Nada en Frankenstein es casual. Aunque la aparición de Irlanda en la trama sigue descolocando al personal, lejos de ser una anécdota, nos remite a los vínculos de Mary Wollstonecraft, la Dama de la Igualdad, con el primer movimiento republicano irlandés.
A través de las vivencias menos conocidas de Mary Wollstonecraft [MW], rodeada como estuvo de revolucionarios, filósofos, conspiradores, aventureros, exploradores, oportunistas o piratas, podemos confirmar que la falta de datos sobre el recorrido de MW en Francia, nos ha dejado una imagen de ella que no se correspondía con la realidad. Prueba de ello son sus vínculos con el primer republicanismo irlandés, que también nos hablan del trasfondo utópico de Frankenstein.
Al ser medio irlandesa la madre de la autora de Frankenstein, debió oír e incluso usar en alguna ocasión la palabra codromacht -igualdad en gaélico-. Más aun, cuando toda su obra literaria de Mary Wollstonecraft [MW] se puede leer como un alegato en favor de la igualdad social.
La palabra Codromacht simbolizaba un cambio de mentalidad en los estertores del siglo XVIII, y la usaban todos aquellos que miraban hacia una sociedad basada en la igualdad entre todos los individuos que la formaban, sin distinciones de sexo, raza o religión. Llegó a convertirse en una expresión muy popular, justo en un momento en los que se fraguaba una nueva etapa en la lucha por la independencia irlandesa; un antiguo conflicto colonial que reaparecía con planteamientos renovados al calor de la revolución francesa.
Aunque el girondino Brissot, buen amigo de la madre de MS, decía que la bandera tricolor llegaría hasta los confines del universo; lo que está claro que donde antes llegó fue a Irlanda. Allí se produjeron dos insurrecciones sociales, 1796 y 1798, duramente sofocadas por las tropas británicas.
“..Las revoluciones de los estados deben ser graduales; ya que en los cambios violentos o materiales, no es tanto la sabiduría de las medidas, como la popularidad que adquieren para adaptarse a las debilidades del gran cuerpo de la comunidad, lo que les da éxito. Las personas se dejan engañar más fácilmente por los ingeniosos argumentos que se basan en la igualdad del hombre, y estos son siempre empleados por los diferentes líderes de los gobiernos populares..”1
Para establecer los nexos políticos entre MW y el primer republicanismo irlandés, recurriremos a uno de sus viejos amigos, George Blood [1762-1844], quien hizo una visita a los Godwin en el verano de 1816, de la que solo se sabe que habló largo rato con la joven Fanny -Frances-, nacida en Havre en mayo de 1794, y a la que dieron ese nombre en recuerdo de su difunta hermana, Frances Blood.
Aunque desconozcamos los términos de aquella conversación, damos por sentado que estuvo hablándole de su madre, y de su relación con su hermana Frances.
Sin embargo, parte de aquella charla debió girar también en torno a las peripecias del propio George, quien había pasado muchos años en Irlanda, 1796-1812, siendo testigo directo de las insurrecciones de 1796 y 1798.
“..Nuestros soldados recibieron la orden y avanzaron a buen paso, pero en perfecto orden: sus uniformes, el brillo de sus bruñidos brazos, su silencio y miradas de hosco odio, eran más espantosos que el salvaje clamor de nuestros incontables enemigos. Así, acercándose más y más unos a otros, aumentaron los aullidos y gritos de los irlandeses; los ingleses procedieron obedeciendo a sus oficiales, hasta que se acercaron lo suficiente para distinguir los rostros de sus enemigos..”2
George había alcanzado el grado de oficial enrolado en la flota inglesa al mando del almirante Hood en el Mediterráneo y recalaba en Irlanda para colaborar en la consolidación del poder colonial británico. En principio se domicilió en Dublin, donde trabajó desde 1796 como secretario y contable de la Compañía estatal de minas; pasando en 1798 a ocuparse en las minas de Cronebane en el condado de Wicklow. Precisamente este fue uno de los epicentros de la rebelión, y el lugar donde los insurgentes irlandeses se abastecieron de pólvora.
Sin entrar en el papel que jugara George durante la rebelión de 1798 y su grado de simpatía por la causa de los insurrectos, no cabe duda de que era plenamente consciente de lo que significaba el juramento de los Irlandeses Unidos.
“…Haré todo lo que esté en mi mano para avanzar en la hermandad de afecto, en la identidad de intereses, en la comunión de derechos, y en la unión de la fuerza entre los irlandeses de todas las confesiones religiosas.”3
Más allá de referencias históricas, lo más probable es que le hablara a Fanny de la cercanía que existió entre su madre y algunos revolucionarios irlandeses como Archibald Hamilton Rowan [1751–1834]. Éste fue uno de los iniciadores de los Irlandeses Unidos, en 1791, y MW habría intimado con él en París, llegando a ofrecerle su residencia en Havre como refugio en la primavera de 1794.
En este sentido, Geroge Blood debió mencionar seguro a Charles Wollstonecraft, quien había pasado entre 1789 y 1792 en una casa familiar en Cork, Irlanda, donde puede que colaborara en asuntos políticos con Rowan u otros Irishmen.
