No hay más que seguir la estela de personajes como Murray Bookchin y hurgar en las grietas del Estado, para destruir ese capitalismo que nos corroe como sociedad y que todos llevamos dentro. Necesitamos nuevas prácticas y nuevas maneras de entender la vida, y solo organizándonos desde abajo lograremos alguna cosa.

Con esta Pandemia aun por medio, no sé me ocurre mejor recuerdo que recurrir a Murray Bookchin y el último de sus libros publicado en castellano por Virus, nada mejor que llegar a entendernos entre Virus, esperando de volver al tiempo de los microbios.

Mientras tanto debo reconocer mi atención al personaje, al que estimo compañero, Murray Bookchin desde al menos cuando cayó en mis manos el libro editado por la editorial Kairós “Los Límites de la Ciudad”, empecé a entender perfectamente por donde iba mi pensamiento, máxime cuando ya tenía leído los “Límites del crecimiento” dos textos que de una u otra forma me ponían en guardia y quizá Bookchin respondía al otro.

Si bien, la biografía de Murray escrita por Janet Biehl su compañera, “Ecología o Catástrofe” es un texto que me apasiona que igual valdría la pena incidir en él con más convicción, no en vano, este texto al menos en algunos de sus apartados es mucho más que un texto biográfico, es toda una práctica del qué hacer en el día a día de un revolucionario, como sin duda fue Murray Bookchin.

Entrando directamente a interpretar qué nos dice Murray en este libro: Es probable que el mundo occidental y por antonomasia los Estados Unidos, la población aquella que ya se siente de alguna manera copropietaria de la aldea global rechace cada vez más al diferente, sobre todo si el diferente tiene problemas de liquidez económica no hay que olvidar que en Estados Unidos hay unos 40 millones de desclasados, de pobres de solemnidad, y aun hay otros que esperan el sueño americano que sin duda se ha vuelto una pesadilla.

Murray nos deja sobre la mesa la cuestión de la traición a nuevas generaciones que está presente en la sociedad y con todo, los jóvenes deben de buscar referentes, aunque no siempre es fácil, el camino suele ser largo y confuso y todo depende al final de la formación que adquiera cada uno.

Cuando uno trata de ver los caminos por los cuales anda la sociedad, y en específico el sistema neoliberal en el cual estamos viviendo y uno sé da cuenta del refugio que este sistema encuentra, en la encrucijada de todos sus componentes hasta tejer una enorme telaraña, y este proyecto de romper el hilo capitalista, es poco más o menos un proyecto de lo más ambicioso y a la vez necesario que mente humana haya intentado y en eso está Murray.

Nada más expresivo y contundente es el compromiso que tenemos con la naturaleza y lo natural que es, en definitiva, de aquello que nos da y nosotros en el mejor de los casos se lo devolvemos de mala manera, -envenenado o dejándolo estéril- todo lo que tocamos y Murray como otros ecologistas de finales del siglo XX nos advierte una y otra vez, después de ver que no hay demasiadas actitudes ambientalistas, que se continúa premiando la economía por encima del bienestar ambiental y sabemos que esa dirección no nos conduce a nada bueno.

Por ello, Murray denominó su proyecto “Comunalismo” como proyecto de la próxima revolución, en el sentido de construir una sociedad en todo aquello que anteriormente había visualizado en el “Municipalismo Libertario” ahora con una carga más constructiva y directa, señalando los cimientos de esta nueva socialización con la democracia directa, anticapitalista, ecológica y opuesta a todas formas de dominación.

Como bien señala Ursula K le Guin, en el prólogo del libro fue el primero en relacionar el capitalismo con la destrucción ecológica del planeta, por lo que era necesario un parámetro de reorganizar la sociedad sobre bases econanarquistas, que al parecer son los compromisos adquiridos más afines al respecto por el planeta Tierra.

El hecho que un autodidacta como Bookchin fundará en Vermont el Institut for Social Ecology junto a Daniel Chodorkoff, no tiene precedentes y sin duda es un espacio de brecha en el capitalismo, que desconozco ahora mismo si tiene continuidad en todos aquellos jóvenes que tuvieron la oportunidad de pasar por el Instituto, pero que sin duda merece una mirada más profunda qué espero, que con el tiempo alguien del entorno sea capaz de realizar para orientarnos mejor en el tema de lo que allí se llegó a discutir, que seguro tuvo momentos apasionantes.

