a la esclavitud.
Un discurso que obedecía a una lógica histórica, ya que George Canning, fundador en 1797 de la Revista Anti-jacobina, y luego secretario de exteriores inglés, se sirvió de Frankenstein en 1824 para proponer una vía tutelada para la emancipación de los esclavos, como decía él, por miedo a abrir la Caja de Pandora de la que saldría un monstruo ingobernable que pondría el mundo del revés.
Lo que de verdad quería decir, es que tenían miedo de que el sistema de terror establecido para someter a los esclavos, se volviera contra los colonos blancos poniendo en riesgo sus intereses comerciales y/o políticos en la zona.
“La situación que denuncio, es la del esclavo investido con la apariencia de libertad. […] No me colmes de sublimes emociones de independencia ni me enseñes a descansar entre las estrellas del cielo si tu propósito final es apretar mis cadenas y arrastrarme contra mi voluntad por el suelo. Esta es una tortura más refinada que todas las que jamás inventaron los tiranos sicilianos. Quien ha sido tratado así se revuelve inquieto en el lecho de su mazmorra. Siente todo aquello que puede agudizar su destino. Arde de indignación ante los acontecimientos cotidianos de su vida. Su sentido del sufrimiento, que de otro modo se vería embotado, es, por esta refinada tortura, como las entrañas de Prometeo, perpetuamente atormentado y renovado.”17
Frankenstein es un buen ejemplo de como calaron en los medios radicales, los argumentos contradictorios a la abolición de la esclavitud, y de como se impuso la convicción de que solo con una abolición gradual y preparada se podía evitar la temida anarquía. Esto mismo se puede aplicar a Frankenstein, verdadero documento histórico de las actitudes de la generación de MS respecto a este tema.

La pregunta que sobrevolaba tods las conversaciones era ésta. ¿Como puede un esclavo pisoteado volverse de un día para otro liberal, tolerante e independiente?. Así se lo preguntaba Shelley en el prólogo de The Revolt of islam, 1817, sugiriendo la necesidad de instruir a los esclavos y tutelar su proceso de emancipación. Esta es la misma cuestión que se planteó una amiga de los Shelley, Fanny Wright, quien montó en 1825 una colonia experimental en los Estados Unidos llamada Nashoba Commune, cuyo principal objetivo era preparar a los esclavos para la emancipación.
Siguiendo esta lógica, en cuestiones de esclavitud, en la novela de MS se opta preferentemente una emancipación gradual, por temor a que los nacidos esclavizados, tan violentamente oprimidos y negados de educación, quisieran vengarse con sangre al ser liberados. Pero lo presenta más bien a modo de doble discurso, cuyo objetivo era presentar los argumentos en favor y en contra, más que ofrecer respuestas esclarecedoras.
“…my enthusiasm was checked by my anxiety, and I appeared rather like one doomed by slavery to toil in the mines, or any other unwholesome trade, than an artist occupied by his favourite employment”18
Igual que los europeos se negaban a la liberación de los esclavos de las colonias, Víctor se niega a la emancipación de su criatura, por miedo a crear una raza de demonios que arrase con sus privilegios de clase. En el fondo de todo ello, encontramos el axioma de Rousseau sobre la bondad natural de los humanos, sobre la violencia social que se ejerce contra el individuo unicamente por ser de diferente condición, ante la cual, el monstruo respondía con violencia física.
¿Puede un ser que no ha recibido un trato humano comportarse humanamente?. Esta idea sería retomada por MS en 1830, en un relato titulado The Mourner que estableces paralelismos con Frankenstein. Allí, uno de los protagonistas llamado Eton Neville, es un joven impetuoso y rebelde propenso a la violencia, cuyo carácter se debe a… un sometimiento caprichoso, implacable y cruel, que iba mucho más allá del calculado despotismo de Jamaica.
“..Dado que su mente solo tenía formadas sus primeras impresiones, dulces y llenas de sensibilidad moral, las circunstancias de su existencia aun eran demasiado monstruosas y raras, por lo que, cuando se transformaran en acciones, su bondad original se volvería gradualmente en foco de misantropía y venganza..”19
Frankenstein pasa con suma facilidad de las tinieblas a la luz, de la esclavitud a la libertad, pero más que mostrarnos el destino, solo nos señala el camino.
Todo se mezcla en Frankenstein sin lindes definidos, el terreno propicio para mostrar las paradojas de la modernidad, entre ellos identificar los orígenes del racismo contemporáneo; por ejemplo, a través de las ambiciones colonialistas mostradas por Henry Clerval o Walton.
Orígenes políticos que se remontan hasta William Petty, secretario personal de Oliver Croell, físico y cartógrafo en Irlanda; que publicó The Scale of Creatures, 1676. Esta obra aludía directamente a la Scala Naturae, una vieja idea que venía a sostener la existencia de una gran cadena biológica que unía de forma lineal y jerárquica a todos los seres vivos, desde el mundo inorgánico a los mamíferos. Pero lo significativo de esta autor, es que fue la primero en defender la existencia de diferentes especies incluso entre los humanos. Una narrativa que ante todo, buscaba justificar el supremacismo blanco con fines colonialistas.