Algunos datos apuntan en este sentido. Primero, que alguien se encargó de editar en Dublin el libro de Gilbert Imlay, The Emigrants, 1793, en cuya edición y composición sabemos que participó MW. Por otro lado, Hamilton Rowan tenía una imprenta a unas millas de Lyons, en Rathcoffey, donde se publicó el primer panfleto de los Irlandeses Unidos, el primero de 1793. Y finalmente, Charles colaboraría en diversos negocios con Rowan tras su llegada a Filadelfia en julio de 1795.
De allí marcharon a Wilmington, Delaware, donde montaron juntos un taller textil y una imprenta. Tras un comienzo prometedor, en el mismo otoño de 1797 en que murió MW comenzaron los problemas y Charles ya no pudo hacer frente a los gastos. En 1798 se enrolaría en el ejército.
“Es digno de señalar que el derecho divino de los diezmos nunca fue reclamado, dice un escritor francés, ni siquiera por el clero, durante este debate -abolición del vasallaje feudal-. Sin embargo, el año anterior, cuando se planteó la misma pregunta en el parlamento irlandés, se hizo mucho hincapié en esta idea gótica de su origen..”4.
Otro de quien seguro habló George a la joven Fanny fue de Edward Fitzgerald [1763–1798], aristócrata, militar y revolucionario irlandés que había tomado parte en la guerra de independencia americana y que moriría de forma trágica en 1798 a manos de las tropas británicas. Resulta que Fitzgerald había viajado por primera vez a París a finales de 1792, con la intención de buscar un primer apoyo a los disidentes irlandeses, siendo ayudado en esta tarea por Paine o por Brissot, amigos de MW.
Quizás le contó también que, al poco de llegar juntos Paine y Fitzgerald a París en noviembre de 1792, un grupo de americanos, escoceses, británicos y sobre todo irlandeses, se habrían reunido para fundar la Société des Amis des Droits de l’Homme. En el llamado Club Británico de París se encontraban varias decenas de irlandeses entre los que destacaban el estudiante del Colegio Irlandés de París Bernard Mac-Sheehy [1774-1807], arrestado en 1793 y que luego comandaría la primera expedición francesa en Irlanda, 1796.
También se cita a Thomas Ward [1748-1794], general del ejercito francés como lo era también Arthur Dillon [1750-1794], a su vez gobernador de la Isla de Tobago y quien unas semanas después sería el encargado de presentar a los miembros de la Convención un plan de invasión de Irlanda. Ninguno de los dos tomarían parte en las expediciones que se desarrollaron en 1796 y 1798, porque fueron guillotinados durante el Terror.
“I replied: “surely it is not the custom of Englishmen to receive strangers so inhospitably”. “I do not know”, said the man, “what the custom of the English may be; but it is the custom of the Irish to hate villains”5
Sin embargo, a aquella reunión o solo asistieron irlandeses entregados a la causa de la escarapela verde, sino también otros que disfrazados de patriotas, en verdad estaban a sueldo del Foreign Office británico.
Nos referimos por ejemplo al ex-cura Nicolás Madgett, profesor de filosofía residente en Francia desde 1770 y que oficialmente hacía de enlace entre los disidentes irlandeses y el Comité de Salud Pública; aunque en verdad estaba bajo la protección del oscuro Barère de Vieuzac, principal encargado de reclutar a los espías sobre el terreno, para neutralizar las iniciativas de los independentistas irlandeses y escoceses.
Blood seguramente le señaló para acabar, que la importancia y el simbolismo de este acto radicó en que fue el primer intento de promover un levantamiento contra la corona británica desde Escocia o Irlanda, con apoyo del gobierno francés. Pero estos planes, que -como leemos- no tardaron en viajar al otro lado del Canal, gracias a la labor del contra-espionaje inglés, que se servía de informadores sobre el terreno como el citado Madgett o un amigo de MW como John Hurford Stone.
“Que ese informe ha circulado impreso cuando el barco dejó Havre, no tengo ninguna duda; hubo tiempo también para que las noticias llegaran desde Havre a Londres; pero las atrocidades que se decía se iban a cometer son demasiados grandes para creérselas. Si las noticias fueran ciertas, la bancarrota nacional en Inglaterra sería la consecuencia..”6
No solo MW pudo asistir a aquel acto sino que ella y Edward Fitzgerald ya se conocían previamente, ya que MW había trabajado durante un tiempo en Irlanda, 1786-87, ejerciendo como institutriz de las hijas de Mary Fitzgerald, Caroline y Margaret, hermana de Edward.
Si bien MW admitió haberse sentido siempre bien acogida entre los dublineses durante aquella etapa como institutriz, decidió finalizar su contrato al no poder soportar el ambiente reaccionario de la casa de los Kingsborough; no sin antes trasmitir muchas de sus ideas a la pequeña Margaret, que llegada su juventud se afiliaría a la Sociedad de Irlandeses Unidos, 1798, para los que escribiría diferentes panfletos políticos. La devoción de Margaret por su mentora se prolongaría más allá de la muerte de MW, ya que pasados los años, seguiría manteniendo el contacto con las hijas de la familia Wollstonecraft-Godwin.