Como Hannah Arendt denominó el tesoro perdido de la tradición revolucionaria de mediados del siglo XVIII i XIX, hasta mediados del XX, trata de coger ese relevo con el “Comunalismo” y sus ciudades rebeldes por antonomasia como continuidad a esa ralentización en el campo del marxismo y el anarquismo que sobre todo desde la caída del muro parece que ha tomado el camino contrario al esperado por otros revolucionarios del momento, como por ejemplo Abel Paz y el intento de retomar el debate de la primera Internacional1

Así Bookchin es observado por varios sociólogos y estudios del comportamiento humano, y saben que de alguna manera la propuesta o al menos las ideas que embriagan a Murray para cambiar alguna cosa no se consiguen de un día para otro y por lo tanto esa propuesta que parece radical de lo colectivo pero necesita evidentemente de los bienes colectivos en toda su variedad, un poco como recordando a Anselmo Lorenzo en el “banquete de la vida” en que por el solo hecho de nacer uno ya tiene el derecho de beneficiarse de todo lo hecho anteriormente por generaciones anteriores y de hecho así es.2

No siempre las preguntas tienen respuesta, al menos sin un previo debate, pero si pueden llegar a ser muy saludable el hecho de llevar una serie de cuestiones a las asambleas de barrio o fábrica que en definitiva tiene que tener la capacidad de análisis y respuesta a la mayor parte de preguntas y este es el trabajo que Murray quiere desarrollar y del cual tenemos multitud de ejemplos en su biografía3 ¿es factible la confederación en un mundo globalizado? , ¿Cómo abordarían las asambleas locales los problemas de manera democrática?, ¿Las comunidades locales cooperarían o competirían entre sí? o ¿podría el localismo dar paso al provincialismo?4

Otra de las advertencia de Bookchin que encontramos en el libro están relacionadas con el equilibrio del poder, y esta es una de las cuestiones más significativas del saber humano, de alguna manera me recuerda esta advertencia la de algunos intelectuales sólo por el hecho de su conocimiento de la lengua o las lenguas y sus gramáticas son capaces de actuar despectivamente con aquéllos que por lo que sea no han tenido esa oportunidad , este es un matiz que incluso John Zerzan recoge en su “futuro primitivo”5 que puede llegar a ser sintomático de aquéllos que afilan intencionadamente la palabra. Difícil a veces de sintonizar la bala y la palabra como diría el poeta no siempre está en la recamara de Buenaventura Durruti o Che Guevara.

No sé de que dependerá el rumbo de este siglo XXI, del cual ya llevamos 20 años en la mochila y de momento solo hay grandes derrotas, qué en un principio me gustaría sirvieran en definitiva para acumular grandes lecciones, pero, siempre hay peros en el camino y me parece que no es el momento de conclusiones ahora mismo cuando estamos en medio de una pandemia como es el covid-19, evidentemente es una derrota del sistema, pero veremos si hay la suficiente fuerza para construir algo diferente mucho más social y colectivo.

El colapso está a la vuelta de la esquina, si no es que ya estamos dentro, el exterminio de la especie humana, provocada por las mismas actitudes y comportamientos de los humanos, la sexta extinción6 es posible en cualquier momento, todo son avisos, y hay muy pocas respuestas para corregir el rumbo, y pasa principalmente por corregir el sistema económico y social que nos hemos dado con el capitalismo y su neoliberalismo surgido principalmente en sus últimos tiempos por Thatcher y Reegan y todo su séquito de despropósitos.

Desde nuestra trinchera trabajamos o al menos intentamos orientar con nuestro grano de arena, hacía un mundo más racional, para ello sin duda hemos de desarrollar una pedagogía evolutiva como recordaba Félix Carrasquer7, solamente avanzaremos si somos capaces de desterrar nuestros egoísmos, y sabemos repartir el poder horizontalmente y siempre lo más abajo posible. Si no es así, habremos elegido el camino más vergonzoso posible, aquel que bien refleja Francisco de Goya Cifuentes en su pintura de “Saturno devorando a su hijo”

Cada vez estoy más convencido de qué lo que entendemos por progreso, al final puede ser un gran engaño, una gran trampa, esa curiosidad que en principio transmite, puede llegar a convertirse en algo antinatural con objetivos perversos, no siempre eficaces y con claras intensiones de dominación de unos sobre otros, ¿entonces? dónde está el progreso, ¿de quién para quién?, seguramente habrá que volver a definir en el diccionario lo que significa realmente progreso, porqué igual llega el momento de volver a tirar de la carreta, o sea, de la rueda o del arco y la flecha, como seguramente nos apuntaría Zerzan.