Justo en aquellos años finales del siglo XVIII, cogían fuerza las doctrinas sobre la supremacía de los blancos y las actitudes xenófobas iban al alza, difundiendo la idea de la existencia una jerarquía de razas humanas supuestamente basada en características biológicas y grados de civilización diferentes.
Cuando Víctor acusa a su Criatura de ser físicamente monstruosa, de una naturaleza y raza distinta a la suya, no hace otra cosa que utilizar argumentos científicos basados en cierta taxonomía racial, con los que justificar y perpetuar la división en clases de humanos, evidentemente con distintos derechos.
Así, en los estudios sobre el cerebro humano de un amigo de PS como era el médico William Lawrence, se detecta un sesgo supremacista, ya que venía a deducir que una mayor capacidad craneal entre los humanos, significaba una mayor inteligencia, tachando de seres menos inteligentes a africanos o nativos americanos.
“I heard of the slothful Asiatics; of the stupendous genius and mental activity of the Grecians; of the wars and wonderful virtue of the early Romans — of their subsequent degeneration — of the decline of that mighty empire of chivalry, Christianity, and kings. I heard of the discovery of the American hemisphere, and wept with Safie over the hapless fate of its original inhabitants…”20
Estos cabos sueltos que deja la novela, han llevado a diversos analistas a sostener que existe un discurso sobre el etnocentrismo y el racismo en Frankenstein, el cual tendría su raíz en el pensamiento de Buffon, uno de los pioneros de la antropología contemporánea.
En una época en que los negros se comparaban con simios hostiles a la civilización, Buffon fue uno de los primeros en hablar de la unidad de la especie humana, basada en la inter-fertilidad; “..puisque tous les hommes pouvent comuniquer et produire ensemble, tous les hommes viennent de la memme souche et son de la meme famille..”
Este naturalista francés consideraba que todos los humanos procedían de un antecesor común, y por tanto eran de la misma especie. Sin embargo, los primeros humanos en su opinión, habrían sido de raza blanca.
Consecuentemente, se deslizaba aquella idea de la variedad de razas dentro de una misma especie humana; pero consideraba a los NO europeos, grupos étnicos degenerados a causa de sus deficiencias alimenticias, o la miseria material y las condiciones ambientales adversas en las que vivían. Una supuesta superioridad física y moral, cuando en el fondo solo era una ventaja técnica y económica. Pero la superioridad no equivale necesariamente a la dignidad.
“A people have been characterized as stupid by nature; what a paradox! because they did not consider that slaves, having no object to stimulate industry, have not their faculties sharpened by the only thing that can exercise them, self-interest. Others have been brought forward as brutes, having no aptitude for the arts and sciences, only because the progress of improvement had not reached that stage which produces them. Those writers who have considered the history of man, or of the human mind, on a more enlarged scale, have fallen into similar errors, not reflecting that the passions are weak where the necessaries of life are too hardly or too easily obtained..”21
Estas ideas pasaron de Buffon a Mary Wollstonecraft, quien sin duda condena a quienes degradan a ciertos grupos o pueblos considerándolos inferiores. Pero, como era frecuente en la retórica abolicionista heredada de Buffon, no niega que hubiera pueblos …inferiores al resto de la raza humana, es decir, con un grado de civilización menos desarrollado y, por tanto, peor dotados para el uso de la razón.
Partiendo del argumento de que la inferioridad no justifica la esclavitud, Buffon transmitía un mensaje y una percepción del negro que era claramente prescriptiva. Es decir, tratando bien a los negros esclavizados, estas criaturas sencillas, inconscientes y sensibles a la vez, alcanzarían su potencial emocional y moral, para siempre devotos a su amo o plantador. Unas ideas que cobrarían firma de estándar universal y contribuyeron a justificar el colonialismo y la esclavitud.
La propia Mary Wollstonecraft se interesó por la figura de Olaudah Equiano [1747-1797], uno de los primeros esclavos liberados que adquirió una gran cultura y dedicó su vida nen Inglaterra a la causa abolicionista. A su vez, fue uno de los fundadores de Sociedad de Correspondencia de Londres, y curiosamente, falleció en 1797, el mismo año en que lo hizo á madre de MS, y justo cuando termina el relato de Frankenstein. ,
“..[Humanity] was bartered for the fame of power,
Which, all internal impulses destroying,
Makes human will an article of trade;
Or he was changed with Christians for their gold
And dragged to distant isles, where to the sound
Of the flesh-mangling scourge he does the work
Of all-polluting luxury and wealth ..”22
Como hemos visto, Frankenstein funciona como altavoz de una nueva concepción antropológica de la especie humana, y de los miedos y las esperanzas que generaba la abolición de la esclavitud a comienzos del siglo XIX. El mejor resumen que podemos hacer del relato de la esclavitud en Frankenstein, lo hallamos en Godwin, quien dijo que mientras la humanidad siga dividida en amos y esclavos, las dos clases estarán corrompidas, y lo que es peor, alejadas de la verdad.