Cabe añadir que Margaret era hermana de George King, destacado unionista británico; y su decisión de dejar a su marido en 1803 tras enamorarse de nuevo le generó duras criticas, que le obligarían a marchar a Italia donde vivió con el nombre de Mrs. Mason y mantuvo el contacto con MS.
Además, MS leyó en 1817 varias obras del irlandés Thomas Moore, simpatizante de los Irlandeses Unidos, que perdió a algunos de sus amigos en la rebelión de 1798, y que luego fue biógrafo de Edward Fitzgerald. Moore fue amigo de los Shelley y un personaje muy popular por sus Irish Melodies, serie de canciones y poemas patrióticos irlandeses publicada desde 1808. Obra que algunos situaban a la altura del l’Allegro de Milton y que era venerada por Percy Shelley o Byron.
“..el viento que me alejaba de la odiada costa de Irlanda, y el mar que me rodeaba, me hizo entender que estaba en lo cierto, que no había sido un mal sueño, y que Clerval, mi amigo y mi querido compañero, había sido víctima del monstruo que yo había creado..”7
Por descontado, la influencia de MW no solo alcanzó a Margaret King, sino que sus escritos inspiraron a algunas de las primeras mujeres que militaron abiertamente en las United Irishwomen, entre las que contamos a Marta McTier o Mary Ann MacCracken.
Todas ellas tuvieron acceso al pensamiento de MW a través de sus libros y en especial a través de una de las revistas irlandesas con mayor recorrido, Walker’s Hibernian Magazine, que daba voz a las consignas de los Irlandeses Unidos y que siempre dedicó una parte de sus contenidos a temas de interés para sus lectoras, difundiendo las ideas de MW.
Más allá de nombres propios, queda claro que MW no se dedicó solamente a escribir y traducir textos en Francia, y menos aun los meses que pasó en la ciudad portuaria de Havre, centro de conspiración anti-británica; donde por ejemplo Thomas Muir [1765-1799], uno de los fundadores de los United Scotchmen, se embarcó desde allí rumbo a Irlanda en marzo de 1793, donde se reunió con el citado Rowan.
Al declararle Inglaterra la guerra a Francia, Wolfe Tone y su familia habían salido hacia el exilio, a América. Allí se estableció en West Chester, entre Filadelfia y Wilmington, Delaware, donde seguramente mantuvo el contacto con Charles y Rowan.
También Wolfe Tone eligió Havre para entrar en Francia a su regreso de los EEUU en febrero de 1796; a quien localizamos de nuevo en Havre en junio de 1798, donde esperó la noticia del estallido de la insurrección.
Influido por Paine, Volney, Wollstonecraft o Spence, Wolfe Tone fue uno de los revolucionarios irlandeses que dieron su vida en la Rebelión de 1798.
“¿No tiene un católico manos; no tiene un católico ojos, dimensiones, órganos, pasiones? Alimentado con la misma comida, herido por las mismas armas, curado por los mismos medios, calentado y enfriado por el mismo verano y el mismo invierno, que un protestante. Si nos pincháis ¿no sangramos? Si nos hacéis cosquillas ¿no nos reímos? Si nos envenenáis ¿no morimos? Si nos herís, ¿no nos vengaremos?..”8

Diversos errores determinaron el fracaso del levantamiento armado en Irlanda, en especial recurrir a un enfrentamiento directo con las tropas inglesas, mejor organizadas, armadas y alimentadas; y sobre todo, no haberse hecho con el control de la capital, Dublin.
El balance fue desastroso. Cerca de 30.000 personas murieron violentamente en la represión que siguió a la Rebelión de 1798, muchas más de las que fueron asesinadas durante el Terror jacobino. Y gran número de miembros o simpatizantes de los Irlandeses Unidos fueron deportados, enrolados a la fuerza o, como veremos a continuación, se exiliaron en el continente americano. De hecho se hablaba de una diáspora irlandesa en los EEUU compuesta de unos 40 mil exiliados por motivos políticos, buena parte de ellos asentados en Filadelfia.
Traspasando el sombrío umbral al que la historiografía relega a las mujeres rebeldes, la trayectoria de MW es el testimonio vital de una revolucionaria y una pionera del movimiento republicano irlandés.

Mary Shelley también mostró en sus novelas a protagonistas que se guían por la idea de la igualdad, entendida más bien como un estado elevado del desarrollo personal, que en clave política. Además, si los protagonistas masculinos ejercían esta igualdad, los femeninos se limitaban a exigirla.
Excepcional en este sentido es su novela The Last Man, 1826, que tantos paralelismos establece con Frankenstein, donde se recrean estos hechos históricos; ya que se desarrolla una invasión en la costa oeste de Irlanda, por parte de un contingente extranjero, quienes se unen a irlandeses y escoceses, y de seguido se monta una insurrección que es contenida por las tropas inglesas.
Y no fue la única. También adoptaría este mismo punto de vista en novelas como Valperga, obra llena de referencias a Irlanda y que fue editada por Godwin antes de su publicación. Éste enfatizó su trasfondo político republicano y la fuerza de los caracteres femeninos; en especial la Condesa Euthanasia, que gobierna Valperga sobre los principios de la razón y la sensibilidad. En definitiva, le dio forma de novela histórica, en defensa de la autonomía en el gobierno de las comunidades, frente a la presión de los imperios que encarna Castruccio.