Murray no rehúye la dificultad que representa el capitalismo para cargar sobre él, ha prestado atención a todos sus movimientos y sabe de su capacidad de adaptación en cada momento y circunstancia y nos señala sus adaptaciones constantes “uno de los rasgos más llamativos del capitalismo actual es como, en el mundo occidental, la simplificación de la estructura social en dos clases antagonistas – burguesía y proletariado”8.

Y nos señala el posible gran error del capitalismo al menos tenemos ahí la contradicción en el momento en que entran en conflicto “crecimiento infinito y la desecación del entorno natural”9 ese es el momento, el punto de inflación de una oportunidad para cambiar alguna cosa y ahora la pandemia. Cada vez estoy más de acuerdo con Murray Bookchin cuando éste nos señala que no podemos tener una oposición constructiva al capitalismo desde métodos nacidos de la revolución industrial, la cosa debe de orientarse en otros términos y probablemente con referencias a otros espacios, por eso intente hace un tiempo el tema de “anarquismo y municipalismo”, por qué es muy posible que el lugar de trabajo y el lugar donde uno vive, sean el lugar adecuado para batallar la dignidad de la vida en todo lo ancho de la geografía.

Sabemos que hoy prácticamente todos los “ismos” están cuestionados por las nuevas generaciones o a penas tienen una mirada para ellos, quizá el anarquismo todavía resiste pero creo que por el momento, no lo entienden como sistema de construcción social, sino, por su aporte de negación, lo cual creo qué es perfectamente válido pero insuficiente.

La apreciación que hace Murray Bookchin sobre “la política estatal y la política cotidiana que inunda nuestras vidas”10, en las calles de nuestros pueblos y ciudades, puede qué la estatal repercuta en nuestras vidas pero quizá también tenemos la oportunidad desde abajo de cambiar alguna cosa, al menos ese sería el primer deseo.

En los últimos años aquí en Catalunya, España, hemos comprobado de que una cosa es la esfera política, lo que llaman “la Casta”, la política y el Estado y lo estatista que prácticamente encierra una telaraña complejamente enredada que hace desistir a cualquiera, porque creíamos prácticamente imposible de romper, pero ahora en plena pandemia de Covid-19 vemos exactamente lo frágiles que el sistema aparenta, tanto que han declarado el estado de guerra, y creíamos todo lo contrario, pero todavía es más sorprendente lo poco preparados que está la izquierda, -nosotros no estamos en disposición de plantar alternativa, hemos aceptado el recluirnos sin rechistar, eso es sumisión total, que espero se pueda corregir en próximas generaciones.

Pero volvamos a “la Próxima revolución” aquí Murray parece que nos esté diciendo que los anarquistas por el solo hecho de estar en el gobierno, ya se les supone a los gobernantes iguales al Estado y por lo tanto corruptos como el sistema por participar en ello , y eso puede ser una práctica que aunque podemos entender , creo que Murray Bookchin entendía que esa apreciación reduce la capacidad organizativa desde la base, porque aunque haya vocación de prestar colaboración , al final quién se mueve recibe la hostia o no sale en la foto, en definitiva los primeros pasos siempre son los más difíciles.

Hoy día Murray señala la gran oportunidad que hay de acabar con el capitalismo a través del ecoanarquismo, como ecología social con una mirada al primitivismo del cual alguna cosa podemos aprender de las apreciaciones de Zerzan, la austeridad de la “Parecón” de Michael Albert (que tuvimos la oportunidad de conocer en un debate en el “Espai Obert”) de países de centro América o las misma experiencias que tuvieron lugar en Oaxaca y que Peter Gelderloos en su texto “La anarquía funciona” da a conocer.11

Ya hace también algún tiempo que venimos remarcando en la necesidad de la formación de libres unidades de formación federal, para ello necesitamos urgentemente de una sociedad tal como la definía Felix Carrasquer federalista y de libres acuerdo, a nivel de municipios libres tal como encontramos en el precedente de Felipe Alaíz donde también lo deja apuntado en sus textos coleccionables de “Hacia una Federación Ibérica de Autonomías Libres”12, pero como dice Carrasquer para este paso hay que desarrollar previamente una sociedad culturalmente activa. Bookchin señala el “Comunalismo” como un producto artificial que expresa un concepto duradero y una práctica de la vida política, formada por una dialéctica del desarrollo social y la razón. En su propia definición en el sentido que busca su terminología en lo común a partir de ahí lo desarrolla en el sentido social más amplio posible y la razón de construir alguna cosa en común, siempre lo más horizontal posible.