Como sentenció Rousseau, el hombre ha nacido libre, pero en todas partes está encadenado. Por eso Prometeo siempre será la Atlántida del hombre liberado de sus cadenas.
NOTAS:
- 1CLOOTS, Anacharsis en Esquiros: Histoire des Montagnards. Garnier, París, 1848, pp 147-148. También, Mulvey-Roberts: Dangerous Bodies. Historicising the Gothic Corporeal. Manchester Univ. Press, 2016.
- 2JAMES: Les jacobins noirs. Toussaint Louverture et la révolution de St-Domingue. Paris, Gallimard et Hachette, 1938, pp. 18, 85. Verso que se traduce como sigue:“...Juramos destruir a los blancos y todas sus propiedades!, y morir todas antes que faltar a nuestro juramento!”
- 3WOLLSTONECRAFT, Mary: A Vindication of the Rights of Woman, with strictures on political and moral subjects. Londres, 1793, p 104.
- 4AVANT-propos de l’éditeur français: Les Conversations de Lord Byron, en Oeuvres de Lord Byron. Vol. 8. Ladvocat Edit, París, 1825, p. 188. El hermano de Jules Saladin, León [1795-1873], defendió en su juventud ideas liberales y quizás era homosexual. Ayudado por Benjamín Constant, León pudo acceder a la administración judicial; algo similar a lo que pasó con Jules. Ver, Madiou, Thomas: Histoire d’Haiti. Vol. 3. Port-au-Prince, 1848, p. 131.
- 5LEWIS, Matthew: The Isle of Devils. Londres, 1834, p. 169. También, Medwin, Thomas: Conversations of Lord Byron, noted during a residence with his lordship at Pisa, in the years 1821 and 1822. Londres, 1824, p. 120.
- 6WALPOLE, Horace: An account of the giants lately discovered, 1766, en The works of Horatio Walpole, Vol 2. London, 1822, p. 97.
- 7MILTON, John: El Paraíso Perdido. También, Linebaugh-Rediker: La Hidra de la Revolución: Marineros, esclavos y comuneros en la historia oculta de Atlántico. Traficantes de Sueños, Madrid, 2022, pp. 399-448.
- 8IMLAY, Fanny: Nota de suicidio.
- 9IMLAY, Gilbert: Topographical description of the Western Territory of North América. London, 1793, pp. 203-204. También, Verhoeven: Gilbert Imlay. Citizen of the World. New York, 2016.
- 10SHELLEY, Mary: Frankenstein o el moderno Prometeo. Londres, 1818, Tomo II, p. 80.
- 11WOLLSTONECRAFT, Mary: Letters written during a short residence in Sweden, Norway and Denmark. Londres, 1796, p. 260. También, Linebaugh-Rediker: La Hidra de la Revolución. Ob. Cit, pp. 297 y ss.
- 12SHELLEY, Mary: Frankenstein. Ob. Cit, Tomo II, pp. 78-79.
- 13BLAKE, William: Poem from Letters. La primera sociedad contra la esclavitud se fundó en Filadelfia en 1775. También, Brunt, Samuel: A Voyage to Cacklogallinia. With a Description of the Religion, Policy, Customs and Manners of that Country. London, 1727.
- 14 PARK, Mungo: Travels in the Interior Districts of Africa: Performed Under the Direction and Patronage of the African Association, in the Years 1795, 1796, and 1797. London, 1799, p. 82.
- 15SHELLEY, Mary: Frankenstein. Ob. Cit, Tomo II, p. 144.
- 16SHELLEY, Mary: Frankenstein. Ob. Cit, Tomo III, p. 19.
- 17GODWIN, William: The Enquirer, reflections on education, manners, and literature. Londres, 1797, pp. 97-98.
- 18SHELLEY, Mary: Frankenstein. Ob. Cit, Tomo I, p. 95.
- 19SHELLEY, Percy: Prologo inédito de Frankenstein, en Athenaeum, 10-11-1832.
- 20SHELLEY, Mary: Frankenstein. Ob. Cit, Tomo II, p. 77.
- 21WOLLSTONECRAFT, Mary: Letters written during a short residence in Sweden, Norway and Denmark. Londres, 1796, p. 58. También, Curran: Buffon et l’histoire naturelle des Africains.
- 22SHELLEY, Percy: Queen Mab. New York, 1852, p. 59. También, Sapiro: A Vindication of Political Virtue. The Political Theory of Mary Wollstonecraft. University of Chicago Press, 1992, p. 224.