“Gavaston acababa de ser expulsado por una confederación de nobles [..] Pero, en vez de haberlo exiliado sin bienes, como querían los barones, su jefe y señor el rey le había investido como gobernador de Irlanda, donde destacó en las victorias contra los rebeldes..”9
Todo era fruto de una serie de lecturas sobre el conflicto irlandés. Por ejemplo, para hacerse una composición de lugar sobre una Irlanda devastada por la guerra, Mary Shelley recurrió a Charlotte Smith, Letters of a Solitary Wanderer, que leyó en 1816.
Para entender su trasfondo histórico, recurrrió ese mismo año a The History of the Rebellion and Civil Wars in Ireland, 1702-4; 1719-20, de Edward Hyde. Y después a las memorias de Anthony Hamilton, católico de ascendencia irlandesa que hubo de exiliarse varias veces en Francia a mediados del s. XVII.
Tras haber analizado la cercanía de MW a la causa irlandesa y sondeado su influencia en algunas iniciativas coloniales en el continente americano protagonizadas por exiliados políticos británicos, mayoritariamente irlandeses, en esta parte final de nuestra trabajo nos detendremos unos párrafos en la presencia de Irlanda en Frankenstein, que aun hoy sigue descolocando a los estudiosos.
Aunque tiende a atribuirse a una cuestión anecdótica, si no residual de la trama, debemos decir que el nacionalismo fue uno de los hijos de la revolución francesa, y como no podía ser de otra manera, tuvo su reflejo en la primera novela de Mary Shelley, y no menor.



Para empezar, lo decimos no tanto porque Clerval muera en Irlanda a manos del monstruo; sino sobre todo porque el punto donde Víctor pisó tierra después de su larga travesía desde las Orkney, se identifica con las inmediaciones de Donegal, muy cerca de donde había nacido la madre de MW, Elisabeth Dixon.
No menos importante, es que este punto de la costa oeste irlandesa fue además, uno de los escenarios de las batallas navales de la frustrada invasión francesa de irlanda en 1798.
Por otro lado, Mary Shelley también se hizo eco de otro suceso político de alcance, como fue la influencia de los Irlandeses Unidos en los motines en la Royal Navy en junio de 1797. Así, en su novela Lodore, nos habla del capitan William Strange, marinero del Nore, juzgado por aquellos hechos; y parte de la trama se sitúa en una población costera imaginaria llamada Spithead.
“Yo ______ seré fiel hasta la muerte en la promoción de la Causa de la Libertad con Equidad, mientras quede cualquier probabilidad de promover su progreso.”10
No cabe duda que la aparición de Irlanda en Frankenstein esconde un trasfondo político, el cual debemos atribuir a que MW, como hemos visto, participó desde Francia en los planes para promover una movilización popular en Irlanda y estableció una estrecha relación con algunas de las figuras destacadas del primer republicanismo irlandés.
Este background anticolonialista lo compartía con su compañero Godwin, cuyo libro Justicia Política, había tenido bastante eco entre los obreros irlandeses y escoceses, que se asociaron desde 1793 en los clubes para comprar esta obra y leerla en reuniones societarias. Además, en su exitosa novela Las Aventuras de Caleb Williams, habría incluido referencias a la condición marginal de los irlandeses, considerados poco menos que unos parias en Inglaterra.
Tiempo después, Godwin sería invitado expresamente por destacados patriotas irlandeses a visitar la isla verde. Era el verano de 1800, justo en las semanas previas a la aprobación del Act of Union, una medida que suponía un castigo legal por las revueltas de los años anteriores. No solo se clausuraba el parlamento irlandés y se decretaba su anexión incondicional al Reino Unido; sino que Irlanda se convertía de facto en la primera colonia británica.
Prueba de su toma de posición por la causa irlandesa, es que el padre de Mary Shelley aprovechó para visitar algunos de los lugares en los que se había desarrollado la rebelión de 1798; y sus principales anfitriones fueron John Philpot Curran, que había sido uno de los abogados de los Irlandeses Unidos acusados de traición, o la citada Margaret King, por entonces aun Lady Mountcashell.
Un personaje que dejaría una fuerte impronta en MS, y a la que vemos reflejada en cierta manera en su novela The fortunes of Perkin Warbeck. Esta novela que se desarrolla parcialmente en Irlanda; nos presenta al personaje de Katherine Gordon, que sobrevive sin marido, apoyada en los valores de la amistad, la familia y la igualdad. Así lo hicieron también la citada Lady Mountcashell, o su amiga la pintora Amelia Curran, hija de Philpot Curran. Amiga de Percy desde 1810, se reencontraron en Roma en 1818, y fue ella quien pintó el último retrato en vida del poeta Shelley.
“..Los irlandeses, aunque medio desnudos y mal armados lucharon con una bravura desesperada. En vano, ya que el valor de las tropas de Henry era el mismo, y su disciplina y número superior..”11
Lo mismo podríamos decir de otros miembros de la familia como Percy Shelley, con quien el personaje de Clerval comparte muchas cosas. Incluso se apunta a que Daniel Nugent, pescador que aparece en la novela tras llegar Víctor a las costas irlandesas, se identificaría con Catherine Nugent, militante de los Irlandeses Unidos y gran amiga de Percy.