Todo y que en este momento puedo llegar a confundir el “municipalismo libertario” y el “comunalismo” donde está realmente la batalla inicial de las estructuras municipales estatistas frente a políticas libertarias, que necesitan probablemente del componente ideológico construido por ejemplo aquí en España con la visión de Ricardo Mella13, donde no hay que perder nunca de vista su visión del mundo. El objetivo del municipio nos habla Murray debe de ser entre otros, municipalizar la economía integrando los medios de producción en el municipio y que el entramado localista sirva para desarrollar una federación comunalista. Evidentemente en un periodo de transición municipal, debería convertirse en una escuela para la formación de conciudadanos, de hecho el compromiso social sobre todo en el momento que las personas participan en la construcción de cualquier proyecto, no se puede entender de otra manera, más que con mucha pedagogía.

Completamente de acuerdo con Bookchin el municipio, a lo largo de la historia, podían actualizar su potencial para la razón, la autoconsciencia y la creatividad14. Hace una observación en que las grandes revoluciones por lo general tienen una dimensión ciudadana, es como una eclosión de un momento esperado y deseado por todo aquel que sueña cambiar su cotidianidad, por diversos motivos, y el más importantes puede ser simplemente por la libertad individual y colectiva, o tan siquiera por liberarse de la presión social de aquéllos que sustentan el poder.

Cuando nos dice que cualquier intento de reducir el “comunalismo” a una mera variante del anarquismo supondría denegar la integridad de ambas ideas…. comunalista, no anarquista15, significa según él, ignorar el concepto de lucha con la democracia y otros estamentos orgánicos del Estado Nación, creo que es difícil de interpretar al menos para una buena parte de los anarquismos, pero no tanto para aquéllos que no reparan en la terminología y buscan las grietas y los espacios posibles de libertad para un comunalismo=anarquismo.

Tal como creo que lo entiende Murray me parece fantástico, es un proceso en el que hemos llegado algunos de los que estamos en este mundo del anarquismo social con el propósito del federalismo de los pueblos o ciudades, del cual ya nos hablaba Alaíz, Leval y otros con las propias experiencias de las colectivizaciones agrarias durante la revolución de 1936 en Aragón, Catalunya, Valencia16 o las industriales todas ellas precisan de la interrelación e intercambio de productos.

Para Murray como para muchos de nosotros aunque sepamos de lo pesadas que puedan ser las asambleas y de lo manipulables que resulten, también sabemos qué cualquier organismo estatal puede ser igual de manipulado y manipulador, por lo que, por el bien común cuanto más horizontal sea un proyecto, como el municipalismo más ausencia de poder de unos sobre otros, habrá y más equidad pero evidentemente llevamos un retraso acumulado de mal vivir, que hay que corregir.

Una de las conductas que más hay que corregir es la competitividad que nos ha reportado ese neoliberalismo salvaje con su credo de crecimiento constante que ya hemos visto en varias ocasiones que no conduce a ninguna parte más que a un sin sentido y a la complejidad de la vida, y de lo que se trata, es de desarrollar nuestras vidas con mucha más parsimonia y contemplativa.

En algunas fases del libro encontramos un Murray convencido de la oportunidad de la tecnología actual que ésta nos ayude en una sociedad horizontal a corregir los daños causados a la Biosfera, ya que otras de las agresiones naturales serán difíciles y complicadas de corregir, ya que es la intervención humana ha provocado situaciones probablemente irreparables. Es evidente que si estamos por el “comunalismo” o por el “Municipalismo Libertario” también es evidente que estamos apostando por un cambio de modelo de vida y de comportamientos a todos los niveles y sobretodo intentando preservar los elementos naturales en los cuales estamos inmersos y debemos convivir con ellos por nuestro bien colectivo.

Arne Naess, el padre de la ecología profunda nos recuerda a un perro persiguiéndose la cola17. Resulta una observación muy gráfica y clarificadora en la que es muy probable que una y otra vez caigamos en la misma piedra.

Cuando Proudhon nos hablaba del Federalismo de los pueblo18 también nos hablaba del Estado –en Francia- que él conoció y ya hemos comentado antes pero que igual hay que insistir, que era un Estado en construcción que nada tiene que ver con el que hoy conocemos, creo que como dice Murray puede ser un organismo de pleno derecho que crece imparable como un cáncer, pero también en cualquier momento ese cáncer se puede devorar a sí mismo por lo que vemos que constantemente se está reinventando.