Ferviente admirador de MW y Godwin, Percy había tenido que ocultarse tras publicar su Discurso al pueblo irlandés, 1812, donde criticaba la política colonial británica. Y no fue la única vez, ya que igualmente defendería los derechos de los galeses en su primer poema importante, Queen Mab, 1813, que hubo de ser distribuido clandestinamente en el Reino Unido.
Su defensa se mantuvo en el tiempo, ya que en otro de sus poemas, Swellfoot the Tyrant, donde denunciaba mediante la sátira la situación en la que vivían las clases populares de Irlanda o Escocia, y la represión ejercida contra ellos cuando protestaban, directamente fue quemado por sedicioso en las calles de Londres tras su aparición en 1820.
“..Adieu, mis amigos! Que cada Sol que brille sobre vuestra verde Isla vea la aniquilación de un abuso, y el nacimiento de un Embrión de regeneración! Vuestros propios corazones se convertirán en santuarios de pureza y libertad..”12
Sin duda, las ideas emancipadoras surgidas con la ilustración y materializadas en las revoluciones americana y francesa, habían alentado las aspiraciones independentistas de escoceses, galeses e irlandeses; pero fueron estos últimos los que daban más miedo al establishment inglés. Podría afirmarse, parafraseando a Eliseo Reclús, que tras el estallido de la Revolución Francesa, Irlanda se convirtió en el águila que roía las entrañas del Prometeo británico.
En verdad, desde que el estado inglés había convertido a Irlanda en una de sus primeras colonias, 1596, con la subsiguiente resistencia de los nativos, se empezó a justificar este sometimiento en términos sociales, deshumanizados con el calificativo de traidores y criminales, raza aparte o manada humana.
Así, que desde la invasión de Cromwell, se había implantado en toda Irlanda el Tripallium, tres palos donde se ataba a una persona para ser azotada a latigazos -y etimológicamente, origen de la palabra trabajo-, que se convirtió en el instrumento de represión oficial del imperialismo inglés. Quizás por ello, la única vez que aparece la palabra Política en la novela, se produce en tierra irlandesa.
“I was ready to sink from fatigue and hunger; but,, being surrounded by a crowd;, I thought it politic to rouse all my strength, that no physical debility might be construed into apprehension or conscious guilt..”13
Más allá de los métodos represivos, se recurría con frecuencia al arquetipo de leñadores y aguadores, con el fin de situarlos en el escalafón más bajo de la sociedad, cercano a las bestias de carga. Una imagen que recogió Mary Shelley en Frankenstein, cuando la Criatura recolectaba víveres y madera en el bosque,y lo dejaba de forma anónima junto a la choza de los De Lacey.
El miedo al carácter ingobernable de los irlandeses, había generado en la sociedad inglesa una imagen racializada y criminalizada del colectivo étnico, pintándolos como una estirpe violenta e incivilizada que suponía una amenaza directa al orden interno de la sociedad inglesa. Era como tener al enemigo en casa, puesto que muchos de ellos eran emigrantes forzosos que se empleaban como mano de obra barata, si no forzada, en las principales ciudades inglesas.
Además, en los medios públicos de aquella época no solo se aludía al monstruo irlandés a modo de advertencia, sino que servía para señalar a aquellos que, como los miembros de la familia Wollstonecrat-Godwin-Shelley, se atrevían a solidarizarse con él.





Es en este sentido como deberíamos interpretar las caricaturas que proliferaron en la prensa conservadora inglesa a lo largo del siglo XIX, las cuales asociaban de forma recurrente a Frankenstein con el movimiento irlandés. Una imagen deformada de los irlandeses, la leyó en 1817 Mary Shelley en Poetry of the Anti-Jacobin. Cuando no a través de un autor conocido por MS como Edmund Spenser, dijo en alguna ocasión que los irlandeses ..parecían anatomías de la muerte; hablaban como los fantasmas que gritan desde sus tumbas.
“..Os sorprenderá encontrar en la última parte del párrafo que la Propuesta de Derogación se ha vuelto algo tan enormemente fuerte que hasta tengo miedo de mis propios mítines; que me sucede lo mismo que a Frankenstein, quien fabricó un espectro que acabó destruyéndole, y que he creado a un tirano que me gobierna..”14
Parece claro que Irlanda fue uno de los temas de interés de Mary Shelley, e incluso llegaron en algún momento a pensar en mudarse a residir allí Percy, Claire y ella.
Si acudimos al listado de sus lecturas antes y durante la redacción de Frankenstein, comprobaremos por ejemplo que Mary Shelley leyó a María Edgeworth, anglo-irlandesa como MW, de quien heredó su carácter crítico y una actitud feminista. También influida por Godwin, esta autora se especializó en novelas costumbristas irlandesas que no evitaban el tema del colonialismo inglés –Castle Rackrent, an Hibernian tale-; y llegando a situar la trama en el marco de las insurrecciones irlandesas de la década de 1790 –Ormond-.
Mary Shelley se interesó a su vez por otra escritora que se declaró seguidora de su madre, Caroline Lamb, que había sido amante de Lord Byron y cuya primera novela de 1816, Glenarvon, estaba ambientada en la rebelión irlandesa de 1798. La clave del éxito de su libro estuvo sin duda en el tono satírico que usó para criticar al gobierno inglés y en cuestionar la actitud mostrada por la izquierda inglesa ante el conflicto.
Debemos añadir también a Sydney Owenson, autora irlandesa admirada por Percy Shelley y a la que MS leyó con interés. Así mismo, en 1817 leyó a la irlandesa Alicia Lefanu, Strathallan, cuya acción se desarrolla entre Inglaterra e Irlanda.
“..Pero con los nativos del lugar, los pobres siervos irlandeses, era condescendiente y amable; pues los consideraba descendientes de aquellos valientes campesinos que tantas veces tuvieron que recuperar las batallas de sus antepasados..”15
Parece ser que muchos de los seguidores de Thomas Paine, como lo era la propia MW, mostraron interés en desarrollar el potencial cooperativo de la agricultura irlandesa puesta al servicio de los pequeños campesinos; lo que en cierta manera significaba revertir la política colonial inglesa desarrollada en Irlanda, basada en la expropiación de tierra comunales -cercado-.
Pero no solo abordaron la cuestión en términos políticos o económicos, sino que buscaron incorporar a su proyecto comunitario un trasfondo identitario, para lo cual sentaron las bases de una especie de comunismo celta.




Para configurar el mito de origen, que siempre buscan referentes simbólicos en la antigüedad, lo más alejada posible, recurrieron a los relatos heroicos de trasfondo pastoril de la historia gaélica, un pasado remoto en el que extraer patrones de equidad social.
Prueba de ello es que también Godwin, al dejar el sacerdocio disidente en 1783 y mucho antes de publicar su Political Justice, se sintió atraído por cierto primitivismo cultural. En concreto, sacó a la venta un libro que durante mucho tiempo se creyó desparecido, Imogen, a Pastoral Romance. Las influencias de esta obra no solo se hallan, como cabría esperar, en el noble salvaje de Rousseau, sino también en la lectura de la saga de leyendas celtas de Joseph Macpherson –Ossianic poems– y en su interés por la poesía galesa tradicional.
Mary Shelley trasladó estas ideas de sus progenitores a Frankenstein, básicamente a través del personaje de Henry Clerval al que se presenta como un enamorado de la cultura céltica, cuyas lecturas favoritas consistían en libros de caballería y viejos romances.
Así mismo, algunos de los temas predominantes en la poesía de Shelley, como la desolación del exilio, las descripciones de la naturaleza, o la nostalgia por una gloria pasada a la vista de unas ruinas, también son recurrentes en las elegías celtas. Aprovechamos en este punto, para señalar que los Druidas celtas solían retirarse a grutas, bosques oscuros, montañas y arboleda. Templos druídicos como los localizados en las Orcadas.
El modelo que pudo servirle de inspiración a Mary Shelley encajaría con el folclorista escocés John Pinkerton [1758-1826], quien parece que frecuentaba la casa de los Wollstonecraft-Godwin desde 1797. De hecho, en 1816 Mary Shelley leyó una de sus obras titulada A General Collection of the best and most interesting Voyages and Travels in all parts of the world, 1807-14.
Así mismo, leyó en 1817 la edición original de Northern Antiquities, traducida del francés por el clérigo y folclorista irlandés Thomas Percy, donde incluía referencias a la mitología y la poesía de los antiguos pueblos celtas.
Así, en 1815, Mary Shelley había leído la novela de Robert Paltock, The Life and Adventures of Peter Wilkins, a Cornish Man, 1751; donde el protagonista pertenecía al grupo étnico celta radicado en la región de Cornwall antes de la conquista romana.
Uno de los viejos conceptos que le suscitaría interés fue el de la metempsicosis, temática que sería retomada por Mary Shelley en su obra The Transformation, 1831, donde presenta un extraño caso de identidades mezcladas.
“Los Druidas enseñaron, y las naciones Celtas creyeron, en la Metempsicosis o la transmigración del alma de unos cuerpos a otros. Eso lo contó el propio Cesar, que trató mucho con ellos y los conocía bien..”16
Entre las claves celtas de Frankenstein, podríamos citar que la obra esta impregnada de visiones proféticas y milenarismo, tan propias de la que es una de las tradiciones populares más antiguas de la humanidad.
Incluso el propio Eschilo, autor de la versión griega de Prometeo, partió de la mitología celta para componer su famosa obra; y de hecho, el nombre de Prometeo viene de Fronne Thent, que significa divinidad bienhechora.
En esta línea, podemos remitimos a los pasajes de la novela de MS que se desenvuelven en las Islas Orkney, añadiendo que estas islas podrían corresponder al Reino de los Pictos, origen histórico de los celtas escoceses.

Así mismo, se alude en otro momento a los hiperbóreos, un mito que al parecer tiene paralelismos con una leyenda de los celtas irlandeses, los Tuatha Dé Danann, que llegaron a Irlanda tras el naufragio de su civilización situada en alguna isla situada más al norte.
Además, en tanto que la propia autora admitió en 1819 que su Frankenstein era en verdad una defensa de Polifemo, podríamos remitirnos a las interpretaciones del mito que mostraron a Polifemo casado finalmente con Galatea, y uno de cuyos hijos fue llamado Celto, epónimo de los Celtas.