El Objetivo es sin duda cambiar el Estado Nación por una confederación de Municipalistas, es decir, una red de ciudades y pueblos que sean capaces de autoorganizarse horizontalmente desde abajo por asambleas populares reemplazables a cada instante. La ecología social, es una de las pocas interpretaciones coherentes del inmenso problema ecológico y social que hoy día los humanos hemos generado y tenemos el problema delante de nuestras narices y actuamos o la catástrofe está en la esquina, y para actuar nos sobra el capitalismo y los secuaces especímenes como Trumps y su trope de inútiles que encima experimentan con el resto y provocan las pandemias.

Para ello, hay que cambiar completamente de estrategia global, colectiva, no nos sirve para nada la competitividad ni el constante crecimiento, si eso nos ha de llevar al suicidio, en este momento no hay nada más realista que lo utópico y ese utópico debe ser nuestro compromiso actual sin vuelta atrás, es decir, como dice el título de la biografía de Murray “Ecología o catástrofe” y eso comporta una nueva manera de entender la vida, lo que yo de alguna manera trataba de explicar en “Per un canvi d’hàbits”19 con aciertos y desaciertos.

Murray una vez más se acerca a nosotros y a todo el tejido social que se afianza en los barrios para desde allí construir el poder político y social horizontal del cual necesitamos, ese es, un proyecto de mucha envergadura, pero ahora es ineludible, organizarse o organizarse, es defender la dignidad de hoy y el derecho de vivir de próximas generaciones. Creo que mientras no haya una fuerte consciencia, de la no pertenencia a una clase social, o sea dividir a les personas en categorías, sino entender la pertenencia de todos a un colectivo de iguales, a partir de ese momento el “municipalismo libertario” o el “Comunalismo” como queráis, será mucho más fácil de llevar a cabo. En definitiva como he recordado en algún momento de este escrito, necesitamos organizarnos en los lugares de encuentro, tanto del trabajo como del barrio o pueblo donde habitamos y desde allí defender la vida y Murray Bookchin nos da muchos elementos para hacerlo y ser capaces de construir una sociedad donde nadie sea explotador ni explotado, y de una u otra manera, creo que son dos textos de aprendizaje con claros ejemplo de la aventura que nos aguarda para construir un mundo sin pandemias ni pandemistas, así nos advierte en “La Próxima revolución” y su compañera Janet Biehl con su biografía no debe de pasarnos desadvertido su trabajo en “Ecología o Catástrofe” ya que este momento es en síntesis de lo mejor que ahora mismo tenemos sobre la mesa.

Manel Aisa Pàmpols

NOTAS:

1PAZ, Abel: Los internacionales en la región española, 1868-1872. Autor, Barcelona, 1992, 336 pág.

2LORENZO, Anselmo: El banquete de la vida concordancia entre la naturaleza el hombre y la sociedad. Imprenta Luz Barcelona s/f (principios siglo XX) 88 pág.

3BIEHL, Janet: Ecología o catástrofe, La vida de Murray Bookchin. Virus, 2017.

4BOOKCHIN, Murray: La Próxima Revolución. Virus, 2019, p.26.

5ZERZAN, John: El futuro Primitivo. Numa, Valencia, 2001.

6JIMÉNEZ López, Fernando: La sexta extinción. Zenith, Planeta, 2008.

7CARRASQUER, Félix: Federalismo Estructura y dinámica federal. Una proyección de liberación humana. Descontrol, Barcelona, 2018.

8BOOKCHIN, Murray: La Próxima Revolución. Virus, 2019, p.37.

9idem . p.39

10BOOKCHIN, Murray: La Próxima Revolución. Virus, 2019, p.46.

11GELDERLOOS, Peter: La Anarquia Funciona. Descontrol, 2016.

12ALAIZ, Felipe: Hacia una Federación Ibérica de Autonomías Libres. Tierra y Libertad, Toulouse, 1947.

13MELLA, Ricardo: Forjando un mundo Libre. La Piqueta, Madrid, 1978.

14BOOKCHIN, Murray: La Próxima Revolución. Virus, 2019, p.59.

15idem. p.62

16VVAA: La obra constructiva de la revolución española. Ideas, México, 1982, 326 pág.

17BOOKCHIN, Murray: La Próxima Revolución. Virus, 2019, p.92.

18PROUDHON: El principio Federativo. Editora Nacional, Madrid, 1977.

19AISA Pàmpols, Manel: Per un canvi d’Hàbits anarquisme i municipalisme al segle XXI. El Lokal, 2019.

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