“I felt as if I was relieved from a heavy weight, when the packet sailed with a fair wind from Ireland, and I had quitted for ever the country which had been to me the scene of so much misery..”17
Uno de aquellos viejos poemas ingleses, con claras reminiscencias célticas e incluso irlandesas, que se podría emparentar con Frankenstein sería Beowulf.
Aunque las diferencias sean abismales, por ejemplo en el lenguaje, Mary Shelley partió en cierta manera de la literatura caballeresca medieval, pero actualizando el tema de la dualidad humana a la realidad social de principios del siglo XIX. En este caso, los protagonistas principales se ven forzados a enfrentarse con una sociedad que les rechaza, y se invierten los papeles, ya que ahora el monstruoso humanoide es quien saldría moralmente victorioso.
Por un lado tendríamos a Víctor, que en ciertos aspectos se asemeja al héroe Beowulf, ya a ambos les puede el orgullo; y acaban convertidos en seres irracionales y egoístas dominados por sus propias contradicciones.
Y por otro están los paralelismos entre el monstruo de Frankenstein y Grendel, ya que ambos eran miembros de la misma progenie monstruosa de Caín, y hasta llegan a utilizarse las mismas expresiones para referirse a ellos –Lulling, Demon o Making Mock-. Así mismo, Grendel suele ser descrito como un monstruo o un gigante del que no se acaba de concretar su aspecto físico, más allá de su supuesta deformidad, como le sucede al monstruo de Frankenstein.
En términos más profanos, las dimensiones físicas del monstruo que medía 8 pies de alto, unos 2 metros y medio, pudieron tomarse de famoso gigante irlandés Patrick O’Brien, que murió a mediados del siglo XVIII, y cuyo esqueleto se conservaba en la Hunterian Collection de Londres.
“Grendel, el monstruo espantoso, se detuvo ante la escalera del castillo de piedra, andando hacia la puerta, la cual hundió con sus puños de fuego, quemando, en su cólera, la entrada de la casa; se precipitó en seguida a través de la sala multicolor; un relámpago malvado despedían sus ojos, semejantes a dos llamas..”18

Volvemos al final de este trabajo a aquella decisiva charla que mantuvo Georges Blood con Fanny Imlay en el verano de 1816, que de alguna manera que aun se nos escapa, precipitó los acontecimientos en la familia Godwin.
Impresionada por lo que había descubierto sobre las circunstancias que rodearon su nacimiento en Havre en mayo de 1794, una de las primeras cosas que hizo Fanny cuando los Shelley volvieron de su viaje a principios de septiembre, fue visitar un par de veces a su hermanastra Mary en Bath, donde se habían instalado.
Allí la puso al corriente de sus planes para viajar a Dublin con sus tías maternas, donde tenían previsto abrir una escuela; y por supuesto, todo lo que le había contado el amigo de su madre. Pero sorprendentemente, Fanny se suicidaría en Bristol un mes después por motivos no aclarados, dejando una nota..
“Durante mucho tiempo me he convencido de que lo mejor que podía hacer era poner fin a la existencia de un ser cuyo nacimiento fue desafortunado y cuya vida solo ha sido un dolor permanente para aquellas personas que han dañado su salud al tratar de promover su bienestar. Tal vez escuchar de mi muerte te causará dolor, pero pronto tendrás la bendición de olvidarte de que tal criatura alguna vez existió..”19.
Resulta desconcertante el silencio que se impuso en la familia sobre el asunto, siendo enterrada anónimamente su cuerpo mientras que a familia y amigos se les decía que Fanny había muerto de una enfermedad sobrevenida de camino a Irlanda.



Más allá de las razones de este suicidio, queda claro que esta sucesión de acontecimientos inesperados tuvo una indudable influencia en la gestación de Frankenstein, que con frecuencia se pasa por alto. Si la pesadilla que tuviera la autora de Frankenstein en Villa Diodati en junio de 1816 se considera el detonante de la novela, las impactantes revelaciones de Blood sobre la vida de MW durante su conversación con Fanny Imlay a finales de agosto de ese mismo año, se convirtieron en el hilo del que tiró la autora para tejer su obra maestra, que comenzaría a escribir de forma compulsiva justo entonces.
De hecho, fue después de esta conversación con su hermanastra, cuando la autora introdujo en la estructura de la novela al personaje de Walton, que no aparecía incluido en el primer esbozo de la obra redactado durante su viaje por Europa.
Da que pensar, que si la novela se basa en las cartas que Walton envía a su hermana, Margaret Walton Saville cuyas iniciales coinciden con las de Mary Wollstonecraft Shelley, el explorador Walton representaría a Fanny Imlay, como testigos y mensajeros del relato. Curiosamente, la correspondencia de Mary Shelley que ha sobrevivido de 1816, puede tomarse como un ensayo de otro libro de viajes que compilaría en breve, History of a Six Weeks Tour through a part of France, Switzerland, Germany, and Holland. Allí se incluyeron, palabra por palabra, las cartas que había enviado a Fanny durante el viaje.
“Subo a un barco con la misma indiferencia con que cambio de caballos; y en cuanto al peligro, venga cuando pueda, no lo temo lo suficiente como para tener miedos anticipados..”20
Decía Voltaire, que para profundizar en cuestiones históricas era más relevante saber lo que la gente piensa, que intentar comprender su conducta. Y esto último es lo que ha pasado con la mayoría de estudios sobre MW, a quien se suele presentar como una radical venida a menos por cuestiones sentimentales y, en el mejor de los casos, como alguien que prefería el trabajo literario a la movilización política.
Error. Por lo que hemos visto en los apartados anteriores y confirmaremos aquí, ésta es una imagen impropia que se ha generado a partir de lo que se dijo de ella, más que de su biografía, de la que aun faltan por conocer datos fundamentales, entre ellos casi todo lo relacionado con su estancia en Francia.
Llegados al final de nuestro trabajo, esperamos que cuando se vuelva a hablar de Frankenstein como novela autobiográfica y se recurra a la madre de la autora, cuanto menos el tema no se despache aludiendo a la ausencia de una figura materna.
NOTAS:
- 1WOLLSTONECRAFT, Mary: An historical and moral view of the origin and progress of the French Revolution and the effect it has produced in Europe. Londres, 1794, p. 355. También, Linebaugh-Rediker: La Hidra de la Revolución: Marineros, esclavos y comuneros en la historia oculta de Atlántico. Traficantes de Sueños, Madrid, 2022, pp. 171-175, 400.
- 2SHELLEY, Mary: The last man. Vol 2. Londres, 1826, p. 299.
- 3JURAMENTO de los Irlandeses Unidos, 1791.
- 4WOLLSTONECRAFT, Mary: An historical and moral view. Ob. Cit, p. 322.
- 5SHELLEY, Mary: Frankenstein, or, The modern Prometheus. Londres, 1818, Tomo III, p.61.
- 6NATIONAL Gazette 09-02-1793.
- 7SHELLEY, Mary: Frankenstein. Ob. Cit, Tomo III, p. 88. También, Wollstonecraft, Mary: Original Stories of Real Life, 1788.
- 8WOLFE Tone, William Theobald: The Life of Wolfe Tone. Dublín, 1998, p. 294.
- 9SHELLEY, Mary: Valperga, or, The life and adventures of Castruccio, Prince of Lucca. Vol. 1. Londres, 1823, p. 72.
- 10REPORT from The Secret Committee of the House of Commons of Ireland, junio 1797, en Hurst: Influence of the United Irishmen on the Mutinies at Spithead and Nore. Masters Theses, Eastern Illinois University, 1961. La cita se refiere a la nota encontrada a uno de los cabecillas en el motín del Spithead, Robert Johnson, vinculado a los Irlandeses Unidos. También, The Quarterly Review, January 1818, p. 381.
- 11SHELLEY, Mary: The fortunes of Perkin Warbeck, a romance. Vol. 1. Londres, 1830, p. 137.
- 12SHELLEY, Percy: An address to the Irish people. Londres, 1812. p. 20. Uno de los relatos cortos de Mary Shelley, The Mourner, el cual se desarrolla en Irlanda, añadía referencias personales a la desaparición de Percy Shelley, e incluso a la de Byron.
- 13SHELLEY, Mary: Frankenstein. Ob. Cit, Tomo III, p. 88..
- 14DECLARACIONES de Daniel O´Conell en un mitin en Dublin, en The New York Herald 06-11-1843. Ver, Linebaugh-Rediker: La Hidra de la Revolución. Ob. Cit, pp. 71-73, 87. También, Bowers: The Irish orators, a history of Ireland’s fight for freedom. Dublin, 1916, p. 450.
- 15OWENSON, Sydney: O’Donnel, a national tale. Londres, 1815, Vol. II, p.92.
- 16MALLET: Northern Antiquities. Or, An Historical Account of the Manners, Customs, Religion and Laws of the ancients Scandinavians. Londres, 1847, p.13. Uno de sus relatos cortos de estilo gótico publicado en 1833, The Invisible Girl, también se desarrolla en Wales, concretamente en un peñasco en el mar, entre Wales e Irlanda.
- 17SHELLEY, Mary: Frankenstein. Ob. Cit, Tomo III, pp. 87.
- 18BEOWULF: Poema aprox. siglo X.
- 19NOTA de Fanny Imlay, 10 de octubre de 1816. Aunque se dice que Fanny Imlay nada sabía de las andanzas de su padre, entre 1808 y 1812 los Godwin recibieron varias visitas de Aaron Burr, ex-vicepresidente de los EEUU ligado a Jefferson e interesado en la expansión al oeste como Gilbert Imlay. También pudo informar a Fanny y Mary sobre las aventuras de su tío Charles, que entonces era militar y frecuentaba los mismo entornos políticos que Burr.
- 20WOLLSTONECRAFT, Mary: Letters written during a short residence in Sweden, Norway and Denmark. Londres, 1796, p. 106. No existen apenas datos sobre la relación entre las dos hijas de MW. Godwin se desentendió de las labores de crianza, recurriendo primero a Lady Mountcashell, a la que pidió consejo, y luego a una de las hermanas de MW, que tuteló a Fanny hasta los 13 años siguiendo sus principios pedagógicos, momento en que fue enviada a Gales, al igual que su hermanastra lo fue a Escocia.







